En 2022, como cada año, el primer lunes de octubre, se celebra el Día Mundial de la Arquitectura, este año bajo el lema «Diseño para la Salud». Durante la situación excepcional provocada por la pandemia, la sociedad se mantuvo, obligatoriamente, dentro de sus viviendas, durante un tiempo superior al deseado. Entonces, se tomó conciencia de la trascendencia que tiene para la salud, física y mental, el diseño de los espacios habitados. Algo que se daba por hecho, pero que se hizo real y más patente que nunca durante el confinamiento.
Una vez superada esta situación los arquitectos hacen una reflexión en este sentido. No se trata de abordar el diseño de los edificios sanitarios exclusivamente. Es muy importante que los hospitales y edificios destinados a la mejora de la salud de sus habitantes cuenten con un diseño apropiado que facilite su función, pero además, se debe procurar también que las viviendas y espacios de trabajo también cuenten con un diseño y características que permitan llevar una vida saludable en su interior.
Aspectos como la ventilación y el soleamiento no solo dependen del propio diseño de los edificios; también están íntimamente relacionados con el urbanismo de las ciudades, en la adecuación del entorno construido y en la planificación de los espacios exteriores. La Declaración de la Unión Internacional de Arquitectos (UIA) recuerda que «la buena arquitectura protege, desarrolla y restaura la salud medioambiental, humana y animal frente a la aparición de enfermedades y refuerza la conexión entre el entorno construido y el medio natural».
En el tiempo de pandemia, la sociedad ha sentido con mayor fuerza la necesidad de habitar espacios saludables, sostenibles, accesibles, flexibles e interconectados con los espacios exteriores. «En este sentido nos sentimos responsables los profesionales de la Arquitectura. Estudiando y aplicando las soluciones constructivas y el diseño adecuados contribuiremos a conseguir espacios que nos hagan sentir mejor en todos los aspectos», afirma Elena Guijarro, decana del COACM.
Por otro lado, es obvia la necesidad urgente de adecuar los edificios existentes para mejorar su habitabilidad y sus condiciones de consumo energético. Es el momento de aunar esfuerzos en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible recogidos en la Agenda 2030, (un conjunto de 17 metas globales pensadas para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad mundial). Varios de estos objetivos tienen el propósito de mejorar las condiciones de habitabilidad en el planeta.
El objetivo 3: Salud y Bienestar, pretende asegurar una vida sana y promover el bienestar de todas las personas a todas las edades, tarea en la que la profesión está implicada desde el diseño arquitectónico.
El objetivo 11: Ciudades y comunidades sostenibles, afecta directamente a la profesión de la Arquitectura. Se trata de conseguir que ciudades y pueblos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles. Se estima que unos 5.000 millones de personas vivirán en ciudades para 2030, por lo que es necesario trabajar en la correcta planificación y gestión de las zonas urbanas. «Desde el COACM nos ponemos a disposición de los ciudadanos para trabajar en las líneas estratégicas que desarrolla a Agenda 2030», sigue la decana.
La aportación de los Fondos Next Generation ofrece la oportunidad de renovar el parque de viviendas, adaptarlas para obtener una mayor eficiencia energética y conseguir mejores condiciones de habitabilidad, e incluso, a través de programas de regeneración de barrios, mejorar de manera eficiente las ciudades.
Para ello también el COACM, en colaboración con otros profesionales y con el gobierno regional, está trabajando en la difusión y gestión de las ayudas de forma que, como fruto de esa labor, se logre el objetivo de invertir estos fondos mejorando las ciudades y el actual parque de viviendas a través de actuaciones de rehabilitación integral que se traduzcan en la mejora de las condiciones saludables. Los arquitectos trabajan con las administraciones y con los ciudadanos poniendo a su disposición «nuestro conocimiento técnico y humanístico para avanzar hacia una sociedad más saludable, justa y sostenible sin renunciar a la belleza, tal y como prescriben la Declaración de Davos, la Nueva Bauhaus Europea y la Ley de Calidad de la Arquitectura», tal y como se recoge en la declaración institucional de los arquitectos en el DMA.