Natividad Cepeda.- Ninguna persona puede elegir ser hombre o mujer al nacer. Nacer y existir en medio de una sociedad determinada ha marcado, no sólo la existencia humana, también el curso de la Historia. La situación cultural de las mujeres a través de la Historia conocida y aceptada como verdadera no hay que olvidar que ha estado escrita por los hombres, porque las tribus, clanes, naciones y países de los estados han sido dirigidos, mayoritariamente, por hombres, con sus aciertos y errores, vicios y virtudes. Por ello las narraciones que han llegado hasta nosotros y siguen editándose en los soportes actuales tienen un número mayor de hombres al compararlo con el número de mujeres a través de los acontecimientos históricos.
No es éste un libro para narrar sobre el camino denigrante en demasiados periodos de las civilizaciones que ha recorrido la mujer. Tampoco es un libro con el sello del feminismo imperante en el siglo que vivimos; el XXI. Feminismo supeditado a las consignas de unas determinadas ideas políticas por lo que al ser partidistas no siempre se es neutral en la defensa universal de la mujer. Es un libro para hacer visibles a mujeres en la cultura y en la sociedad. Esta sociedad que sigue relegando al ostracismo a la mujer también en estos campos de la cultura. No es extraño, ya que provenimos de sociedades patriarcales desde la clásica Grecia y sus filosofías que son nuestros ancestros occidentales. Pero las sociedades, todas ellas, no podrían existir sin la mujer. Sin esa unidad natural, hombre – mujer, nada puede coexistir. Más si se ha anulado en ese camino unido a la mujer, por lo que no ha podido acceder a la cultura y la preparación que desde antiguo, por ejemplo, la escuela de Platón, si accedía el hombre.
La cultura es como la agricultura hay que conocerla e incrementar su eficacia para prosperar y poder sacar los frutos de la tierra con el conocimiento de la investigación y de la tecnología. Sí, se vetó a la mujer en esos campos de la formación y durante milenios y siglos fue considerada inferior. Es un lastre que ha impedido avanzar en igualdad de condiciones con su compañero de vida, el hombre.
Culturalmente hay ahora, y ayer, un ejemplo viable para mis afirmaciones en las diversas antologías o libros, que constituyen la elección de autores por sus obras literarias, el número de autores sigue siendo mayoritariamente masculino. También lo es en instituciones académicas por ejemplo, la Real Academia de la Lengua Española es un reino de hombres: actualmente hay 46 académicos de número que son hombres y 8 que son mujeres.
Volar es un riesgo, y para dejar de ser invisibles en nuestra cultura hay que demostrar que existieron mujeres que creyeron en su valía y apostaron por ellas mismas, y para nada fue fácil situarse en esos lugares. Por las páginas de este libro hay 42 escritores y escritoras que muestran la trayectoria de algunas mujeres, pocas son, pero es un principio de desterrar la exclusividad masculina en la cultura, también en las diferentes religiones conocidas de la sociedad universal de todos los tiempos. Y por descontado en la política, donde la mujer ocupa escasos puestos entre los líderes mundiales.
Mujeres en la cultura de una región donde la mujer no ha sentido autocompasión por ella misma a pesar de tanta oposición a dejarla en libertad para desarrollar su capacidad de elegir y de equivocarse. No hay que discutir sobre el pasado pero sí hay que educar para el presente y para el futuro. Y en ese viaje del intelecto, tan imprescindible para la convivencia, la educación y la cultura son puentes para cruzar el río revuelto de la vida. Actualmente el número de universitarias es superior el de mujeres, también lo es en las aulas de los diferentes ciclos de primaria y secundaria pero esa numeración se nos cae cuando persisten las jerarquías de antaño.
En redes digitales hay mujeres poetas, escritoras, periodistas, pintoras, científicas… mostrando su creación a diario y me sorprende que además de la publicación de más de 80,000 libros anuales donde hay muchos nombres de mujeres y, se vendan más de dos millones de ejemplares sea escasa la relevancia femenina en los portales de críticas y comentarios literarios. Como lo es también en los premios de cuantía en certámenes literarios de pintura, arquitectura, escultura y una larga lista de profesiones donde solo hay sombras veladas de nombres de mujeres.
Nos acompañamos unos y otras, en esta singladura diaria de transitar sorteando tristezas y alegrías, triunfos y fracasos, y en ese aprendizaje, nada fácil, personalmente prefiero caminar unida a hombres y a mujeres en contra de los grupos unitarios de mujeres solas.
Conozco las dificultades que entraña pero no concibo la sociedad dividida a pesar del largo periodo de segregación a la que se nos ha sometido a la mujer. Es la primera edición de un libro, desde que formo parte de la Asociación de Escritores de Castilla-La Mancha, donde por primera vez se escribe exclusivamente sobre mujeres y, aunque sea para sacar de la oscuridad el nombre de muchas de ellas, hubiera preferido que en estas páginas firmadas por escritores y escritoras, también hubiera nombres de escritores y de otras profesiones de las artes y de la sociedad, de hombres.
Agradezco la deferencia que se me otorgó al escribir éste prólogo, en el que he optado por omitir nombres de mujeres que están en el libro, porque considero que sus trayectorias y los acontecimientos que las hicieron inspirar estas páginas merecen ser leídas con máxima atención por la influencia que tuvieron en su entorno y en la Historia. Espero haber trasmitido el deseo que impulso a la Asociación de Escritores de Castilla. La Mancha, a sacar a la luz la cultura que nos legaron.
Natividad Cepeda
MUJERES EN LA CULTURA DE CASTILLA-LA MANCHA
Diseño Luis Manuel Moll
Asociación de Escritores de Castilla-La Mancha
Edición Llanura: COLECCIÓN ENTRE TODOS