Por nuestra profesión y por los ciudadanos

En estos últimos tiempos algunos interesados, no  me atrevo a decir quién, han decidido que las noticias negativas sobre enfermería deben ocupar la primera plana de los periódicos y las principales noticias de los medios audiovisuales sin evaluar que este hecho puede tener graves consecuencias no sólo para los profesionales de la sanidad sino, y muy especialmente, para los propios usuarios que día a día pasan por nuestras manos.
Son cada vez más las voces de compañeras que me cuentan, y también a mí me ha ocurrido, que pacientes que antes aceptaban de buen grado todas nuestras indicaciones ahora las cuestionan y, en algunas ocasiones, dudan y expresan su desconfianza sobre nuestra actuación profesional.

La campaña, que algunos sectores han iniciado contra nuestra profesión no tiene en cuenta los miles de actos profesionales que diariamente llevamos a cabo las enfermeras, ni los cientos de vidas que, gracias a nuestro trabajo, salvamos a diario. Para ello necesitamos seguir contando con la confianza de los ciudadanos.

Ciudadanos que, por otro lado, siempre han apoyado la labor que realiza la enfermería tanto en los centros de salud como en los hospitales o en el resto de centros asistenciales y así lo demuestran no sólo con las encuestas que manejan las instituciones sanitarias sino, y muy especialmente, con las palabras y los gestos de apoyo que diariamente recibimos por nuestra labor.

Labor esta que se viene desarrollando en unas condiciones, en muchos casos, muy alejadas de cualquier índice aceptable para la correcta prestación de servicios. Se está trabajando, en la  mayoría de los centros, con plantillas deficitarias, sin sustituciones para la mayoría de las bajas ni permisos reglamentarios, con sobrecarga laboral y obligando, en más de una ocasión a las enfermeras a prestar servicios en más de una unidad en el mismo turno de trabajo. La mayoría de  las veces estas situaciones son desconocidas por los ciudadanos ya que el trabajo sale adelante por la responsabilidad profesional de los enfermeros en sus centros de trabajo.

Hoy, más que nunca, ciudadanos y enfermería están unidos por una misma reivindicación y que no es otra que el incremento de los recursos, humanos y materiales, la necesidad de abordar mejoras sustanciales en la forma de prestar los servicios sanitarios y la de luchar contra la apatía de los responsables sanitarios que, anclados en la frase: “Tenemos el mejor sistema sanitario del mundo”, no comprenden que es necesario seguir avanzando si no se quiere retroceder. La enfermería y, sobre todo, los ciudadanos se lo merecen.

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