Jesús Millán Muñoz.- Podríamos haber titulado: Poesía de la Mancha o de Sevilla o de Cantabria o de Europa o de España o de la India o de Canadá o de Alaska o de las Islas del Pacífico…
En las clasificaciones del género del articulismo literario, algunos indican que el tema y el título, que pueden ir entremezclados o combinados o solo ser puentes entre sí, tiene mucha importancia. Otros, indicarían, que simplemente, ahora, se expresa, es un gancho para atraer a los lectores, más ahora, que todo se mide, si una columna se publica en un diario digital, se sabe, cuántas personas han chupado de esos escritos, cuánto tiempo han tardado si tres o cinco minutos, en treinta segundos, desde dónde. Por lo cual, para algunos articulistas sería una especie de dictadura de la audiencia…
Por tanto el título, ahora tiene que ser un eslogan que atrape al lector, la entradilla o primeras dos o tres líneas, abrirle el apetito y después, el tema, según el número de palabras, ahora caracteres, que te permitan, así puedes utilizar un par de datos y un par de argumentos. Por lo cual, no sabemos si el columnismo se está muriendo de éxito/fracaso, porque al final, un equipo directivo puede soportar durante dos meses, que un artículo no baje de una audiencia, pero quizás, no tres o cinco. Con lo cual, la libertad de pensamiento y ensoñación e imaginación que el artículo ha tenido se está difuminando-perdiendo-deteriorándose en (la) realidad. ¡Con lo cual, no podemos hablar de usted, de cosas intemporales que suceden todos los días, inactuales de la actualidad aunque no sean novedad, no podemos dialogar de y con la tortilla, tema eterno e inactual y más necesario que ninguno, del comer y cosas semejantes…!
Gerardo Diego, en El ABC, del 09 febrero de 1960, redactó un bocadillo de ideas e imágenes, titulado Poesía sevillana. En el cual nos habla de poesía y de ciudad y de seres de carne y sangre. Si es más importante el urbe y/o el orbi, o si es más importante la persona, o, si es ambas, y, en qué proporción…
Puede que un literato, un poeta, un pintor, un compositor musical o, lo que ustedes quieran, pueda nacer en cualquier lugar del mundo. Puede que cualquier lugar del mundo, le limite o le condicione, porque le permita, en mayor o menor grado, desarrollar esa función-finalidad-vocación-oficio, la formación, diríamos, como segundo paso, después, del nacimiento. Tercero, el desarrollo de ese oficio o vocación, sea la que sea. Sería un condicionante esencial. Cuarto, la cristalización o aceptación por parte del resto de la sociedad…
Dicen, que la alta ciencia actual. No solo se tiene que tener el talento suficiente o los valores potenciales mentales suficientes el científico. Sino una formación acorde, con lo cual, la tiene que degustar y aprender, en centros universitarios de alto nivel. Se dice, que la solución de un problema matemático, uno de los siete problemas matemáticos del milenio, resuelto por Perelmán, lo pudo realizar, porque en el mundo soviético, existía una enorme tradición de formación de grandes matemáticos.
Por lo tanto, no solo deben existir centros de alto nivel de formación literaria y poética, sino, al final, una sociedad o pueblo o comarca o región que apoye ese talento, la industria y la gestión cultural, tanto pública como privada. Por lo cual, pueden que muchos patitos que pueden ser cisnes, nazcan en todos los lugares, pero después, década a décadas, se van convenciendo que solo son eso patitos feos y no grandes cisnes. O, creen que son potencialmente grandes cisnes, y son modestos patos y gansos y ocas –que no es poco, porque al final, solo existen una decena de grandes empresarios, por cada territorio, y muchos miles, de segunda o quinta fila, y todos son necesarios-. Esta es la tragedia de la cultura humanística, parece ser en toda sociedad y cultura y continente…
En España, hace unos lustros, un alto gestor y empresario cultural, no fijemos más los detalles, porque recuerdo el nombre perfectamente, y el apellido, y la ciudad, dónde residía y tenía su industria heredada, por cierto, de alguien, que hacía los cincuenta llegó de Sevilla a otra región de este terruño pentagonal. Decía, que hoy un Quijote y un Cervantes, no se perdería, no pasaría desapercibido, ni olvidado…
Yo, ante esta afirmación, diría que estoy en la duda. Incluso aceptando que de mil poetas, solo uno tenga de verdad talento, de mil pintores uno tenga de verdad talento, de mil músicos o de mil filósofos o de mil empresarios… No estoy seguro, porque el Quijote que ahora habría que hacerlo, no sería como el de hace cuatro siglos, ni siquiera como Galdós, y, quizás, el Cervantes de ahora, no sería manco, ni descendiente de judíos, pero quién sabe, podría estar en una aldea gallega perdido o en una aldea de la Mancha, o en un barrio del gran Madrid…
Dirá, si alguien ha llegado hasta aquí, leyendo-releyendo esta columna. Dirá, para sus adentros, este escribiente ha perdido el norte del escrito. Le debo indicar, que no es así. Le he dado vueltas, para que su mente y sus conexiones neuronales, llegue a este final, llegue a pensar y repensar cosas, que quizás, no (se) vaya directamente, sino indirectamente.
Es decir, haga usted un ejercicio mental de neuronas y redes neuronales, igual que usted va al gimnasio y hace ejercicios diferentes. Es que llegue usted a la pregunta y conclusión. ¿Qué hacemos con los cientos de poetas, que cada generación, surgen en la Mancha o en Sevilla, dejamos que se vayan muriendo de olvido y de pena y de silencio y, que estén leyendo sus poemas en cafés literarios actuales, o en blogs, que apenas nadie lee…?
¿Alguien puede jurar ante Dios, que no existe ningún/a Dickinson, ningún Pessoa, ningún Kafka, olvidado en el lagar de un millón de granos de trigo y cebada…?