Mestanza perpetúa el pastoreo tradicional del Valle de Alcudia con un monumento escultórico en la Plaza del Calvario

El kilómetro cero de Mestanza y, por extensión, el de toda la comarca del Valle de Alcudia, ya tiene el referente que ha venido caracterizando este territorio durante siglos, el del pastoreo tradicional y el del destino para rebaños de otras latitudes del país.

El pasado sábado se inauguraba una obra esculturalmente moldeada en barro pero que se perpetúa en bronce desde la Plaza del Calvario para la posteridad y para hacer memoria como monumento de un pastor y trashumante, acompañado del fiel compañero cánido.

Figura que mira, receptiva y plena de sabiduría popular, a las lontananzas norteñas desde un estrado de mampostería a cuyas espaldas se pueden admirar dos enormes murales, el de un chozo tradicional de pastor retratado en el municipio y el de una panorámica de la población mestanceña con sus copatronos, san Pantaleón y la Virgen de la Antigua.

Sueño vislumbrado años ha por el alcalde, Santiago Buendía y hecho realidad con el oficio artesano del escultor Carlos Guerra del Moral, compartiendo ambos el acto, ante decenas de asistentes, con la escritora Aurora Rey, que rubricó tanto sentimiento con sus palabras.

Buendía justificaba este proyecto, que ve la luz con financiación de fondos europeos, “en el marco de la Estrategia de Desarrollo de Mestanza y el afán por hacer del municipio un destino turístico, por sus diversos atractivos paisajísticos, etnográficos, geológicos y otros”.

También por los relacionados con el arte prehistórico de abrigos que atesoran pinturas de hace miles de años. Por tanta historia, entre los invitados asistentes cabe también referir a Alfonso Caballero Klink, Antonio Carmona, Alfonso Martín y Félix Núñez.

Y más allá de su pertenencia al Parque Natural o al Geoparque, “este pastor de Alcudia que encarna también a aquellos otros trashumantes de Soria, Segovia o Cuenca reflejan la gran trayectoria pastoril que ha tenido y tiene Mestanza”, puntualizaba Buendía.

El alcalde aludía a los últimos trashumantes del país que recalan en el municipio, los hermanos Cardo, presentes en el acto, y a esas vías pecuarias, caminos públicos y senderistas, rutas que “presentamos como territorio para disfrutarlas a pie o en bici”.

También alabó la labor del artista almodovareño autor del conjunto, “alguien de la tierra, alguien cercano y que conoce el territorio”, por lo que ve muy acertada la concepción y ejecución de un monumento que contribuya a “identificar Mestanza y sus 370 kilómetros cuadrados en el mapa y a marcar este cruce tan nuestro de caminos y de vías pecuarias”.

Guerra del Moral, sobre este particular, indicaba que su objetivo era crear una “obra emblemática para el Valle de Alcudia, que representa una de las señas de identidad y de cultura propia como es la trashumancia y el trasvase de vivencias y mestizaje de gentes”.

Además, aprovechando el amplio emplazamiento donde ha sido colocado y que cuenta con rampa accesible, “hemos buscado un modelo grande al que no le falta detalle, entre zurrón, polainas y apoyado en un bastón”, junto a ese perro “amigo colaborador”.

En lo que es su primera obra escultórica sobre el Valle de Alcudia, algo que en lo personal le entreteje de “orgullo y nervios”, Carlos ha buscado un realismo sobredimensionado para que sirva también al turista de composición para hacerse y llevarse foto de recuerdo.

Asimismo, el alcalde tenía enorme gratitud para quien ejercía de madrina del momento con su cálido, certero y precioso relato con que introdujo a todas las personas presentes en todo cuanto entraña y simboliza el pastor y su perro.

No en vano, la también paisana del escultor, más allá del embellecimiento urbano al que contribuye, significaba se “abre una página que engrandece el Valle de Alcudia y es un morral que lleva implícitos miles de detalles, sueños, apellidos, gastronomías,…”.

“El trashumante va a portando toda su esencia a través de las cañadas que atraviesa y al regreso lo envuelve de todo lo que ha encontrado. Un ir y venir que hace del pastor una figura muy importante, es nuestra esencia, nuestra cultural y nuestras raíces”.

Reconociendo que es el ser humano “que pasa largas horas en silencio hablando con la naturaleza, hoy lo llamarían ecologista pero es mucho más: es un enamorado de la Creación, conocedor del cielo se convierte en meteorólogo y escribe cabañuelas; es un gastrónomo que debajo de una encina inventa mil recetas; es un músico que crea instrumentos con un trocito de palo o un hueso de animal y saca notas musicales”, dijo.

Tras estas intervenciones fue momento en que alcalde y primer teniente de alcalde, José Antonio Nieto, descubrieron las esculturas y los murales, bendecidos acto seguido, con oración y agua bendita, por el párroco de Mestanza, Félicien Harindintwari.

Cabe referir además la presencia de otros alcaldes de la comarca y de la provincia y, entre ellos Pablo Toledano quien, en su papel de presidente de la Asociación para el Desarrollo Sostenible del Valle de Alcudia, quiso valorar esta inversión en términos turísticos.

“Felicitamos a Santiago por iniciativas como ésta porque por Mestanza, en el Valle de Alcudia, pasan numerosas vías pecuarias y este homenaje a la vida económica que ha sido y es también futuro, al pastoreo, engarzado con el turismo es para reconocérselo”, refería.

Y para completar con el mejor sabor de boca, desde el cercano Bar Los Arcos, conforme a lo previsto por el Ayuntamiento, se invitó a los presentes a compartir dos de las recetas más típicamente pastoriles, como son las migas y las gachas, junto a la preceptiva bebida.

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