Argamasilla de Calatrava demudó este domingo en todo un circuito de automóviles de época, puesto que 73 vehículos de numerosas marcas y estilos participaron en la I Concentración de Coches Clásicos que organizaba el Ayuntamiento de la localidad.
“Es una cifra bastante buena para ser la primera ocasión y estamos muy orgullosos de la acogida que ha tenido”, explicaba la concejala de Promoción Económica, Ana Belén Sáez, quien también celebraba lo propicio del día en lo que a temperatura se refiere.
Además de participación local, la hubo llegada de Almagro, Almodóvar del Campo, Bolaños de Calatrava, Calzada de Calatrava, Carrión de Calatrava, Ciudad Real, Fuente el Fresno, Miguelturra, Moral de Calatrava, Piedrabuena, Poblete, Puertollano, Torralba de Calatrava y Valdepeñas. E, incluso, desde la madrileña ciudad de Las Rozas.
La idea ha surgido en el seno del propio equipo de Gobierno y ha contado con el respaldo inequívoco del alcalde, Jesús Ruiz, de manera que se diseñó una jornada que arrancaba en el Parque ‘Huerta Asaura’ y ofrecía luego a todos una comida de hermandad.
Entre uno y otro momento, hubo un recorrido urbano para que la ciudadanía rabanera pudiera admirar la variedad de unos coches que, pese al años que algunos atesoran, relumbraban con un brillo y una limpieza digna de toda salida de fábrica.
Luego, sobre la una de la tarde, fueron estacionando en la Plaza del Ayuntamiento y calles adyacentes, lo que sin duda atrajo a decenas de curiosos que, además de los propios propietarios, pudieron aprovechar para dar buena cuenta la hostelería de la población.
“Es otro de los objetivos, incentivar nuestros establecimientos de restauración a través de este tipo de eventos que saca a la calle a la gente, la atrae de otras localidades y eso es muy favorable para nuestros bares y establecimientos análogos”, refería Sáez.
Así lo constataban tanto visitantes al evento como participantes en el mismo, indicando que es “una de las mejores maneras, si no la mejor, de promocionar la zona y este pueblo y estamos encantados de estar aquí y de pasar lógicamente todo este día”.
A estas palabras de forastero se sumaban las de un vecino de la población quien mostraba “una satisfacción enorme, porque cualquiera de todos los que estamos aquí, de los que ha traído un coche siente lo mismo, el olor a gasolina, el ruido de motor, el ir todos juntos en una celebración de la misma afición”.
Una afición, añadía José, que ya se comparte con sus hijos menores de edad “una alegría total ver cómo lo disfrutan, cómo a todo el pueblo vas pitándole y salen a la calle a verte y te saludan y participan y a todos estos coches tienen su encanto y a todos gustan”.
Reconocía el mucho trabajo que entraña su cuidado y “si te fijas todos los coches, el que más y el que menos, brilla por dentro y por fuera y eso es porque no dejan de ser caprichos que más que dinero se llevan tiempo, de cuidado, mantenimientos, limipiarlos,…”.
Aunque la palabra que resume todo este sentir es el hecho de “mimarlos” porque este entusiasta rabanero, propietario de un Seat 600, apuntaba que “quienes tenemos un coche clásico lo cuidamos con muchas ganas e impecable”.