El viajero entra al Parque Natural del Alto Tajo como en una regresión a los paisajes de los cuentos, a la esencia de la naturaleza que se muestra con los colores impresionistas del otoño. Aquí aguarda el misterio de los relatos a luz de la hoguera, el bucle melancólico del vuelo de las aves, los ecos de la berrea en los valles agrestes, las tradiciones ancestrales de los antiguos.
El Alto Tajo presenta su riqueza paisajística, natural y patrimonial como un regalo cuidadosamente envuelto, alejado de clichés y masificación, y apto para todo tipo de públicos y edades merced a una cuidada red de rutas y centros de interpretación que facilitan una visita ordenada y respetuosa con el entorno. El otoño abre aún más las posibilidades para el amante de la naturaleza: durante los meses de septiembre y octubre la berrea del ciervo en el Alto Tajo es uno de los espectáculos sonoros más impresionantes que ofrece el entorno, preferentemente al amanecer o atardecer.
El Parque Natural del Alto Tajo atesora un impresionante y bien cuidado patrimonio geológico bajo sus extensos bosques de pinos y de ribera, pero también será posible disfrutar de la presencia de aves rapaces, micromamíferos, reptiles, anfibios y especies autóctonas de peces.
El paisaje es excepcional, configurado por su red hidrográfica, en el que destacan los cañones y hoces fluviales, así como formas singulares de ladera, como cuchillos, agujas y monolitos sobre rocas calizas y areniscas rojas principalmente, en los que abundan los pinares además de los bosques de ribera en torno a los cursos fluviales. Son también relevantes las parameras cubiertas principalmente por sabinares y pinares.
El Parque atesora gran diversidad florística, ya que dentro de sus límites, vegeta cerca de un 20% del total de las especies presentes en la flora ibérica. Son relevantes los extensos pinares de Pinus silvestris, laricio y resinero, además de superficies más reducidas pero no menos valiosas de pino carrasco. Formando masas mixtas con los pinares o masas puras encontramos quejigos, encinas y melojos.
En la zona central del Parque Natural, las parameras calizas son territorios dominados por sabinares de sabina albar que presentan en esta zona alguna de las masas mejor conservadas de Europa. También destacan los bosques de ribera con álamos blancos y temblones, sauces, los bosques relictos eurosiberianos con tilos, avellanos, serbales, olmos de montaña, tejos y acebos entre otros.
Además de las masas boscosas con su diverso cortejo de especies arbustivas, encontramos en el Parque Natural numerosas especies que han encontrado en salinas, turberas, charcas y lagunas, roquedos y angostas gargantas, sus últimos refugios.
Gran variedad de fauna
En lo que atañe a la fauna, destaca la gran variedad de hábitats presentes en el Parque con poblaciones animales en un excelente estado de conservación. Las numerosas paredes rocosas que coronan los cañones fluviales albergan excelentes poblaciones de rapaces rupícolas como el águila perdicera (especie en peligro de extinción), águila real, halcón peregrino, alimoche, buitre leonado y búho real. También es fácil avistar en
estos cortados a la cabra montés.
Los avistamientos de buitre negro y quebrantahuesos son cada vez más frecuentes, por lo que es posible encontrar a los cuatro buitres ibéricos en alguna “carroñada”.
Asociadas a las numerosas masas arboladas encontramos excelentes poblaciones de avifauna forestal como azores, gavilanes, águilas calzada y culebrera, ratoneros, arrendajos, pito real y pico picapinos, así como pequeños pajarillos como piquituertos, herrerillos comunes y capuchinos, carboneros, pinzones y verderones serranos entre otros. Puedes acceder a toda a información sobre las aves en este enlace. Con toda seguridad es posible observar el buitre leonado en el Mirador del Tajo en Zaorejas, descansando en un espectacular posadero. Hay disponible más información sobre recorridos específicos, especies y épocas en este enlace.
Asimismo, está disponible la app de Ebird, muy útil para observar aves en los principales hotspots y lugares del parque natural. Es importante recordad que las observaciones se realizarán únicamente desde senderos, caminos y lugares habilitados, observatorios, áreas recreativas y miradores, pero nunca fuera de estos lugares para evitar molestias a la fauna y flora del entorno.
El impresionante sonido de la berrea
Además, este ambiente y sus zonas adyacentes son el hábitat de gatos monteses, tejones, garduñas, comadrejas y alguna gineta. Especies cinegéticas como el ciervo, el gamo, el corzo, y el jabalí también son muy abundantes.
De hecho, durante los meses de septiembre y octubre la berrea del ciervo en el Alto Tajo es uno de los espectáculos sonoros más impresionantes que ofrece la naturaleza, preferentemente al amanecer o atardecer.
