Gabino Diego protagoniza la comedia urbana “La curva de la felicidad”, que el próximo 4 de febrero abre la temporada de primavera del Auditorio «Pedro Almodóvar» de Puertollano. Junto a Diego estarán Antonio Vico, Jesús Cisneros y Pedro Ormaetxe, bajo la dirección de Eduardo Galán. Las entradas para esta función incluida en el Programa de Artes Escénicas de C-LM pueden ya adquirirse a precios reducidos (10 y 12 euros) en giglon.com, y en la taquilla del Auditorio a partir del 30 de enero.
“La Curva de la Felicidad” nos presenta hombres frágiles, indecisos, inseguros, que provocan la risa del público, mientras que poco a poco van mostrando su cara humana, su ternura, su tremenda soledad, que acaba conquistando el corazón de los espectadores. Y de las espectadoras. Porque, la verdad, es que nuestros personajes dicen lo contrario de lo que sienten y presumen de una fortaleza emocional de la que carecen. Aunque lo nieguen y persistan en sus sueños de noches golfas, buscan el amor, sí, el amor. Así de sencillo.
Por debajo de la risa y más allá de la sonrisa late en ´La Curva de la Felicidad´ el rostro amargo de la vida, la realidad de la vida en pareja, el conflicto terrible de enfrentarse a la soledad, como le pasa al protagonista de la comedia.
Sinopsis
¿Es cierto que los hombres sufren una crisis a los 50?. Todos los que han atravesado la crisis de los 50 saben que el hombre es el sexo débil de la pareja: inseguro, indeciso y frágil. Aunque sueñen con irse de marcha, les asusta vivir solos y volver solos a casa después de unas noches locas que nunca son tan locas. En su delirio, llegan a imaginar que su madurez es poderoso imán que atrae a las mujeres de 30 e incluso más jóvenes.
Quino, el protagonista, de 50 años, interpretado con humor y ternura por Gabino Diego, guionista de televisión, víctima del trabajo inestable y en plena crisis de los cincuenta, es abandonado por su mujer: “por gordo y por calvo”, asegura que le dijo su mujer al irse. Hasta la fecha ha vivido en un piso amplio del centro de la ciudad, pero su mujer ha abandonado la vivienda familiar y espera que Quino la venda para recibir la mitad de su precio.
La venta del piso le provoca una enorme angustia de carácter estresante porque, entre otras cosas, significa la pérdida definitiva de Carmen… Y él querría volver con ella por inseguridad, costumbre y dependencia psíquica. Forzado y presionado por su mujer a vender el piso, intenta, en continua contradicción, por todos los medios que no se lo compren: lo desaconseja, asegura que las instalaciones eléctricas y las tuberías son viejas… pero su personalidad frágil, insegura, indecisa y sin voluntad le lleva a firmar documentos de compromiso de venta a cada uno de los tres personajes: Javier, Manuel y Fer, tipos muy distintos de hombres, que irán apareciendo en escena, con lo que se irán creando una serie de conflictos en cadena y vueltas de giro con final sorpresa que nos mostrarán ,en clave de comedia, una reflexión sobre cómo ven y cómo llevan las relaciones con las mujeres unos tipos de cuarenta…