Jesús Millán Muñoz.- ¡Qué es un poeta sino alguien que es un metapoeta! ¡Alguien que en lo común percibe lo extraordinario, y, en lo extraordinario lo común! ¡Alguien que mira y no sabes lo que ve!
Desde hace veinticinco siglos, al menos, estamos intentando averiguar la esencia del poema. Del verso. En definitiva, de la palabra que se convierte en imagen y metáfora del interior y del exterior. Todo es poesía, siendo no-todo-poesía. En todo se puede intentar analizar y esencializar lo pequeño y lo grande. Los humanos se mueven con la poesía. Frases cortas y pequeñas, de uno o diez arados-versículos, que se mezclan y entremezclan. Y, quieren explicarte cosas de la realidad, y, lo denominamos aforismos prosaicos y ensayísticos y filosóficos. O frases cortas religiosas y espirituales y, los llamamos revelaciones de la interioridad o desde la exterioridad. O frases cortas que vienen del corazón humano, con la autoridad humana, y, los denotamos poemas, versos sueltos. Vivimos y existimos en los versos. Actualmente son los eslóganes de publicidad y propaganda y política. Pero siempre la frase corta.
Todo está lleno de palabras, dicen muchos, todo está lleno de imágenes, dicen otros. Pero la realidad, es que todo está lleno de frases cortas, con distinta nombre, que a su vez, son palabras e imágenes. Desde la antigüedad, los humanos tenían que memorizar ideas y conceptos de miles de temas, y, la frase corta, verso o no, era el instrumento más fácil. No existía el papel, no existía la imprenta, no existía la máquina de escribir, no existía el libro de papel, no existía la informática. La solución es la frase corta, y se crean los primeros poemas religiosos, los primeros códigos legislativos, los primeros poemas personales, los primeros tratados filosóficos, los primeros ensayos sobre protociencia…
El poeta, ahora, un poco olvidado, Luis Cernuda, en este viaje-periplo mental-conceptual que estamos haciendo por el articulismo de esta Piel de Toro, publicó una columna titulada: El espíritu lírico, en El Heraldo de Madrid, el 21 de enero de 1932, en el que intenta analizar-esencializar-describir el espíritu de la palabra-frase-idea-imagen-concepto que es o que sea la poesía. No es aquí el lugar de mencionar teorías de la literatura, teorías de la estética, teorías de la poética, teoría de la poesía porque diríamos que la poesía como todo lo humano es un espejo, nos vamos reflejando en ello. Llegamos a una frontera, y nos alejamos un poco más, en un espacio más amplio, en un tiempo más amplio. La poesía ahora, también será lo que hagan los sistemas informáticos, y, no solo los humanos de carne y sangre y neuronas…
Existe un error con la poesía y con el poeta y poeto y poetiso y poetisa. Que a unos, les ponemos todos los laureles, y, a los otros, algunos hojas secas y resecas atadas con una cuerda vieja. A unos, los elevamos al Parnaso del parnasianismo eterno de la poesía egregia y excelente y notable, y, a otros, pasan sus vidas, con sus versos regalándolos de un lugar a otro, sin que nadie, les diga, hijo/hija es un buen poema. A unos, toda su producción es excelente o genial, en otros, no llegan a tener ni un verso excelso-genial de un poema, de cientos que hayan fabricado en el arado de su corazón y sus ojos y su conciencia. Como en todo lo cultural, unos son los llamados y otros, los que van de comparsas, tocando flautas y tambores, esperando les inviten a la cena de gala de la gran poesía, y, otros, siempre se quedan fuera, e el patio del colegio esperando entrar…
Pienso que un “regular” poeta puede crear-ingeniar-imaginar un gran poema, que podría perdurar durante siglos, si le diésemos cancha, si tuviésemos otra mentalidad, y, un “genial” poeta, también realiza poemas que podrían haber sido confundidos con terrones de piedras sin azúcar. Pienso y opino, que la mentalidad deportiva y competitiva de siglos, se ha instalado en todo. Incluso en el corazón de los humanos que intentan descifrar misterios y enigmas de la realidad con palabras e imágenes y conceptos y metáforas y rimas y versos. Este es un gran error en la poesía, de ahora y de siempre. A unos se les va ascendiendo por las escaleras y llegan a las cumbres, y, otros, siempre se quedan mirando debajo en los congresos-jornadas-conferencias de la poesía, esperando que venga el príncipe azul y les otorgue un beso y los asciendas de valía-categoría-estima…
Estimo que la esencia de la poesía está en cada poema, sea considerada genial o mediocre. Cada poema es el intento de un corazón humano de intentar alcanzar la esencia de algo, la verdad y la bondad y la belleza y la racionalidad. Es intentar en ecuaciones de palabras insertando algo de lo que somos y hacemos, algo del corazón alegre con la flauta, algo con el corazón lleno de sangre con los ojos y la nada y/en/con el todo y la parte.
Hoy, que tantas cosas buenas y menos buenas existen, quizás la poesía podría ser un pequeño foco de luz para los humanos. Utilicemos este instrumento para la esperanza. Descifremos el misterio de la poesía, que es solo la expresión de un ojo que mira a su ojo interior, y al otro ojo exterior… al ojo de la naturaleza, al ojo de lo humano, al ojo de las palabras, al ojo de los números, al ojo del cosmos, al ojo de Dios… ¡Recordemos también a Cernuda, que también tuvo un ojo con el que miró el mirar…!