El artículo 2 de nuestra Carta Magna reza así: La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación Española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas. Es posible que Puigdemont no conozca la Constitución Española aunque haya jurado o prometido cumplirla para obtener las dádivas del poder de la Genearlitat catalana y así conseguir el mayor provecho para él y la impunidad de sus acólitos del 3% sabiendo que esos mismos tienen abiertas sus fauces para devorarle más pronto que tarde.
En primer lugar, cuando los padres de la Constitución se reunieron en el Parador Nacional de Gredos, entorno natural maravilloso, para la creación artística y por ende para dar a luz una de las mejores constituciones del mundo, no pensaron en las nacionalidades de Cataluña y País Vasco ya que éstas nunca tuvieron el rango de nación ni de reinos, ni mucho menos; Cataluña fue un condado de Aragón y el País Vasco, un señorío de Vizcaya, desde casi siempre perteneció a la corona de Castilla. Evidentemente los redactores de la carta magna pensaron en las auténticas naciones históricas que lo fueron los reinos de Castilla, León y Aragón y que una vez aprobada la Constitución el título de nación se lo arrebataron Cataluña y el País Vasco para engañarse en primer lugar ellos y después intentarlo, a través de una falsa historia inventada, para sus gentes.
La unión de las regiones y de las históricas naciones de Castilla, León y Aragón conformaron esa gran unidad nacional llamada España y lo hicieron porque durante más de quinientos años supimos vivir juntos, realizar proyectos juntos y desarrollar las mayor de las aventuras históricas jamás antes lograda por el ser humano, como fue el mestizaje cultural, artístico y político de un gran continente americano que hoy se congratula con su madre patria hablando el mismo idioma que utilizó Cervantes para escribir el Quijote, la obra más universal de cuantas se han escrito nunca. Ya sé que otros piensan que fuimos a colonizar y robar a las gentes americanas y que nada deben a España. Estos se confunden porque quieren así hacerlo con la única intención de desacreditar todo lo español y romper los lazos más sagrados de la historia en común.
La España de las diferencias ha sido muy bien recibida en todo el mundo y nadie dudaba que, después de pegarnos entre hermanos, en una guerra civil, no fuéramos capaces de darnos un abrazo y crear un gran marco legislativo de convivencia entre todos, derecha e izquierda, dejando, como es natural, algunos pelos en la gatera, pero sabiendo que nos une mucho más que nos diferencia y por eso logramos que la Constitución fuera apoyada por más del noventa y ocho por ciento de todos los españoles.
En España se vive bien a pesar de las dificultades económicas porque hay un gran vínculo de solidaridad institucional y social que posibilita, en gran medida, que todos los españoles tengan resuelto las mínimas condiciones de dignidad que debe tener siempre el ser humano. Este compromiso solidario, es evidente, que debe acrecentarse en la medida en que vayamos recuperando nuestro potencial productivo y rompiendo la brecha entre la solidaridad y la insolidaridad a pesar de que en estos cuatro últimos años el pueblo español se ha ido haciendo cada año un poco más pobre por las políticas insolidarias del gobierno.
Todos los españoles hemos podido ejercer libremente, durante estos cuarenta y cuatro años de democracia, nuestros deberes cívicos, políticos, religiosos y culturales a nivel local o municipal, regional o autonómico, nacional y europeo sin más limitaciones que las que se establecen en el consenso del Parlamento Nacional. El respeto a la legalidad ha sido siempre la norma que nos ha potenciado como nación en la órbita europea y mundial y nadie, salvo los radicales de izquierda o de derecha ponen en duda nuestra democracia. La convivencia entre todos los parlamentos regionales ha sido un elemento de estabilidad nacional potenciada por la solidaridad entre las más ricas y las más pobres salvo las comunidades mal llamadas históricas como Cataluña y País Vasco.
