El bipartidismo durará siempre

Emilio Nieto López, primer decano de la Facultad de Educación de Ciudad Real.- Los limpios de corazón verán a Dios. Los  partidos de la Casta no son dignos de mirarlos a la cara porque ambos están manchados por la corrupción y por el mal gobierno. Palabras más gruesa que ésta venimos oyéndolas en todos los medios de comunicación, tanto escritos, visuales o auditivos.

Es verdad, y ocurre a menudo que cuando a uno le toca ser puro y casto, generalmente mira hacia otro lado y donde dije  digo, digo Diego. Es una pena que el Sr. Iglesias haya tenido que corromperse pactando con  la Casta con el único fin de lograr poder y así ayudar a su señor aunque para ello haya tenido que taparse las narices, mirar para otra parte, incumplir su palabra mil veces comprometida y bajar a la arena política, enfangarse en pactos y componendas y en definitiva enseñar la patita negra aunque haya dicho que es blanca para entrar en la habitación de la abuela.

Ha llegado el momento de la verdad y de la mentira y ahora sí estamos viendo  cómo son de puros, limpios y castos los que ayer predicaban transparencia y rectitud cubriéndose con la bandera republicana y hoy se hacen querer por la envoltura del poder  y del dinero. ¿Qué tendrá la política y el poder cuando  todos vuelan  hacia ella?

Es una pena predicar contra todos y contra todo y después unirse en pactos  vergonzantes y vergonzosos para echar de las instituciones a los que piensan diferentes a ellos. Eso sí es una gran política de engaño a los incautos y de malversación,  no de caudales públicos, sino de algo más íntimo y profundo como es la dignidad. Pero, en estos momentos, poco vale esa palabra dada y la prédica ampliamente divulgada  contra los partidos de la Casta. Todos somos casta y algunos más casta que otros porque no hay nada peor que criticar en los demás lo que somos nosotros.

La política es la ciencia de lo posible, y especialmente cuando este posible se hace para el pueblo y en beneficio del pueblo, pero últimamente este razonamiento se ha convertido en dardo arrojadizo contra el adversario. Todos contra uno porque ese uno, según nuestro impuro juicio, nos ha reducido la educación, la sanidad, los servicios públicos etc. pero no se acuerdan  éstos que solamente hace unos pocos  años ellos nos quitaron toda la posibilidad de tener educación, sanidad y bienestar porque dependíamos de Europa para poder pagar a los funcionarios, a los pensionistas y a los más elementales servicios públicos.

Así es la política, la política que hace olvidar ver  la viga en el ojo propio y si la paja en el ojo ajeno. Todo es posible en la mala política porque, como dicen en los países del Este Europeo: Se acostaron siendo comunistas y se levantaron siendo demócratas. Algunos se levantan  todos los días  con una prédica muy diferente a la que realmente es ¿Acaso  Podemos (partido comunista) no ha pactado con el PSOE partido de  la Casta? ¿Acaso no se oyen las voces  de los que les ponían, como se dice vulgarmente, a parir? Qué leve es la memoria y cómo olvidamos cuando nos interesa. Ayer Podemos era un partido comunista antidemocrático subvencionado por Maduro y lejos de la realidad política de España. Hoy algunos se abrazan a él con tal de lograr el poder porque de otra forma sería imposible. Señores seamos serios ayer, hoy y mañana  de lo contrario nadie se rasgue las vestiduras  cuando el pueblo no cree en los políticos porque  éstos se han convertido, por méritos propios, en la clase política de la Casta pero de la peor Casta posible

El PP y el POSOE se han entendido maravillosamente bien  durante varias legislaturas y lo seguirán haciendo después  con pequeños y grandes pactos municipales. Y digo que se han entendido muy bien porque solamente ellos han tenido a su disposición todos los medios materiales, de comunicación y hasta institucionales posibles y este entendimiento entre el gobierno y la oposición ha sido muy beneficiosos para España y por ende para los españoles. El problema ha surgido cuando han entrado en la política nacional otros partidos cuyos objetivos, según ellos decían, eran la regeneración de la política y de la vida social de todos los ciudadanos. Pero ha ocurrido todo lo contrario durante estos últimos años porque  la sociedad se ha ido polarizando de una manera  más radical.

Difícilmente se podrá encontrar a nadie que, en este momento, piense que cuantos más partidos haya en la vida nacional de España mejor será el funcionamiento democrático. En un principio la pluralidad de ideas y de acciones  sociales debería llevar consigo una dinámica mucho más eficiente y rigurosa pero no es así porque los partidos no tienen como objetivo el bienestar de los ciudadanos sino más bien el mantenimiento de su status  y como consecuencia la debilidad de los posibles gobiernos nacionales.

En estos momentos, cuando comenzamos la década  de los veinte  la sociedad comienza a estar harta y empachada de la política mejor dicho de la mala política de partido que se alegra cuando consigue algún éxito en su programa electoral aunque ese éxito se deba a errores del contrario  con el que se debería haber hablado y posiblemente pactado un tema tan relevante para la economía como es hoy la reforma laboral y ayer era la eliminación de la ley de la reforma laboral.

En definitiva los dos grandes partido deberían ponerse de acuerdo en temas de índole nacional o internacional y no caminar de espaldas como lo hacen ahora, porque los radicales de izquierdas, los independentistas y bilduetarras atan al gobierno y mueven los hilos de la política mirando a sus intereses, la mayoría de las veces en contra de los intereses generales de los españoles.

No cabe duda que los partidos políticos deberían representar en, las Cortes Nacionales,  la voluntad de los ciudadanos que libremente depositaron en ellos su confianza en las urnas. Nadie duda que en un sistema democrático un partido que ha ganado las elecciones gobierne y el que ha perdido pase a la oposición pero eso no es óbice para que entre ellos no haya diálogo y posibles acuerdos  en temas de interés común, como puede ser la política internacional, la educación, la sanidad, las relaciones laborales y un largo  etcétera  que atañen a todos los ciudadanos.

Nunca fue buena la polarización  radical de la sociedad entre derecha  e izquierda porque la conformación de un gobierno, casi siempre, por no decir siempre, se logra con los votos de los ciudadanos que no son de ninguna ideología o al menos no pertenecen a ningún partido. Gobernar es pensar en todos los ciudadanos por  igual o si se hace desigual es porque habrá que dar más al que más lo necesita pero nunca pensando en la compra del voto aunque sea de una forma indirecta. El gobierno siempre debería ser el principal servidor público y en el que todos los ciudadanos se deberían ver reflejados por su trabajo, honestidad, claridad, transparencia, lealtad y sobre todo entrega a los demás.