Ciudad Real: Medio millar de personas participan en la vigilia “María, luz del Perchel”

Eduardo Muñoz Martínez.- Lo adelantábamos hace unos días. Este año se ha retomado, pasada la pandemia, la tradición del «Rosario de la Aurora», que en los próximos días del mes de mayo partía de la Parroquia de Santiago. Pero se ha retomado con otro horario y con otro formato. Una vigilia de oración en la Plazuela y, como «rúbrica», la espléndida actuación de los grupos folclóricos que interpretaron, no podía ser de otra manera, el Mayo a la Virgen, y otros de sus repertorios. Los grupos folclóricos participantes fueron María José Melero y Nuestra Señora Del Prado.

Aproximadamente quinientas personas oraron, cantaron y veneraron a la Santísima Virgen, en lo que bien se puede tildar como una «advocación» que abarca a toda la «universalidad» del Barrio, «María, Luz del Perchel», destacando la numerosa presencia de jóvenes, por parte de las cuatro hermandades.

De forma intercalada con cantos tales que «Hágase, Señor, en mi Tu voluntad», «María, la Madre buena», «María, mírame», «Bendigmos al Señor», «Santa María del Camino», «Mi Dios está vivo», entre otros, se fueron rezando los»Misterios Gloriosos», del Santo Rosario, con sus meditaciones, tomadas del Evangelio de San Lucas, de Marcos, de Hechos de Los Apóstoles, y del Apocalipsis. Los encargados de su proclamación fueron diversos cofrades de las distintas hermandades enclavadas canónicamente en la Parroquia: La Santa Cena y el Dulce Nombre, El Ecce-Homo, el Cristo de La Caridad y Nuestra Señora de Los Dolores. Tras el rezo de las Letanías de la Virgen se interpretó la Salve Regina.

Sin duda, ha sido la Plaza un «templo en la calle». Con las imágenes fuera, presidiendo, pero de un modo sencillo, sobrio, instaladas sobre un pequeño escenario, y la Virgen del Dulce Nombre haciendo un breve recorrido, durante el cual se han dado testimonios personales que, obviamente, han puesto «el bello de punta», por parte de, además del sacerdote Antonio Ruiz, de Javi, de la Santa Cena; Viví, por el Ecce-Homo; Irene, por la Hermandad de la Dolorosa, y una Hermana de la Cruz. Guardamos su intimidad, por respeto a ellos y ellas.

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