Han surgido multitud de sensibilidades políticas de ámbito regional, nacional y hasta europeo; algunas llevando en su seno el gusanillo de la destrucción democrática aunque sus palabras digan lo contrario e intenten confundir con falsas expectativas de creación de una vida mejor. Todo esto ha sido posible en España gracias a que fuimos capaces de perdonarnos unos a los otros, más unos que otros, porque alguno de estos otros se empeñan en revivir el pasado para potenciar el odio entre las personas y no dejarles vivir en paz hasta llegar a crear una ley que distingue entre muertos de derecha y muertos de izquierda cuando los muertos son iguales.
Posiblemente habremos hecho alguna cosa mal para que en España haya vuelto a revivir los fantasmas del pasado, que tanto daño hicieron en toda Europa creando la mayor miseria y esclavitud que nunca el ser humano moderno había imaginado. Nadie hoy, con sentido de estado, puede ni siquiera pensar en el socialismo real (comunismo) que soportaron las naciones de la órbita rusa. Nadie puede soñar hoy, en este mundo de los pueblos, de las comunicaciones, de la información al segundo, de la casa común de todos que un puñado de fanáticos quiera romper las leyes, salirse de la casa común, y crear una nueva tribu de personas aisladas en medio de la nada.
Pues sí, hay fanáticos, idiotas de pensamiento y de acción, los iluminados del siglo XXI que se empeñan en crear cloacas de libertad, parlamentos pervertidos y que quieren destruir a los demás, insolidarios devotos, racistas de nación, porque, según el tonto útil de Puigdemont, él y los que le rodean tienen que ayudar a las personas de las regiones de España más débiles económicamente. No sabe muy bien este personajillo, que pasará a la pequeña historia de España como el que quiso y no pudo, pero lo intentó y de qué manera, formar esa república catalana en medio del mayor caos económico vivido en Cataluña tal como lo hizo su ídolo Company, lo malo es que el gobierno al eliminar del código penal el delito de Sedición está dando por bueno el golpe de estado dado en Cataluña por el gobierno regionalista de Puigdemont.
Es evidente que el referente ideológico al que venera, adora y ante él que se postra de rodillas, es el Sr. Company, el cual deja mucho que desear porque en su defensa de la república no dudó en asesinar a más de mil quinientos sacerdotes, más de quinientas monjas, quemar más de quinientas iglesias, retablos y en definitiva crear un mini estado de terror comparado con lo que hizo el emperador Nerón en su persecución contra los cristianos, cuyo único delito cometido fue el de ser religioso/a. No lo dude Sr. Puigdemont usted ha pervertido el nacionalismo español, basado en el conjunto de diferencias pero mucho más unido por las afinidades culturales, sociales y solidarias que han engrandecido siempre a la nación Española. Esto que usted malvadamente ha hecho, nos va a costar mucho podérselo perdonar a los que creemos en partidos regionales que desean y quieren que en sus territorios se viva mejor, se potencie su cultura y se trabaje siempre entorno a la igualdad en dignidad del ser humano pero nunca renegando de la nación más antigua de Europa, que, si usted no lo sabe, se llama España de la que usted también forma parte aunque no quiera.
Vuelva a la senda democrática, pida perdón a todos los españoles por los graves errores cometidos y se retire al convento más escondido de esa república límbica que pueda existir en algún rincón de los bellos Pirineos, pero no vuelva más y rece para que su alma se pueda salvar aunque este gobierno le haya perdonado y rebajado todas las penas para que si quiere vuelva a levantarse contra la Unidad de España.
La Constitucion, se aprobó/voto de la misma manera que se hace con los contratos, sin leer la letra pequeña …………habia un vacio y era si o si, no habia otra. La Constitucion, no puede ser inamovible debe ser modificada a la realidad que se vive hoy. Dice Vd en otro parrafo » Ya sé que otros piensan que fuimos a colonizar y robar a las gentes americanas ……….» y pienso como Vd. no fuimos a colonizar y a robar a las gentes de america………fuimos a enseñarles y a civilizarlos………lo que paso fue que les cobramos en oro las clases impartidas y como entonces no existia el » bizum » empleábamos galeones para traer los importes a casa…………..