“Las mujeres de Almodóvar y las que viven en las pedanías, somos uno de los principales motores de crecimiento y desarrollo”

Alrededor de 150 personas han compartido esta mañana el acto central de la celebración del Día Internacional de la Mujer Rural en el municipio de Almodóvar del Campo, hasta donde se han desplazado también vecinas de diferentes pedanías para compartir así esta jornada de reivindicación y de celebración.

La lectura del manifiesto emanado de la Concejalía de Mujer e Igualdad y del Centro de la Mujer en el Teatro Municipal, tras el desayuno que se ha ofrecido a las participantes en un establecimiento hostelero de la localidad, ha servido para recalcar el importante papel que juega la mujer en ámbitos rurales, reclamando su figura y sus derechos.

Carmen Garrido Vázquez, representante del colectivo local de Amas de Casa, ha sido la encargada de leer el texto, donde se recalca como esta jornada “no es solo el día de las mujeres agricultoras y ganaderas, sino que es el día de todas las mujeres que trabajamos en el medio rural, que emprendemos en el medio rural, que participamos y nos asociamos en el medio rural, que criamos a nuestras hijas e hijos en el medio rural”.

Y como “aún no estamos totalmente representadas” en este ámbito, “hemos querido dirigir este día hacia varios objetivos: fomentar el empoderamiento de las mujeres en el medio rural y poner en valor su importancia como agentes de desarrollo sostenible y, por otro, recordar la situación de las mujeres rurales del mundo”, seguía el manifiesto.

“Las mujeres de Almodóvar en general y las que viven en las pedanías en particular, somos uno de los principales motores de crecimiento y desarrollo, no sólo desde el sector agrícola y ganadero, sino también como diversificación económica en el entorno rural aprovechando los recursos naturales y los nuevos servicios que se prestan”.

Además, “en el camino por recorrer para alcanzar la igualdad real y efectiva” se ha reivindicado “fomentar la titularidad compartida de las explotaciones agrarias, potenciar el emprendimiento, incrementar la presencia de las mujeres en los órganos de decisión como las cooperativas, donde sólo representan el 3% de los consejos rectores y acabar con el silencio que rodea a las mujeres del medio rural frente a la violencia de género”.

El empoderamiento propio y de las hijas, “desde una perspectiva feminista y de paridad e igualdad”, también debe aprovechar el hecho de que “nuestro medio rural, es una oportunidad de empleo, de emprendimiento, no sólo laboral, también personal, es un buen sitio para vivir y por ello queremos quedarnos en nuestros pueblos y que nuestros derechos fundamentales y el acceso a los mismos sean como los de las personas que habitan en las ciudades”.

De ahí que se haya concluido instando a “quienes gobiernan la aplicación de acciones laborales, educativas, sociales y culturales con fecha de ejecución y presupuesto económico. Acciones consensuadas y participativas que conviertan al medio rural en un lugar deseable para que las mujeres trabajemos, vivamos y sigamos eligiendo quedarnos en nuestro pueblo”.

Tras la lectura del manifiesto, que ha estado acompañada desde el escenario por la concejala de Asociaciones, Lidia Paz, quien ha dado la bienvenida a todas las asistentes y las ha felicitado por una jornada tan especial, la munícipe ha dado paso a un minuto de silencio en memoria de cuantas personas han sido víctimas de la pandemia.

Y sin romper este contexto de emotividad, el recital de poesía ‘Clave y Verso’, con la voz de la actriz y rapsoda Ana Torres Lara y los magistrales acordes de guitarra de Adrián Fernández Arcediano, han llenado el Teatro Municipal de textos de escritoras universales en torno a las múltiples facetas de la mujer a lo largo de toda su vida.

Un dulce evento cultural donde no han faltado Alfonsina Storni, Carmen Martín Gayte, Gloria Fuertes, Cristina Peri Rosssi, Teresa de Jesús,… etcétera para, entre todas estas diversas temáticas y sentimientos, mostrar el mundo poético expresado a través de la mirada y el sentir femenino.

La última cita matinal, previa a la comida de hermandad, ha sido el interesante taller ‘El poder de la mujer rural’, que han desarrollado dos integrantes del colectivo Mamachama, cuya misión es contribuir al empoderamiento y la reeducación en temas de igualdad, paz y convivencia en diferentes países latinoamericanos.

Irene Piedrabuena, educadora y comunicadora y Saúl Sánchez, chef e interventor social, han dirigido esta propuesta dinámica y participativa, en la que se ha planteado a las personas asistentes la necesidad de construir nuevas narrativas sobre la experiencia de ser mujer y vivir en un pueblo.

Para ello se ha mostrado un breve documento audiovisual de SOS Somos Cuidados sobre los condicionantes que impiden a las mujeres rurales cumplir sus expectativas vitales, principalmente por cuidado de personas dependientes y ocuparse de las tareas domésticas, algo intrínsecamente aceptado en estos territorios dispersos en contraposición a los ámbitos urbanos.

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