Ricardo Chamorro. Diputado Nacional de Vox. Portavoz de Agricultura, Pesca y Alimentación.- El vicepresidente de Vox, Jorge Buxadé, ha escrito un clarificador artículo esta semana donde afirma rotundamente que “el Pacto Verde Europeo es la causa real de la hiperinflación de los precios de la electricidad que está provocando el colapso de las economías familiares y de las pequeñas y medianas empresas”.
Hace dos años yo también coincidí con Buxadé en mi opinión sobre ese Pacto en el Congreso de los Diputados al hablar de la estrategia ‘De la Granja a la mesa’.
«Esta Estrategia es la materialización del Pacto Verde Europeo en la agricultura comunitaria. Consideramos que lo primero es la recuperación, y que todas estas exigencias de transición ecológica van a constreñir aún más al sector primario muy dañado, y no tienen sentido», apunté entonces a la vez que incidí en que, desde VOX, «hemos apoyado al sector primario durante la crisis con más de 150 iniciativas parlamentarias, y lo seguiremos apoyando después, ya que consideramos al sector agroalimentario un sector estratégico para garantizar la soberanía Nacional alimentaria”.
Informes de impacto del Pacto Verde
Desde VOX, no solo hemos advertido al Gobierno y a su ministro de Agricultura la realidad que veíamos venir ante la demagogia verde en relación con nuestro sector productivo agrario, sino que les presentamos informes de impacto objetivos que señalaban que las estrategias verdes serían catastróficas, condicionarían las rentas agrarias y la producción de alimentos de nuestro sector agrario nacional y europeo.
El primero fue el informe de 2020 del Servicio de Investigaciones Económicas del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos que señalaba el impacto en la economía y en la seguridad alimentaria, de las limitaciones impuestas por las estrategias ‘De la Granja a la Mesa’ y ‘Biodiversidad 2030’, que se adoptarían en virtud del Pacto Verde de la UE.
La conclusión fue que se reduciría el volumen de alimentos producidos entre el 7 y el 12%, se incrementarían los precios mundiales de los alimentos entre el 9 y el 89%, y la población en situación de vulnerabilidad alimentaria se incrementaría a una cifra que oscilaría entre los 22 y los 185 millones de personas.
El segundo fue el informe del Centro Común de Investigación (JRC) de la Comisión Europea que publicaba un esperado documento, en el verano del año pasado, tapado mientras se negociaba la reforma de la PAC, sobre el impacto de cuatro objetivos seleccionados de las estrategias ‘Biodiversidad’ y ‘Del campo a la mesa’. Algunas conclusiones de este informe fueron:
– Cualquiera que sea el escenario considerado, todos los sectores muestran descensos en la producción de entre el 5% y el 15%, siendo los sectores ganaderos los más afectados.
– Los cambios en la producción conducirían a una disminución de las posiciones netas de exportación de cereales, carne de cerdo y aves de corral, y a un empeoramiento del déficit comercial de la UE en el caso de las semillas oleaginosas, las frutas y hortalizas y la carne de vacuno, ovino y caprino.
– Aumento de los costes de producción y descenso de los precios en origen.
– Incremento de las importaciones procedentes de terceros países.
La guerra en Ucrania agrava la situación alimentaria
Esta semana la FAO alerta de que la guerra de Ucrania puede provocar un «huracán de hambre». La guerra agravará la inflación alimentaria, que ya estaba en niveles desorbitados desde noviembre del año pasado. Las justas reivindicaciones de nuestros agricultores comenzaron antes de la pandemia debido al aumento de costes y la falta de rentabilidad de las explotaciones. El COVID y la guerra han agravado esta situación ante la obscena inacción de nuestro Gobierno.
“Las interrupciones logísticas y de la cadena de suministro en la producción de granos y semillas oleaginosas de Ucrania y las restricciones a las exportaciones de Rusia tendrán repercusiones significativas y podrían aumentar gravemente la inseguridad alimentaria a nivel mundial, cuando los precios internacionales de los alimentos y los insumos son ya altos y volátiles”, indicaba el texto.
Entre las distintas recomendaciones, el informe apunta a la necesidad de “hacer todo lo posible” para mantener abierto el comercio mundial de alimentos y fertilizantes; aconseja a los países que dependan de Rusia y Ucrania que busquen proveedores alternativos y también pide que se diversifique su producción nacional, pues se desconoce cuánto durará el conflicto.
VOX lo advirtió ante el ministro Planas
El pasado 9 de marzo dije al ministro Planas lo que hoy es ya una preocupación generalizada, que el suministro alimentario es un asunto de vital importancia para la geopolítica de nuestro continente, que la dependencia alimentaria de países terceros, como Rusia o Ucrania, actualmente en conflicto, podía ser fatal para nuestra seguridad alimentaria, que nosotros hemos insistido en la defensa de la soberanía alimentaria desde que llegamos al congreso en 2019 y que nuestra insistencia fue contestada desde los inicios, por todos los grupos, insultándonos .
Le dijimos que lo más grave sería que en Europa hubiera posibilidades de pasar hambre, por ello era necesario ponerse ya en marcha con medidas excepcionales, y lo primero era la urgente suspensión de las políticas suicidas en relación con el abastecimiento alimentario como son las condicionalidades basadas en demagogia verde.
Le pedimos el alejamiento urgente y la derogación inmediata de la Agenda 2030, y de todo acuerdo o legislación internacional que culpabilice a nuestros productores de los problemas medioambientales mientras exonera a los verdaderos culpables; le solicitamos que se abandonaran los prejuicios ideológicos, absolutamente trasnochados, faltos de rigor científico, social y económico, y se fomentara la producción urgente de alimentos, plantación de cereales, dar una solución a la cuestión del regadío a nivel de dotaciones, elaborar una estrategia de necesidades alimentarias, y el fomento de la producción con incentivos.
En resumen, el diseño de una nueva Política Agraria Común europea menos verde y más agrícola, que incentive urgentemente la producción y fortalezca al sector agrario, reconociendo su carácter prioritario y estratégico.
Casi quince días después de la comparecencia del ministro, seguimos solicitando medidas de urgencia, se han flexibilizado las importaciones de cereales y se van a empezar a cultivar los barbechos, pero esto no es suficiente, sigue siendo necesario un plan de contingencia alimentario y productivo, una bajada radical de impuestos y de los costes de producción, una solución para las dotaciones de agua para la producción agraria, y la suspensión inmediata de la reforma de la PAC trufada de demagogia ecologista y de las agendas globales que ahogan nuestra producción.
Estamos en una situación de urgencia alimentaria, y ahora, más que nunca, la agenda tiene que ser España y los españoles. Lo decimos en las instituciones, y en la calle, como se gritó en la gran manifestación de este pasado domingo del Mundo Rural:
O demagogia verde, o el pan de nuestros hijos.