El torreño Miguel Vélez nos traslada con la publicación de su primer libro, “35 memorias de Asia”, a sus primeros años como «exiliado laboral” por Asia describiendo emociones y experiencias en lugares que extreman nuestra condición humana.
El paisaje desolador generado por la pandemia tal vez haya abierto a muchos heridas sin cicatrizar resultantes de la crisis del 2008. Cicatrices que, en el caso del escritor novel Miguel Vélez (Torre de Juan Abad, 1979), han hecho rememorarle sensaciones, emociones y experiencias que tuvo a lo largo de sus primeros años como exiliado laboral por Asia y que recoge en su obra debut titulada “35 memorias de Asia”.
Vélez reivindica llamar índicos a los españoles que se encuentran ahora viviendo en Asia tras la crisis del 2008. Un continente que, en palabras del autor, parece haberse convertido en nuestras nuevas Américas. Su libro viene a decirnos que es tiempo para alzar vuelos emprendedores sin contemplar nuestras limitaciones para llegar a situaciones que escriban nuestro propio futuro más allá de los miedos y las represiones que nos dictan. En definitiva, estas memorias son la historia de un índico, los hijos de la España desempleada que lentamente se van encontrando viviendo por el sudeste asiático.
35 memorias de
Asia es una excepcional radiografía sobre las tres fases que el autor pasa
hace aceptar su destino fuera de la madre patria. Memorias de trabajo, soledad
y buenas playas. Alguna que otra fiesta y un lugar donde buscar el cielo. No
hay música, pero somos capaces de reconocerla en lo que es una lectura
intensa y frenética con historias por lugares exóticos, con gentes diversas
donde nadie parece sentirse incómodo. Y es a partir de estas experiencias en
lugares exóticos y remotos, donde Miguel Vélez encuentra situaciones humanas
para hacernos creer que la felicidad en nuestro propio mundo está más cercana
que lejana de lo que imaginamos.