Evidentemente, el coste de toda esta campaña era perfectamente evitable. Más aún cuando los miles de euros que se van a tirar a la basura tienen principalmente un interés propagandístico, pues su finalidad es “clarificar las malas interpretaciones en torno a la Ordenanza de Movilidad y desenmascarar a los que se han subido al carro interesadamente”.
Es decir, partimos de una iniciativa legislativa casposa basada en el copia y pega que no tiene en cuenta debate alguno, ni diálogo y que no admite la participación ciudadana. A esto añadimos que no se informa sobre el contenido de la ordenanza, un texto, además, muy importante pues trata de aspectos cotidianos y de la interrelación entre ciudadanos. Tras el torrente de críticas en la calle y en la red, y tras el cachondeo nacional en radios y televisiones de todo el país, el Ayuntamiento guardó silencio. Sólo ha bastado la convocatoria de una manifestación y que la oposición pudiera estar obteniendo rédito político para hacer saltar todas las alarmas y poner en marcha la “mayor” campaña mediática que haya conocido Ciudad Real.
Una oposición a la altura
Mención aparte merece el papel desempeñado por el Partido Socialista, al que cabría reprocharle que, a pesar de lo contrariado que parece mostrarse en estos momentos con la ordenanza, en el Pleno en el que se aprobó no dijo ni pío. Que algunos de sus más destacados miembros no respondan con la seriedad y profesionalidad que el asunto requiere, y se dediquen, cual correveidile, a airear alegremente las tonterías y memeces que se han dicho por ahí es, sinceramente, para hacérselo mirar.
Ciudadanos de primera y de segunda
Primero fueron las cofradías de Ciudad Real, a las que sólo les bastó un estornudo para arrancar del Ayuntamiento el compromiso de borrar de la ordenanza la prohibición de arrojar cera sobre las calles y la sanción correspondiente. Así lo ponía de manifiesto la alcaldesa en una carta dirigida personalmente al presidente de la Asociación de Cofradías de Ciudad Real. Después, a pocas horas de la concentración, convocada como protesta, tanto por la Ordenanza de Movilidad, como por la de Limpieza, se cae la Asociación Provincial de Hostelería, porque “sus reivindicaciones y peticiones están siendo atendidas por el Ayuntamiento”. Probablemente el artículo que habla sobre la obligatoriedad de serigrafiar las servilletas de bares y terrazas y la amenaza de multa para el establecimiento que no las recoja, sufrirá alguna modificación.
El trato otorgado a estos colectivos de primera contrasta, por ejemplo, con el recibido por la Asociación de Usuarios de la Bicicleta de Ciudad Real (APEDAL) pues, a pesar de la única asociación que, dentro del plazo legal establecido, presentó un pliego de alegaciones a dicha ordenanza, sus peticiones no serán atendidas por el Consistorio con la misma diligencia.
Concentración
Y así estamos, a falta de unos minutos para la concentración que han convocado la propia APEDAL, la Federación de Asociaciones de Vecinos y La Unión Progresista de Estudiantes (UPE), a los que se ha unido la Delegación de Alumnos del Campus de Ciudad Real. Esta tarde a las 20:30 horas, en la Plaza Mayor, se verán cara a cara las dos formas de entender la política municipal: la de los ciudadanos, en la calle, y la de los partidos políticos en los despachos.