Jesús Millán Muñoz.- El viajante ha recorrido por los laureles de las aceras de esta ciudad, muchas veces, en su vida, solo o acompañado de padres, de conyugue, de hijos, del instituto… Toledo es un árbol…
Dicen que vivimos y existimos y habitamos varias ciudades al mismo tiempo, que somos en nosotros varios lugares, del que y en el que nacemos, del que y el que habitamos, del que y el que visitamos, del que y el que soñamos… Si cada persona hace una lista, tendrá un ranking interior de recuerdos y de sueños y de visiones y de anhelos y de realidades. En una ciudad o lugar te sucedió algo, en otra, has soñado que te suceda. Según la edad. la ciudad, la misma habitación de cientos de paredes compartimentadas, va tomando una descripción y definición distinta…
Soñamos, recorremos, por Toledo la capital de las Españas, de los visigodos, la que pudo ser, en estos cinco últimos tranvías de siglos de años, si los comuneros no se hubiesen enfrentado al padre de Felipe II, que instaló a ochenta mil metros la capital… Que pudo ser la cabeza de los Reinos de España, pero no siempre las rebeldías-rebeliones tienen esperanza de futuro, como en este caso…
No haremos un viaje-turismo-andares por Toledo, sino una síntesis de muchos, mezclando y combinando todos ellos, lo real y visto y los soñado y anhelado. En esta serie, que deseo realizar sobre este enclave. Ahora, debido a múltiples razones, quizás el silencio sinfonía del corazón… Quizás, quién sabe, solo Dios y el alma más profunda lo sabe-conoce-entiende. En estos pasos por dónde los mitos de esta tierra la Mancha y de la Península arribaron. Cervantes, Teresa de Cepeda, Juan de Yepes, y, y, tantos otros. Usted también, yo también…
Somos y estamos, somos y estamos en un lugar, somos y estamos en los sueños del lugar. Todos buscamos algo, algo dentro de nosotros, algo fuera de nosotros, algo fuera de nosotros para el dentro de nosotros, algo dentro de nosotros para el fuera de nosotros. No son palabras bizantinistas, no lo crea, no son silencios y huecos de oratorias y retóricas pasadas de moda, es intentar hechas lazos de cordones de conceptos, para entender un corazón-carne-alma, el de usted, y el mínimo común múltiplo de todos, todas –para seguir los preceptos del tiempo actual-.
Me pregunto cómo habría orientado Alcántara, Ortega, Unamuno, Clarín, Azorín, Campmany, Larra, Umbral, Ruano, Camba, Cavía, Plá, Cunqueiro, Vicent, y, un largo etcétera, de los maestros del articulismo de esta tierra, cada vez, con menos frío en invierno, con más calor en verano, y, más largas las tardes de sol. Cómo, me digo, habrían enfrentado, una potencial serie sobre el Toledo inmortal… Dicen que las columnas periodísticas de opinión o literarias son solo papel mojado de un día, hoy un conjunto de bits mojados que solo permanecen unas horas… Pero yo, debo indicarlo, pienso y opino, opino y pienso que es un género literario más, mitad información/periodismo, mitad literatura/poética, mitad filosofía/metafísica. Redacto ristras de palabras en columna articulada, con vocación para que dentro de cien años, alguien se moje sus labios en ellas, y sea como un frescor vaso de agua con hielo, al lado de la plaza de Toros de Toledo, a las seis de la tarde sin toros o con vacas…
Pasear por un lugar-aldea-pueblo-ciudad es pasear por el interior de uno mismo, pasear por el interior de uno mismo es siempre verse en mil espejos de mil lugares-hogares-angares de espacios y tiempos. Somos algo limitado e ilimitado, limitado en tiempo y espacio y carne, ilimitado si tenemos alma-espíritu inmortal. Por estas calles, que durante siglos, se fueron sedimentando estratos de culturas diversas, paralelas o diferentes. Ojos que veían la misma puerta, sea la de Bisagra, venga al ejemplo, enfrente del turismo, oficina, moderna. Cuántos corazones habrán pasado debajo de ella, en cuantas condiciones sociales y políticas y económicas e históricas diversas.
Un lugar, sea Toledo, es también la historia de tus antecedentes. Por algunas de ellas, hablaron otras voces, anterior a la tuya, relacionadas contigo por sangre. Algo de eso sabes, algo o mucho no sabes. Quién, quién sabe, padres y familiares o abuelos y bisabuelos, quién sabe, si estuvieron aquí, aquí, en este trozo de pisada, pero un metro más abajo, o con otros adoquines, o rellenos de tierra. Sabes algo de ellos y ellas. Algo narrarás o quizás, según el viento de ese destino de ese día, o, quizás, olvidarás. Te dicen, que el hermano de tu padre, hace tantas décadas, compró en una farmacia, una caja entera de pelargón, encargada por tus padres, para criarte a ti, ya que tu madre no podía ofrecerte su leche natural de madre, porque tendría que trabajar-laborar el/al sudor de su frente, para alimentarnos y darnos una esperanza en la vida y en el vivir. Te cuenta, que tu progenitor, visitó estos lugares, después, de aquella tragedia de estas tierras, que de vez en cuando, los bandos se levantan con picas o cañones, unos contra otros. Siempre interpretaciones diversas…
Toledo, puede ser el símbolo de cualquier lugar del mundo. Es lo mismo. Lo que expresemos de este lugar, puede estar, de algún modo en todos los lugares, en vez de la gran catedral de Toledo, la parroquia humilde y modesta de tu lugar. En vez, de puertas que se conservan de piedra y escudos reales, pues pequeñas placas en alguna plaza de tu aldea. Da lo mismo, hablamos de Toledo, pero también del mundo, de los millones de lugares, que se habitan en este planeta. Durante décadas o siglos.
Terminemos, con el sabio consejo de los viejos maestros griegos, no sirve ninguna filosofía, que no cure algún mal humano. Aconsejaría a las autoridades y pueblo de la ciudad inmemorial e inmortal e imperial de Toledo, que hiciesen un concurso de artículos periodísticos, al estilo de Cáceres, podría ir acumulando distintas ópticas, de cientos de columnas, de docenas de decenas de figuras, que han ido pasando por estas veredas llegando a Zocodover… ¡Irían acumulando un archivo de visiones y perspectivas y dimensiones diferentes de la mirada humana…!