Ana Belén Mazarro. Ana Carmona. Concejalas del Grupo Socialista del Ayuntamiento de Puertollano.- El 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, queríamos dedicar unas palabras a todas esas mujeres que se han visto afectadas, de un modo u otro, por esa lacra que es la Violencia de Género.
Consideramos que no hay mejor manera de hacerlo que compartir el testimonio real de una amiga nuestra de Puertollano, que puede ser tuya, tu vecina, tu compañera…, víctima de esa violencia.
El silencio nos hace cómplices. El silencio duele. El silencio mata. Y nosotras, no queremos ser cómplices. Pero sí queremos ser hacedoras de su lucha. Sí queremos dar voz a su dolor. Sí queremos que sepa que cuenta con nuestra ayuda. Por vosotras gritamos alto y claro que no estáis solas. Por vosotras, por tantas seguiremos en esa lucha incansable.
“He sentido como se apretaba más que nunca el nudo de mi garganta.
Ese que empezó a crecer como el peor de los males cuando me mandaron callar la primera vez.
Ese que se hacía cada vez más fuerte cuando me daban a entender que no era quien para dar mi opinión porque no era suficientemente importante.
Ese que me oprimía el pecho y se fue extendiendo hasta amarrarme de pies y manos.
Ese que te paraliza.
Ese que te hace dudar de lo que tú misma has visto y oído, porque «estás loca».
Ese que te hace sentir sola en el mundo, porque no te atreves a decirle a nadie lo que te está sucediendo.
«No te va a creer nadie, eres una exagerada, estás mal de la olla». «Yo te quiero, ¿es que no ves que lo hago porque te quiero y que nunca te haría daño?» «Doy todo por ti, la culpa es tuya».
Ese nudo que te ata al peor de los demonios.
Y no, no solo duelen los golpes, aunque también los haya.
Duele que hagan dejar de creer en ti.
Duele sentir que día tras día te vacías por dentro, que el insulto y el desprecio se vuelven parte de tu rutina y que las muestras de cariño se vuelven tan escasas que son utilizadas como un mecanismo de control.
Solo vas a tener una mínima caricia si haces lo que él te ordena, y cuando él lo ordena.
Duele que te hagan pensar que estás sola en el mundo, que nadie jamás te va a querer. Que no eres válida para que te quieran y que mereces lo que te está haciendo.
Duele sentir que estás en un laberinto del que no vas a salir nunca y duele, que cuando abres los ojos y utilizas la poca fuerza que te queda para hacerle desaparecer, no desaparezca.
Duele tener miedo porque sabes que intenta manipular a tu entorno para dejarte aún más sola.
Que aproveche cualquier oportunidad para hacerse notar, para que sientas que sigue ahí, en la sombra, pudiendo hacerte daño en cualquier momento.
Quiere que sigas temiéndole.
Duele tener miedo a salir a la calle, pensando que puede estar esperándote en cualquier parte.
Duele vivir con dolor.
Y duele saber que habiéndolo pasado tan mal, encima he tenido suerte.
Que tengo que considerarme una privilegiada, porque muchas no salen nunca.
Hoy quiero deciros algo.
Si me mata, quemad las calles.
Si me silencia, gritad por mí.
Si me destruye, destruid el sistema que nos ha llevado a tantas, a morir en silencio.
Sed rebeldes con causa, sed rebeldes por mí. Sed rebeldes, por tantas”.
N.