Jesús Millán Muñoz.-Por multitud de razones, deberíamos analizar y estudiar la necesidad de una Academia Manchega de Jurisprudencia y Legislación a imitación de la Real Academia del mismo nombre de Madrid.
Hasta dónde conozco la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España, sus orígenes se remontan a 1730, en Madrid, aunque oficialmente, fue su fecha de nacimiento en 1763, que la tituló como Real Academia de Leyes de estos Reynos y de Derecho Público, con una caracterización similar a la Real Academia de La Lengua.
Los fines entre otros es la investigación de las ciencias del derecho, de sus ramas auxiliares, y el estudio y análisis de la práctica jurídica, de la enseñanza de dichos principios en temas jurídicos, y, la colaboración con otras entidades similares…
Dicha Academia de Madrid está dividida en secciones como la de Derecho romano, Historia del Derecho, Derecho Canónica y Eclesiástico del Estado, Derecho Civil, Derecho Mercantil, Derecho Internacional Privado, Derecho Financiero y Tributario, Derecho del Trabajo y Seguridad Social, Derecho Constitucional. Derecho Administrativo, Derecho Comunitario Europeo, Derecho Internacional Público, Derecho procesal, Derecho Penal, Derecho Notarial, Derecho Registral, Filosofía del Derecho, Derecho de la Cultura, Derecho Iberoamericano, Derecho Militar, Derecho Premial, Derecho del Deporte, Derecho de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, Derecho de la Información, Instituto de la Historia de la Intolerancia (Inquisición y Derechos Humanos),
El anterior epígrafe o apartado muestra y demuestra, la enorme importancia de la ley, la norma, el derecho, el Derecho, la legislación, el corpus legislativo y, todas las reflexiones teóricas y prácticas que se desarrollan alrededor y dentro de esta entidad y sistema teórico en sí. Desde los primeros códigos legislativos que hemos heredado y conocemos de Sumeria, pasando por los imperios antiguos, Roma especialmente para nosotros, los pueblos germánicos, etc., han caído muchas lluvias-tormentas-huracanes por los corazones de los hombres, dentro y fuera de ellos, de forma individual y colectiva. Llamamos, historia e Historia, a la evolución y quehacer del ser humano en el tiempo y en el espacio.
Muchos piensan que el mundo funciona con el cemento para los edificios, con el gas para las calefacciones, con algunos sistemas de leyes y normativas concretas, con las patatas y el queso para degustar y alimentar el corazón, con el turismo y otras docenas de realidades que sistemáticamente, cada día, nos enfrentamos con ellas en la realidad o en los medios de comunicación.
Pero el mundo funciona, también y esencialmente, con la palabra, con la idea-palabra, con los sistemas de ideas-palabras que crean legislaciones-principios-normas, en definitiva, lo que los humanos, creemos de los mismos humanos, lo que debemos pensar que hay que creer y realizar en la vida práctica. Lo que se nos permite hacer o no hacer, lo que está censurado o pemitido o semipermitido según matizaciones y regularidades y situaciones y circunstancias…
Llevamos siglos, milenios de elaboraciones de normativas, a y en todos los sentidos, porque solo dentro del círculo de la ley, y, que esta sea justa y equitativa, necesaria, eficiente, es la única manera, que toda la gran maquinaria del hormiguero-avispero-termitero humano pueda medio funcionar. Somos, en cierto modo, lo que la ley nos permite ser. Somos lo que somos y estamos dentro de la ley. De ahí, la enorme necesidad de que la ley sea necesaria, eficiente, justa, equitativa, permita el desarrollo de los humanos.
Cierto es que siempre estamos en la panorámica de la interrelación de la multitud de derechos y deberes de los seres humanos, de las distintas teorizaciones o sistemas ideológicos, de las distintas filosofías que están buceando dentro de la legislación práctica, los movimientos históricos y políticos y económicos y culturales y religiosos que florecen en la humanidad, en los surcos de las eras o siglos o milenios… En ese enorme vaivén que es el hombre-humanidad…
Si algún prudente lector, lee estas siembras de artículos, de este modesto columnista, que se van clavando en las tierras digitales de las gacetas actuales. Se dará cuenta, que en estos últimos años he incentivado-preguntado-cuestionado, si se necesitarían, a imitación de las Grandes Academias Madrileñas, Reales Academias, copiar-plagiar-imitar, Academias Manchegas de la misma especialidad aquí en este suelo en el que respiramos y habitamos y sentimos y soñamos… ¡Y, así hemos ido montando teóricamente, la pregunta-respuesta, de la posibilidad-necesidad, de Academias Manchegas en todas las ramas, hoy le ha tocado el turno, a la de Jurisprudencia y Legislación…
Pienso modestamente, que podrían las instituciones públicas del ramo, la Universidad en su facultad de Derecho, los distintas Asociaciones de la Abogacía, y, diversas personalidades, además de los poderes públicos, intentar estudiar-analizar esta posibilidad. Que se reúna, un pequeño grupo de personas, expertos y especialistas, en estos menesteres, y creen y estudien y organicen un boceto, de la posibilidad y de la organización de esta hipotética entidad…
Con ese boceto-estudio-esquema de una posible Academia Manchega de Legislación y Jurisprudencia, pues se puede empezar. Lo primero, puede ser de forma muy modesta. Podría ser incluso, hasta que se materialice y cristalice en un edificio-sede-ciudad, de forma virtual. No se podrá aspirar a la historia de la madrileña, pero si, modestamente, empezar a funcionar. Darle, un principio jurídico de aprobación por las Cortes Regionales, y, que el vuelo del pájaro empiece modestamente.
Hasta aquí, llega mi papel en la cultura humana, sugerir realidades, plantear cuestiones que están o podrían estar en el aire de este trozo de tierra en la historia, que es la Mancha… Ahora lo ideal, es que en los medios de comunicación y en las entidades jurídicas de este suelo, educativas, administrativas, políticas, legislativas, Asociaciones Provinciales de Abogados, etc., se empezase un debate sobre este tema… ¡Ahí y aquí dejo el guante vacío para que lo rellenen ustedes…!
