Finalmente, en referencia a las fugas de depósitos producidas por la alarma generada como consecuencia de las informaciones publicadas en prensa y la intervención de la caja, la misiva ofrece un reconfortante ejercicio de positivismo: “La presencia del Banco de España en CCM clarifica la situación de la misma y permite a la Caja afianzar la relación que mantiene con su clientela, a la que desea agradecer las muestras de fidelidad recibidas”.
Tiempo atrás
La relación postal entre el director de CCM y los clientes y trabajadores de la caja no es nueva, ya el año pasado pudieron ser testigos y protagonistas de un nuevo derroche de generosidad comunicativa: “Como persona vinculada a la Caja, me vas a permitir que me dirija a ti para hacerte partícipe de mis reflexiones y te sirvan de argumento sobre algunos comentarios que han podido llegar a tus oídos y que merece la pena que des una respuesta”.
Por aquel entonces, aunque podía atisbarse el “cambio de ciclo”, el ‘desasosiego’ en algunos clientes se debía a la mala fe de la prensa y la competencia: “Desde finales del pasado verano han concurrido una serie de circunstancias en el sector financiero nacional e internacional que han provocado cierto ‘desasosiego’ entre algunos clientes de la entidad. Esta situación no sería especialmente negativa si no se hubiera visto acompañada por ciertos rumores e intoxicaciones sobre nuestra situación patrimonial, alentados por ciertos medios de comunicación y determinados sectores de la competencia, interesados en incrementar su cuota de mercado a cualquier precio”.
De un silencio que podría haber sido elegante y discreto: “ante esta situación, no hemos respondido para mantener la discreción que debemos como entidad financiera y no hacer publicidad de las patrañas difundidas, en época de fuerte dialéctica motivada por las fechas electorales, lo que no quiere decir que nos resignemos”, se llegó al actual silencio oscuro y perverso, quizá porque había razones para callar: “No sólo vamos a rebatir con “datos” las mentiras que nos están lanzando, sino que además, vamos a emprender las acciones legales oportunas contra los que de forma injustificada y malintencionada tratan de minar nuestra estabilidad y nuestro futuro. En este contexto, y con el objeto de dejar perfectamente clara nuestra situación, tanto a efectos internos como de cara a nuestra clientela, debemos aclarar que todos los rumores surgidos sobre nuestra “delicada” situación financiera son absolutamente falsos e infundados, que no se basan en ningún análisis técnico profesional”.
Tras una exposición bastante convincente de ratios y estadísticas financieras el escrito desemboca en una confiada predicción de futuro: “A la vista de los datos y de los argumentos expuestos, se puede comprobar que la caja está en un gran momento y que mantenemos, desde hace años, una trayectoria ascendente. Este año volverá a ser un buen ejercicio gracias al esfuerzo de toda la plantilla, a la confianza de nuestros clientes y al apoyo que por unanimidad y con entusiasmo, hemos tenido de los Órganos de Gobierno. En ningún caso queremos dibujar un escenario triunfalista. El entorno económico y de la competencia no va a permitir ni perdonar ningún exceso. Pero es ahí donde radica el éxito de nuestra gestión: en nuestra capacidad de conocer el medio en el que nos desenvolvemos, de anticipar los problemas, de gestionar con profesionalidad y prudencia, pero siempre con ambición”.
Unos meses después, el Banco de España intervenía Caja Castilla-La Mancha.