El pasado 19 de octubre, por problemas en la red de electrificación o por inclemencias meteorológicas —en el motivo no se ponen de acuerdo RENFE y ADIF— se produjo una incidencia grave en el servicio de los trenes AVE y AVANT. Dos convoyes que circulaban en dirección a Andalucía, quedaron parados en mitad de su recorrido durante varias horas. Este incidente provocó el retraso de las salidas desde la estación de Atocha, del resto de servicios de Alta Velocidad, que debían circular esa tarde.
Uno de los trenes afectados era un AVANT con destino a Puertollano, del que no pudieron salir sus pasajeros, que permanecieron sin luz ni agua y en medio de la nada, durante casi cuatro horas. El otro, era un AVE con dirección a Málaga, a cuyos pasajeros les dieron la posibilidad de bajarse en un apeadero.
Solventada la incidencia, unos y otros fueron reubicados en un tren de composición sencilla, lo que obligó a muchos viajeros a ir de pie, excediéndose el aforo permitido. Por otra parte, el resto de trenes comenzaron a salir de la estación de origen con hasta tres horas de retraso, lo que afectó a todos los servicios de Alta Velocidad, incluidos dos AVANT con destino a la ciudad minera.
En el comunicado emitido por RENFE, sobre este incidente, mencionó a los afectados del AVE a Málaga. Pero, de los pasajeros de Ciudad Real y Puertollano, se olvidó. La invisibilidad de estos viajeros —que pudo ser involuntaria—, muestra, aunque sea de manera subconsciente, el trato discriminatorio que la operadora pública ferroviaria proporciona a sus clientes, según el servicio que contraten.
En el primer servicio AVANT del día siguiente, los pasajeros volvieron a ir amontonados en una sola composición. Habían vendido plazas para una composición doble —como es habitual en los días laborables—, y el tren que prestó el servicio era de composición sencilla, por lo que iba casi al doble de su capacidad, lo que pudo comprometer la seguridad de los viajeros.
Pero esta situación no es un hecho aislado. Según nos cuentan los usuarios, se produce en todos los servicios AVANT que se prestan en España. Los viajeros frecuentes están muy preocupados por los continuos retrasos que están produciéndose desde el verano, sin que se tomen medidas para resolver este problema que, a veces, les impide cumplir con sus obligaciones laborales básicas.
Algo habitual en RENFE —cuando se producen este tipo de incidencias, como ocurrió en este caso—, es que no informa al usuario de la situación en el momento que se produce, ni de las causas que lo motivan, ni de las actuaciones realizadas o de los tiempos previstos para resolverlas —lo que aumenta la inquietud del viajero, tanto en el tren como en las estaciones de partida—. Y, lo que es peor, no se ponen los recursos mínimos necesarios para atender a los angustiados pasajeros que tienen que vivir estas situaciones durante horas.
Este servicio ferroviario se ha deteriorado gravemente. Ha desaparecido, de hecho, el compromiso de puntualidad; los precios, siempre caros, ahora lo son mucho más; se han reducido el número de servicios y la banda horaria de circulación se ha estrechado. Además, los llamados servicios públicos, —como los del AVANT—, no utilizarán los trenes de operadores privados, como los de OUIGO o IRYO, —seguramente más baratos que los del operador público—. ADIF no los ha ofertado y RENFE se los ha reservado en exclusiva.
En Ciudad Real seguiremos cautivos de la deficitaria empresa pública ferroviaria, cuya gestión sigue siendo manifiestamente mejorable. Sobre todo, en el trato dado al viajero —su cliente—, que deja bastante que desear.
La Ley de Murphy dice, todo lo que es susceptible de empeorar, acaba empeorando y, con RENFE, esta máxima se cumple sobradamente. En 2004, escribí un artículo titulado, Del tren bala al tren de la fresa, en el que exponía que las prestaciones de RENFE en los servicios de Lanzadera —como se conocían entonces—, se irían deteriorando poco a poco, mientras que los chinos avanzarían imparables. Por desgracia, aquella preocupación, se ha convertido en realidad. Solo dos ejemplos para ilustrarla.
En cuanto al material rodante empleado, se pasó de los fiables trenes ALSTOM iniciales, a trenes regionales con ancho de vía nacional, que tuvieron que adaptarlos en taller, antes de utilizarlos en los servicios de Alta Velocidad.
Y, mientras los chinos explotan su tren por levitación magnética, el Red Rail, que circula a 600 km/hora —con menor coste eléctrico al utilizar imanes permanentes—, el trayecto Puertollano-Madrid, se hace desde 180 km/hora de promedio, cuando hace dieciocho años, lo hacía a 230; pero, en ambos casos, con un elevado coste energético.
Aquel artículo, terminaba así, (…) mientras China ha pasado del tren convencional a esos espectaculares trenes [los trenes bala], en España, que desde 1992 teníamos trenes AVE, damos un paso atrás y la operadora pública nos coloca una especie de “trenes de la fresa” (…) de Puertollano a Madrid (…)
acertado.