Alfonso González-Calero.- Hoy no vamos a hablar de un libro sino de un hombre; un paisano nuestro que acaba de fallecer, el dramaturgo de Campo de Criptana Domingo Miras.
En palabras de una de las principales estudiosas de su obra, Virtudes Serrano, “Miras se ha mantenido fiel a una serie de compromisos éticos y estéticos entre los que se cuentan la constante denuncia de los mecanismos del poder que genera víctimas entre los seres más débiles y desposeídos, o la búsqueda de formas dramatúrgicas que pudieran reflejar el complejo universo de sus personajes”.
La mencionada autora, profesora en la Escuela Superior de Arte Dramático de Murcia, se encarga de las ediciones y prólogos de los dos únicos libros de Miras que yo tengo:; el primero de ellos, Teatro Mitológico, lo publicó la Biblioteca de Autores Manchegos allá por 1995, e incluye tres obras: Egisto, Penélope y Fedra.
Y es ella también quien se ocupa de editar el otro volumen de Miras que contiene otras tres piezas dramáticas del autor criptanense que acaba de fallecer: Aurora, Una familia normal y Gente que prospera. Este último libro corresponde a una coedición entre la Asociación de Autores de Teatro y el Servicio de Publicaciones de la Junta de Castilla-La Mancha, en 1999. La primera de estas obras, Aurora, trata de esta mujer y de su muerte, en 1934, a manos de su hija Hildegart.
Por tanto, no podemos decir que Miras fuera desconocido en su tierra; otra cosa es si ha sido o no suficientemente representado en ella; pero, sinceramente, no puedo responder a esa pregunta.
Domingo Miras había nacido en Campo de Criptana en 1934; tras el final de la Guerra Civil, su familia se traslada a Purchena (Almería). No comenzaría a escribir hasta la década de 1970, y sus mayores influencias proceden en primer lugar de Valle Inclán, y luego, ya más cercanos, de otros autores considerados de la generación realista, como Alfonso Sastre o el guadalajareño Antonio Buero Vallejo.
Otras obras importantes de Domingo Miras, además de las ya mencionadas son La Saturna (de 1973); o Las brujas de Barahona, de 1978, que narra el episodio de la persecución de unas brujas en la provincia de Cuenca, en el siglo XVI, por parte de la Inquisición. También sobre monjas supuestamente endemoniadas trata su obra Las alumbradas de la Encarnación Benita.
En muchas de sus obras aparecen personajes femeninos, y en concreto mujeres marginadas pero también rebeldes. A este respecto Miras había dicho en una ocasión: “La mayor parte de las mujeres se tragó la frustración, pero otras adoptaron por una ruptura”.
Sus obras se han representado en Alemania e Inglaterra. Obtuvo el Premio Nacional de Literatura Dramática en 2002. Y la Junta de Castilla-La Mancha le distinguió, en 2018, con una de sus Medallas al Mérito Cultural.
El alcalde de Campo de Criptana declaró, tras conocerse la muerte, que el Ayuntamiento está tramitando la declaración de su nombramiento como hijo predilecto del municipio.
La libertad como el tema central de sus obras. Q.e.p.d…..
Charles ¿has leído algo de este señor, al cual le das el «requiescat in pace»? Yo, ya te digo que no, pero tú… ¡como siempre!
Le recomiendo «Las brujas de Barahona», un buen drama histórico……