La magia del agua
Los cursos de agua que surcan el Parque, caracterizados por su excelente calidad y buen estado de conservación de sus riberas y fondos, propician la presencia de una de las mejores poblaciones de nutria de la región. Además albergan truchas, bogas y barbos entre otras especies acuícolas. Por último, en algunos de los más recónditos cursos de agua todavía encontramos alguna de las últimas poblaciones de cangrejo de río autóctono, especie en fuerte regresión a nivel regional y nacional.
En el Parque Natural del Alto Tajo, hombre y naturaleza siguen conviviendo en equilibrio. Los aprovechamientos de maderas y leñas, apícolas, piscícolas, cinegéticos así como ganaderos, permitieron la presencia humana en el territorio, configurando el paisaje y generando un rico patrimonio histórico y etnográfico.
La armonía del hombre con la naturaleza
Así, destacan los yacimientos de arte rupestre prehistórico (Cueva de los Casares, Cueva de la Hoz), los yacimientos celtibéricos (Castros de Olmeda de Cobeta y Checa), construcciones medievales como el Monasterio de Buenafuente del Sistal, construcciones etnográficas como las Salinas de Saélices de la Sal, y Salinas de Armalla y los chozones sabineros (construcciones populares de gran belleza diseminados por los sabinares del Parque Natural del Alto Tajo).
No menos importante es el patrimonio cultural inmaterial que comprende tradiciones orales, usos sociales, actos festivos, conocimientos relativos a la naturaleza, saberes y técnicas vinculados a la artesanía tradicional y a oficios como el hoy desaparecido de los gancheros, que inspiró a José Luis Sampedro en su novela “El río que nos lleva”. La madera extraída de los extensos bosques, “La Maderá”, era transportada por el cauce del rio Tajo hasta Aranjuez, una tradición que va más allá de un modo de vida para convertirse en todo un emblema estético de Castilla-La Mancha.
Los interesados en la geología pueden disfrutar de nueve itinerarios diseñados especialmente, unas rutas equipadas con más de 80 elementos interpretativos (paneles y placas de cerámica), y una competa guía con toda la información que puede descargarse en este enlace.
El Parque Natural del Alto Tajo es grande y por tanto difícil de explorar en pocos días, pero está lleno de rincones y lugares que pueden satisfacer la curiosidad y el interés de todos, si se recorre por partes. Así, en Corduente se encuentra el Centro de Recepción de Visitantes del Parque. Desde aquí parten rutas para interpretar el Barrando de la Hoz, pasando por el espectacular mirador que lleva este nombre.
Desde el área recreativa de Riba de Saélicies, donde se encuentra la Cueva de los Casares, parte el sendero del Valle de los Milagros, esculturas naturales que son uno de los símbolos del Parque. Desde el punto de información del parque, la Georuta Ocentejo-Hundido de Armallones, se adentrará caminando en el espectacular cañón del Tajo. Por su parte, el Puente de San Pedro, que comunica Zaorejas y Villar de Cobeta, se sitúa justo sobre la unión de los ríos Tajo y Gallo, y en verano es una zona de baño muy popular; mientras que la Laguna de Taravilla es una hermosa laguna que se formó gracias al crecimiento de una barrera de toba que represa el agua.
De otro lado, en el entorno de Peralejos de las Truchas, como en gran parte de su recorrido por el Parque, el Tajo discurre encajonado. En esta zona los escarpes calcáreos que delimitan el cañón adquieren un espectacular desarrollo. El Puente de Martinete, cerca ya del límite con la provincia de Cuenca, es un buen lugar de observación. Otra opción, hacia Chequilla, Checa, Alcoroches y Orea, son los fríos y extensos bosques de pinos, que pueden recorrerse en varias rutas e itinerarios a pie, en BTT y algunas en vehículo.
En resumen, los senderos del parque son especialmente sencillos para toda la familia. Son los siguientes: Ocentejo- Hundido de Armallones (Ocentejo), Barranco del Horcajo (Peralejos de las Truchas), Rodenal de Corduente (Corduente), Laguna de Salobreja (Orea) y Espineda (Checa). Para facilitar la visita, puedes guiarte con la información que ofrece el propio parque en esta dirección web.
En la actualidad, la población del Parque Natural de aproximadamente 2.560 habitantes (datos INE 2020), presenta una densidad inferior a 3 habitantes por kilómetros cuadrado, de las más bajas de Europa, lo cual ha contribuido a su alto grado de naturalidad y al excelente estado de conservación de sus recursos naturales.
Para conocer todos estos rincones y tradiciones, el Parque Natural dispone dispone de cuatro centros de visitantes que se encuentran abiertos los fines de semana, festivos y puentes desde Semana Santa hasta octubre. Se trata de los centros de Dehesa de Corduente, Sequero de Orea, Museo de la Ganadería Tradicional, y Río Tajo. No obstante, antes de acudir, es recomendable consultar el calendario de apertura y otros datos de interés en la web del Parque.
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