Hacia las nueve menos veinte de anoche, el tiempo se paró en Almodóvar del Campo en memoria de Marcelino Sendarrubias Moreno. Momento de pura emoción, a flor de piel, por quien tanto ha significado, hasta su triste y precipitada partida, para el deporte y el empresariado local. En definitiva, para un pueblo al que tanto amaba y al que dio todo.
Por su forma de ser, tan repentina e injusta muerte, el 15 de junio de 2020, en un escenario de pandemia maldita, dejó sumida a la población en una zozobra sin consuelo. Su familia, sobre todo. Su esposa, Asunción Hipólito Viveros y los cuatro hijos fruto del matrimonio, Marcelino, Miguel, Pablo y Carlos.
Y su infinidad de amigos. Compañeros de la Asociación de Amigos del Deporte que ejerce como escuela de fútbol donde se enseña a practicar el balompié entre tantas generaciones nuevas. Compañeros del Club de Fútbol Almodóvar y del legendario Calvo Sotelo. Pero también aquellos otros de FEVAM, el colectivo local de empresarios.
Este jueves, todos ellos, junto con autoridades presentes de la Corporación municipal, encabezadas por el alcalde José Lozano, se fundían en el afecto y el recuerdo a quien todo el mundo califica como una persona “buena”, que rehuía el conflicto y antes de que éste pudiera cundir, aplicaba mano izquierda, mesura, paciencia y reflexión.
El acto de homenaje, pendiente hasta fechas más propicias como ya sí eran éstas, en un contexto de septiembre festivo, aun sin serlo oficialmente, unió a los equipos que fueron, en lo más cercano, los clubes de sus amores. Primero los veteranos y más tarde sus actuales primeras plantillas. Lo de menos, aunque hubo goles, sendos marcadores.
Porque entre uno y otro encuentro, bajo los focos del campo de fútbol municipal del complejo polideportivo que lleva el nombre del imborrable poeta oriolano, entre las decenas y decenas de asistentes, al fin se pudo deshilachar el nudo en la garganta que seguía latente ya quince meses para quienes querían y apreciaban a Marcelino.
Ángel Morena, todo un referente del deporte rey en Almodóvar del Campo, estrecho colaborador y amigo, recitó precisamente hondos versos de Miguel Hernández para significar ese sentir común. “¡Qué sencilla es la muerte: qué sencilla, pero qué injustamente arrebatada! No sabe andar despacio, y acuchilla cuando menos se espera su turbia cuchillada”.
Vívidos recuerdos de aquel benjamín maduro y responsable
Rememoró a continuación “los recuerdos más remotos” como su llegada al equipo juvenil, “un grupo humano excepcional; tal es así que hoy, más de 40 años después, siguen manteniendo un vínculo excepcional”, significando de Marcelino que, pese a su condición de benjamín, “su grado de responsabilidad y madurez estaba muy por encima de muchos de sus compañeros”.
Algo que Ángel siempre ha querido trasladar a dos de sus hijos, “mis amigos Pablo y Carlos, cuando los tuve a mi cargo como monitor de la Escuela de Fútbol de la Asociación de Amigos del Deporte”. Ayer tarde, Marcelino y Miguel también se sumaron al partido de homenaje, vistiendo la camiseta azul conmemorativa del memorial.
A su padre, abundaba Morena, “jamás le conocí una salida de pata de banco y cuando había un conato de polémica en el grupo, él los calmaba con esa sonrisa displicente tan suya, tan característica. Así fue como jugador y como fundador, junto a otros impulsores de ese gran grupo, de ese gran proyecto, que es la Asociación de Amigos del Deporte”.
Y por ello instó a preservar tan “enorme legado” por parte de cuantos “hoy estamos aquí reunidos en ese modesto homenaje a tu memoria y recuerdo”. Modesto, concretó, “para tus merecimientos, pero con la sinceridad de quienes nos seguimos considerando, por encima de todo, tus amigos”.
