Cada año, en nuestro país, más de 100.000 personas adquieren un daño cerebral con el que deben convivir. La mayoría de los casos, cerca de un 80% son debidos a accidentes cerebrovasculares, sobre todo los ictus.
Estos datos hacen visible una realidad, la del daño neurológico adquirido o sobrevenido, que ocasiona secuelas físicas, sensoriales, cognitivas y conductuales, a la que trata de dar respuesta la Fundación Centro de Recursos Sociales (CERES), entidad que cuenta, un año más, con el apoyo de la Fundación Globalcaja Ciudad Real para poder llevar a cabo los servicios de atención social y sanitaria, que contribuyen a mejorar la calidad de vida de las personas afectadas por esta patología.
El presidente de la Fundación Globalcaja Ciudad Real, Rafael Torres, ha querido felicitar a la Fundación CERES que este año cumple su 25 aniversario, “son 25 años prestando servicios más que necesarios”, en este caso, por ejemplo, pensando en las personas que sufren un ictus y que si reciben una atención adecuada consiguen recuperar parte de su autonomía, ha incidido Rafael Torres.
La Fundación CERES no solo atiende a personas con daño cerebral, sino que extiende su ámbito de actuación a las adicciones o la dependencia, mediante otros centros como una comunidad terapéutica o un centro de atención y prevención de la dependencia.
“Si hay una entidad comprometida con las personas y el territorio es Globalcaja, por eso no podemos dejar de estar al lado de quienes han manifestado sobradamente su compromiso social durante tanto tiempo y este es el caso de CERES, entidad que nació para ayudar a la gente y que ha seguido fiel a su vocación”, ha recalcado Rafael Torres.
El compromiso de la Fundación Globalcaja se ha materializado con la firma de un convenio de colaboración con la presidenta de la Fundación CERES, Antonia Valverde, en virtud del cual la entidad colabora en el sostenimiento del Centro de Día de CERES que actualmente atiende a unas 35 personas con daño neurológico, que reciben tratamientos de neuropsicología, fisioterapia, logopedia o psicología, y herramientas de terapia ocupacional que les hacen posible su adaptación a la vida diaria y autonomía.
Además, el servicio se extiende a las familias, imprescindibles en el proceso terapéutico que se sigue con las personas afectadas. Aquí, encuentran un servicio de escucha y desahogo emocional, que les resulta de gran ayuda.