Por otro lado, la experiencia me ha demostrado que las soluciones duraderas y efectivas vienen siempre por la mano de la educación y no del castigo. Me quedo con una frase leída en un comentario de www.miciudadreal.es que sintetiza muy bien este pensamiento: Jámás un pueblo adquirió cultura cívica gracias a las graciosas multas de la administración. Una sociedad sana prevee, educa y sólo después legisla. Como conozco el punto de partida y en esta ciudad nunca se tuvo previsión, ni se educó para tener buenos ciudadanos (que son como todos saben los europeos) me parece lo más inteligente consensuar las normas para paliar los problemas graves (¿cuales serán?, ¿perros por la izquierda? ¿saltarines desenfrenados? ¿ciclistas por parques?) y destinar recursos y tiempo a campañas de información y formación para los leves.
Por último si no se desea hacer bien el trabajo y se opta por la vía fácil, la de la mera legislación, lo mínimo exigible es un trabajo decente. La redacción de estas normas no deja de ser por un lado una copia de otras legislaciones (lo que da una idea de lo que trabajan nuestros administradores) y un insulto al sentido común por otra. Si lo que se pretende es salvaguardar la integridad física de un transeúnte frente al alocado «corredor saltarín» lo que el sentido común dicta es que la redacción de la norma debe incluir los adjetivos correspondientes. No se desea entonces prohibir la carrera en vía pública, sino la que se hace «peligrosamente» ó «poniendo en peligro la integridad física del resto de viandantes». Quizás también se puedan dar nociones (formativas) de lo adecuado de una acción, como por ejemplo sugiere esta redacción para el caso del uso de la bicicleta en parques o zonas peatonales: «Excepto en momentos de aglomeración, las bicicletas podrán circular por parques públicos y zonas de prioridad peatonal, siempre que se respete la prioridad de los peatones y la velocidad máxima sea de 10 km/h, adecuándola en todo caso a la mayor o menor presencia de peatones». Mucho mejor que una mera prohibición de pasar por un parque a más de 5 km/h, o la total prohibición del paso por zonas peatonales.
En resumen me opongo a estas ordenanzas por antidemocráticas, represivas e incompetentes ya que provocan sociedades injustas, sin libertad y estúpidas. El camino hacia una ciudadanía con mayúsculas se construye con trabajo, formación y consenso y las actuales ordenanzas han sido construidas sólo con imposición y plagio.