Jesús Millán Muñoz.- Nos diría Umbral en sus libros y en sus crónicas que todo está en Madrid, y que para triunfar en las Letras hay que beber de sus aguas y habitar sus costados.
Cómo narrar el mundo, de aquellos que por mil razones y disrazones/desrazones no han terminados sus labios en la villa de la Corte, a dónde van todos los caminos, al poblachón manchego, que diría Azorín. Porque al final, ahora las líneas políticas lo han desgajado, pero Madrid es Mancha y la Mancha, paseen todavía por calles de pueblos alejados del centro, y, todavía encontrarán casas que quedan como fósiles con la misma arquitectura esencial que miles todavía de esta meseta sur, casas de una altura o de dos, con los balcones y con los silencios. No sabemos si estas aberturas y oberturas cierran al exterior, o abren al interior, o desde el interior se mira hacia el exterior. Quizás todo junto y todo unido…
Como besar verdades con bondades, como andar por los caminos de la mente y de las almas y de las piedras con verdades y bondades, sin herir, sin hacer sangre, sin levantar músculos, sin abrir corazones. Siempre la solución es la abstracción matemática de palabras y ecuaciones de símbolos y signos. Cada uno tome y retome lo que desee o pueda. Pero estos caminos de palabras que están fabricados para intentar aumentar nuestra autoestima, nuestra pequeña sombra al/en/el mundo, aquí caminamos en los viejos tranvías de la espera. Debemos despertar del sueño de siglos, tenemos que empezar a tener iniciativas. Modestamente yo, este escribiente narrando algunos estados de conciencia y del espíritu y de la carne, pero quizás usted, abriendo una pequeña empresa o despacho, que nos haga fabricar algo nuevo o algo viejo. Tenemos derecho a tener un lugar digno y honesto bajo el sol de esta galaxia. El Quijote y El Sancho que está dentro y fuera de nosotros, debe/deben despertar/despertarnos ya de este duermevela de generaciones y generaciones… Debemos mirar hacia el futuro, debemos aprender de otras regiones de esta Iberia y Celtibería tan antigua. Debemos y tenemos…
¿Mírese usted a y en su interior, sea de un lugar o sea de otro, pero que sus huesos pisen estas baldosas, mírese usted, y hágase la siguiente pregunta, ha recorrido usted, si usted, que habita o pasea por estos lugares, ha bebido y arribado, al menos, una vez cada año, una vez cada dos años, todos los edificios de piedra y de aire que tachonan esta geografía…? ¿Si no conocemos, lo poco o mucho que nos habita y que nos envuelve, cómo vamos a querer y estimar y amar, la Villa-Real y todos los alrededores, y toda la provincia y toda la Mancha…? ¿Usted, si usted irá cada año, una semana o dos semanas a las costas, quién sabe si algún viaje al extranjero, palabra todavía muy usada, pero quizás, no recorra, de vez en cuando, un día o dos noches, por estos recorridos del Quijote, para eso que llaman turismo interior del mismo interior…? ¿Mire usted conozca usted, póngase como obligación y como gusto, recorrer, cíclicamente, lo cercano, sea usted ateo o agnóstico pasee por dentro del vientre de iglesias y templos, que es su historia, por el vientre de los paisajes alejados a diez o cien kilómetros de su residencia…? ¿Mírese…?
Habitamos en la habitación del yo. Pero el yo está en los paisajes de los otros yoes, de los paisajes naturales, de los paisajes culturales y de ideas, de los paisajes de la metafísica. Todos esos paisajes somos y estamos. Somos un anhelo de ser más y de estar más. Cada uno resuelve esa pesquisa o solución o resolución de maneras diversas y diferentes…
Si no miramos lo que nos rodea, no conocemos lo que nos rodea, del presente y del pasado. He pasado cientos de veces, a la Iglesia de San Pedro, como todo vecino de estos lugares. Y, hace unas semanas me enteré, tuve la noticia, que en uno de sus sepulcros, estaba enterrado o estuvo, los huesos de un confesor de la Reina Isabel la Católica. Es un caso y ejemplo, que incluso, los que nos ocupamos de revitalizar las realidades e ideas de estos lugares de la Mancha, y de la Mancha. En estos que creemos que ya conocemos todo. Es un caso o ejemplo o símbolo, de que nos falta mucho. Si no conocemos no podemos valorar, si no valoramos no podemos entender y si no entendemos no podemos amar lo que tenemos, y si no amamos no podemos vender el producto que tenemos a otros. Para que vengan otros de fuera, para que los de dentro, se vayan sintiendo y sentiendo en lo que son. Porque necesitamos trabajo y empleo, y todos, tenemos que colaborar e inventar el trabajo, yo, yo con modestas palabras, usted, usted debe buscar su lugar y su modo…
La Mancha formada por una mancha de tierra y aire, un manto de mancha de ojos y labios es inmensa. Una vida es poco para entenderla y conocerla, ni al paisaje, ni al paisanaje, recordando al maestro Unamuno. Ya, después de tantas décadas, ya no sabemos qué cosa somos en nosotros mismos, o qué cosa somos en este mar de tierra y de aire y de silencio, de estas tierras ascéticas y místicas por donde pasaron, pasaron tantos, hasta Teresa de Ávila y Juan de la Cruz, aquellos que nos enseñaron tanto del espíritu-alma que arrastramos dentro, en una morada interior, que debemos despertar.
Decían los maestros viejos griegos, aquellos pensadores y filósofos y protocientíficos, sean de la escuela de Alejandría, sean insertos en la Roma imperial, sean en las ciudades Estado, que no sirve, ninguna filosofía que no cure algún mal humano. Para querernos y estimarnos, tenemos que conocernos. Y, para conocernos, tenemos que recuperar todo el material que ha ido pasando por estos lugares. Existen ya muchas iniciativas, pero se pueden ir abriendo más. Por ejemplo, un Centro Documental o una pestaña en una Web del ayuntamiento o de un museo o de una Fundación o de un Departamento Universitario que vaya recogiendo, recolectando, todos los artículos que se han ido escribiendo durante décadas, de viajeros y escritores y observadores y periodistas, sobre esta tierra, con un toque literario y artístico y paisajístico… Todas las fotografías reales y con palabras que se han ido acumulando… Que seamos conscientes, que todos tenemos una historia y, en una Historia… Todo lo pequeño unido forman realidades grandes, lo grande está formado por multitud de teselas pequeñas…