Curso escolar 2008-2009: un año en positivo

Llegan los primeros días del mes de julio, y las aulas de nuestros centros educativos se quedan vacías. Empiezan las vacaciones, tiempo de descanso, tiempo a veces para recuperar lo que quedó pendiente al terminar el curso. Pero este es también un momento para valorar lo que hemos hecho y lo que queda por hacer. Por ello quisiera, en estas líneas, compartir mis reflexiones sobre el rumbo que ha llevado la educación en Castilla-La Mancha durante el curso recién acabado. Y, como reza el título de este artículo, pienso que, en general, éste ha sido un año positivo.
A pesar de las dificultades económicas actuales, hemos continuado con un ritmo alto de inversiones que se ha traducido, por ejemplo, en la apertura de 23 centros nuevos. Somos conscientes de que una educación de calidad exige una red de centros que atienda con solvencia las necesidades planteadas.

Nuestros docentes han visto cómo, con la puesta en marcha de las medidas comprometidas en el Acuerdo Marco de Legislatura, sus condiciones de trabajo y sus retribuciones han continuado mejorando. Éste ha sido el curso en el que hemos puesto a disposición de cada docente un ordenador portátil para ponerlo en contacto más estrecho con las nuevas tecnologías. Porque también en este campo somos pioneros con programas consolidados que hoy son ejemplo para otras comunidades, como el Plan de Conectividad Integral, que ha permitido que todos nuestros centros estén conectados a Internet o el programa Althia.

Éste también ha sido un buen año para la participación. Nuestra comunidad educativa dio una excelente lección con las aportaciones hechas al Documento de Bases para una Ley de Educación de Castilla-La Mancha, tanto por su alto número como por el contenido de las mismas. Una de las demandas más recurrentes en esas aportaciones era que el primer ciclo de Educación Infantil pasara al ámbito de gestión de la Consejería de Educación y Ciencia. Y esa petición se ha visto ya atendida.

De igual manera, hemos conocido últimamente algunos datos que ayudan al optimismo sobre el futuro de nuestra educación. Estamos consiguiendo bajar los índices de fracaso y de abandono escolar, y esta tendencia va a continuar con la puesta en marcha de un paquete de 50 medidas específicas que permitirán luchar contra este problema desde todos los ámbitos.

Si queremos una sociedad que progrese, sus ciudadanos deben estar preparados para desempeñar una ciudadanía activa, y esto no es posible si no han recibido una educación adecuada.

Y al hilo de esto último, también hay buenas noticias respecto a la Formación Profesional. La puesta en marcha del II Plan de FP ha permitido articular un sistema más flexible, más abierto, y de amplia oferta. Las nuevas tecnologías y los idiomas son, en esa estructura, elementos imprescindibles. Esta sociedad necesita cuadros intermedios preparados para ir adaptándose a las continuas novedades de un entorno muy dinámico. Nuestra obligación es formar a esos cuadros. Recientemente, conocíamos la noticia de que en Castilla-La Mancha, el número de alumnos y alumnas matriculados en Formación Profesional ha aumentado casi un 10 por ciento, muy por encima de la media nacional. Es un dato estimulante, que nos ayuda a seguir trabajando en esa dirección.

Son muchos los frentes abiertos, largo el camino por recorrer, y grande todavía el margen de mejora. Si todos arrimamos el hombro, seguirán llegando los éxitos.

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