El servicio de Urología del Hospital Universitario de Guadalajara, dependiente del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (SESCAM), ha sido reconocido durante la XLIII Reunión Anual, que ha concentrado a profesionales de las Asociaciones Castellano-manchega y Extremeña de Urología.
Durante la cita, celebrada recientemente en Albacete, el equipo del hospital guadalajareño se ha hecho con el premio a la mejor comunicación del congreso de entre las 49 presentadas dentro del apartado correspondiente a trabajos propuestos por parte de Castilla-La Mancha, por un trabajo relativo a la vigilancia activa a pacientes con cáncer de próstata.
El cáncer de próstata es el tumor más frecuente en varones y se ha convertido en la segunda causa de mortalidad por cáncer entre la población masculina. La edad es el principal factor de riesgo para padecerlo, ya que la probabilidad de tener cáncer de próstata aumenta a partir de los 50 años y el 90 por ciento de los casos se diagnostican en mayores de 65 años. Asimismo, presenta un importante componente genético.
El trabajo, iniciado por la doctora Rosa María Barriga, desarrollado por María Herrero, estudiante de Medicina de la Universidad de Alcalá y presentado por la residente Elvira Gutiérrez, se basa en un análisis de los factores de riesgo de progresión del cáncer de próstata en vigilancia activa. En el mismo han participado todos los facultativos y residentes del servicio, con el jefe de Urología, Jesús Golbano, y Juan Luis Sanz como principales impulsores.
Se trata, ha explicado Elvira Gutiérrez, de una forma de tratamiento pasivo que se basa en controlar a los pacientes diagnosticados de cáncer de próstata en una fase inicial y desarrollar un modelo predictivo que permita conocer qué factores pueden ser determinantes para que cada uno de estos pacientes precise o no tratamiento activo con cirugía o radioterapia, esto es, “diseñar un modelo para prever qué pacientes pueden precisar tratamiento activo en un futuro cercano”.
De esta manera, señala, se vigila activamente a los pacientes mediante controles analíticos y biopsias, lo que contribuye a evitar el riesgo de sobretratamientos.
Los resultados de este análisis han permitido saber que los pacientes podían permanecer un tiempo prolongado, de hasta 26 meses, en vigilancia activa. Lo que se observó es que en muchos de los casos la enfermedad no avanzaba a lo largo de este tiempo, lo que permite aplazar la cirugía y otros tratamientos proporcionando una mejor calidad de vida a estos pacientes.
El estudio se ha desarrollado durante una década y ha contado con la participación de 57 pacientes diagnosticados de cáncer de próstata en un estadio muy inicial y con tumores de baja carga tumoral, tal y como está establecido por las guías clínicas vigentes.
Durante el tiempo del estudio se pudo constatar que una vigilancia activa y un seguimiento de la enfermedad permitía evitar la cirugía durante un tiempo prolongado. En muchos de los casos en el que finalmente se aplicó tratamiento activo mediante cirugía fue por decisión del propio paciente.
Así, el trabajo concluye que la vigilancia activa es una opción válida que contribuye a reducir el riesgo de sobretratamiento de los pacientes con cáncer de próstata localizado.
Cada vez son más los pacientes en vigilancia activa por este motivo, y conforme se van incorporando más participantes a este análisis se irán obteniendo resultados que permitan conocer los factores diagnósticos de reclasificación de pacientes, a tener en cuenta a la hora de optar por una vigilancia activa o directamente por tratamiento.