En el Día Internacional de los Niños Víctimas Inocentes de Agresión (de cualquier agresión)

Natividad Cepeda.- El mejor de los dones recibidos es la vida y por eso jamás se debería olvidar.  Y la vida se gesta y nace del cuerpo de la madre.  Y no es un argumento más, es el prodigio de la vida  que en  demasiadas ocasiones olvidamos. Pero en nuestra sociedad  occidental faltan niños y por consiguiente faltan madres y padres que quieran serlo. Es un problema acuciante que nos enfrenta al carecer de generaciones futuras a las que no podremos darle el testigo de nuestras vivencias.

Se elige en libertad vivir de una manera o de otra y en este momento histórico la conciencia individual imperante es pertenecerse a uno mismo, mimarse, quererse y  disfrutar de cualquier placer que nos satisfaga rechazando la generosidad de darnos a los demás. Aunque en demasiadas ocasiones ese placer buscado nos depare dolor.

El progreso, esa palabra tan ponderada,  se ha entendido que quiere decir progresar en todos los campos sociales para hacer una sociedad justa, ecuánime y prudente donde la igualdad, al menos, no sea demasiada escalonada entre las clases sociales desde las que nos dirigen, hasta  las trabajadoras de cualquier profesión y oficio puedan vivir dignamente. Pero los ingresos actuales  no permiten a un numero elevado de personas vivir desahogadamente. Por lo que el nivel social carece de afinidades reales, a pesar de querer parecer que, todos y todas, parecemos vivir en iguales condiciones.

Y en esas condiciones entran nuestros niños víctimas inocentes de los adultos. Me pregunto ¿qué número de ciudadanos sabe, conoce, que hoy 4 de junio se celebra el Día Internacional de los Niños Víctimas Inocentes de Agresión. Ignoro esas estadísticas pero con las personas que he dialogado nadie me lo ha comentado. UNICEF España  nos informa  que la desnutrición está detrás de las muertes infantiles muriendo cada año  casi 2.800.000 niños por el HAMBRE. Y vuelvo a preguntarme… ¿ACASO NO ES AGRESIÓN EL HAMBRE? 

Dónde está la conciencia humana ante este desatino cruel e inhumano. Los héroes que lo denuncian son desconocidos y no considerados héroes. Si perdemos la compasión nos perdemos a nosotros mismos. Y en esa desavenencia  amoral se fragua el combate de la guerra. Guerra de Ucrania donde se lucha hasta morir. Donde mueren los niños y son víctimas de innombrables violaciones. La conocemos porque nos llegan sus imágenes  y esta cerca, en la misma Europa de nuevo en lucha. Pero y esas otras guerra actuales en Afganistán, Etiopía, Yemen, Haití,  Myanmar, Israel- Palestina…Las ignoramos y no nos informamos ni somos informados.

Silenciosamente los niños  reciben lesiones físicas y morales. Y también lo son cuando son acosados, despreciados y ridiculizados en los ambientes escolares, familiares y de grupos de amigos y los abusos infantiles… Inocentes menores que sin decirlo mendigan respeto, cariño y dignidad de toda la sociedad. De nuestra sociedad  que decimos civilizada. A pesar de todos nuestros adelantos se sigue imponiendo el derecho del poderoso, del fuerte, ante  los débiles de escasa resistencia.  Toda violencia, absolutamente cualquier clase de violencia es ausencia de amor. Y del reducido amor nacen muchos males.

Me estremecen las agresiones tan masivas y diarias. Tenemos una venda invisible en el alma que nos ocupa la conciencia ocultando lo que esta bien o mal, sin esa moral y su conocimiento caminamos errando al juzgarnos, y juzgar, lo que es verdad o falacia. Y en ese espejo se miran nuestros niños: niños que mañana serán adultos. No somos solo belleza estética semejantes a dioses clásicos y perfectos, somos personas con ciclos definidos desde que nacemos hasta que envejecemos y, si en esa rueda somos hostiles, continuamente habrá víctimas inocentes de niños.

                                                                                                        Natividad Cepeda

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