La peatonalización y la actividad comercial en Puertollano

Manuel Valero.- La peatonalización de calles consolida, estimula y potencia el comercio y el consumo. Lo dice la experiencia como así ha ocurrido no solo en Puertollano sino en todas las ciudades de España. A estas alturas señalar la toma de la calle para el ciudadano de a pie como un peligro para los negocios y tiendas es un temor descatalogado. En condiciones normales el comercio se ha visto beneficiado por la comodidad que para un acto social, lúdico y necesario como es la compra de cualquier producto, supone una calle sin coches.

En Puertollano, cuando se proyectó el nuevo recinto ferial se temió por el futuro de la Feria de Mayo y las Fiestas de Septiembre con el argumento -hoy ridículo- de ¿quién se iba a trasladar hasta tan lejos?. Los tiempos regalaron años de esplendor al ferial y con ello ferias inolvidables. En la capital, Ciudad Real, no cesaban tampoco las voces de quienes advertían de la miseria comercial si a los que gobernaban se les ocurría emprender la senda de la peatonalización. Hoy no entra en cabeza negar lo evidente si comparamos el estado actual de las zonas peatonalizadas con el de antes en el que coches y peatones tenían que compartir la calle, unos la acera; otros, la calzada o ambas. Fueron tan evidentes las ventajas que trajo el nuevo urbanismo peatonalizador -el compañero José Rivero, arquitecto entre otras cosas lo podrá corroborar, (o no) -que el centro histórico y no tanto, simplemente el centro comercial o urbano pasó a ser la ciudadela por antonomasia en un paradójico viaje al pasado: los coches extramuros de ella como antiguamente los enemigos. Hasta el Kilómetro 0 de España de la Puerta del Sol ha experimentado ese trueque de ciudadanos por autos.

Pues bien, ahora en Puertollano, hay “disconformidad y preocupación por las consecuencias que están teniendo y podrían tener las obras de reforma y peatonalización de estos espacios públicos”. Se refieren a las obras de conversión de la calle Ancha y el Paseo de El Bosque en dos zonas que sin ser peatonalizadas del todo, sí recuperan amplios espacios para los residentes, visitantes y paseantes. Sostienen que la gente va a comprar a sus establecimientos o negocios en coche, como comprenderán un argumento que con los tiempos que corren no se sostiene. Una avenida como la Ancha es innegable que lucirá  mejor en todos los aspectos, según atestiguan otros proyectos anteriores realizados, como Aduana, entre otras muchas, que han demostrado que la peatonalización es un acicate: los ciudadanos pueden caminar con más seguridad al tiempo que visitan las tiendas con mucha más comodidad. La ciudad de Puertollano no es una excepción. La peatonalización ha sido una constante urbanística de las últimas décadas como lo fue la expansión de la ciudad en nuevos barrios y urbanizaciones que florecieron al pairo de los tiempos de bonanza y donde se trasladó la nueva y musculosa clase media. Es decir, la peatonalización no debilita sino que potencia la actividad comercial.

Generalmente esta contestación tenía un componente político de oposición sea cual sea el color del gobierno. Es comprensible que a los inicios de este nuevo urbanismo peatonalizador surgieran dudas por parte de los dueños de comercios y tiendas pero después de la contundencia histórica  que ha supuesto tal recalificación de calles, esos temores  no se sostienen a no ser que la queja tenga otros motivos ajenos a los de ver peligrar los negocios, que ya ha quedado demostrado que no.

No es solo es el comercio el que se beneficia. La ciudad entera lo hace. Y desde el punto de vista del medioambiente también al amurallar una parte de la ciudad para evitar el tráfico rodado para solaz de los habitantes.

Un daño colateral de la peatonalización puede ser la tala de árboles,  pero a menos que quien emprenda ese proyecto sea un necio, ya tendrá sobre la mesa la alternativa verde de reforestación y la permanencia de la flora sana  incluida en el trazado y concepción de la nueva calle peatonal con toda el equipamiento de mobiliario urbano. El tiempo lo  dirá pero si nos atenemos a la experiencia los comercios de la nueva calle Ancha y de El Bosque no se verán ensombrecidos por la semi o peatonalización integral. Al contrario, tendrán oportunidad de experimentar los que muchos antes que ellos experimentaron. Salvo que venga una crisis de caballo, o sea, como ésta, que no entiende de estos asuntos. Pero esto es otra historia.