Marcelino, uno de los amigos con los que se crio el alcalde
Amigos como el alcalde, José Lozano, quien conoció a Marcelino Sendarrubias Moreno en primera persona porque “me crie con él en el barrio de san Antón, haciendo nuestros pinitos en ‘el molino’, y luego él fue un buen jugador que aquí estuvo presente con todos vosotros”.
Con la familia también dijo unirle “una amistad enorme”, compartiendo muchos momentos con los scouts y recordando también el último partido que, en aquella época, el actual regidor tuvo la oportunidad de jugar con él, en La Alberca. “Creo que, desde el Cielo que nos está viendo tiene que seguir ayudándonos a conseguir lo que él siempre ha querido para Almodóvar del Campo, que era lo mejor”, significó.
Y dirigiéndose a mujer e hijos, Lozano resaltó el carácter dialogante del homenajeado, “porque lo mejor de vuestro padre y de tu marido era lo bellísima persona que era, tranquila, que no se enfadaba por nada. El tiempo que estuviésemos juntos era difícil que dijera una palabra malsonante. Ahora toca tenerlo presente en el recuerdo”.
Asunción agradeció con sentimiento el gesto
Asun, como así se conoce a esta maestra en Almodóvar del Campo, pese a lo intenso del momento, quiso tomar la palabra para agradecer tantos gestos como se estaban viviendo sobre el terreno de juego y comenzó diciendo “qué gusto ver tanto futbolista junto, con lo que le gustaba a Marcelino el fútbol, cuánto hubiera dado él por estar aquí”.
“Lo hubiera dado todo, pero es que yo creo que está”, apostilló para, con la emoción contenida de su voz, reconocer las sensaciones de su esposo “cuando os he visto jugar a todos sus amigos, con toda la gente que le jugaba, a todos los que quería y respetaba muchísimo, con esa camiseta azul que siempre habéis llevado y que ahora llevan mis hijos».
Recuperado el resuello, quiso dar las gracias “a quienes habéis hecho posible hacer este homenaje porque se lo merecía; sí, se lo merecía, de verdad que sí”. “Los que lo conocíais y creo que todos los que estamos aquí lo conocíamos sabéis que, como han dicho, era una persona entrañable, pero, sobre todo, era muy a migo de sus amigos”.
Asun continuó reconociendo como a Marcelino “le gustaba el fútbol muchísimo, era su pasión y por eso, -continuó de nuevo con el sentimiento puro de vuelta a su voz-, el que hoy le dediquéis esto, desde donde esté estará súper orgulloso, súper contento de todos vosotros y de todos nosotros también”.
“Y sé que en esos grandes corazones que tenemos, un trocito de ese corazón se lo tenéis guardado a él. Gracias, sobre todo, por mantener vivo su recuerdo. Muchas gracias, de verdad”, acompasando sus lágrimas al término de estas palabras con el aplauso generoso de asistentes, desde el terreno de juego y desde el graderío.
Placas conmemorativas y ramos de flores
Estas tres emocionantes y emotivas intervenciones se pudieron escuchar acto seguido de la entrega de placas desde el Ayuntamiento almodovareño a responsables de los clubes presentes, el Calvo Sotelo CF de la vecina localidad de Puertollano, el anfitrión CF Almodóvar, el colectivo local Amigos del Deporte y, por supuesto, la propia familia.
Placa cuya leyenda rezaba ‘En memoria de Marcelino Sendarrubias Moreno, una persona irrepetible que inculcó lo valores del deporte entre tantas generaciones de niños y jóvenes y a ello se entregó en las entidades de Almodóvar del Campo y Puertollano a las que perteneció como jugador, directivo, compañero y amigo’. También esposa e hijos recibieron dos ramos de flores
Tras el acto, el concejal de Deportes, José Carlos Soler, manifestó que “Marcelino era una persona muy entrañable de nuestra localidad, que de muy joven se entregó al fútbol, primer en los juveniles”, glosando logros deportivos como el hecho de haber sido campeón provincial en esa categoría.
Posteriormente, desde 2009, “ha estado vinculado a nuestras escuelas deportivas hasta su fallecimiento y verdaderamente ha sido muy sentida la pérdida, también desde los niños, desde sus compañeros, desde este Ayuntamiento porque ha sido una persona que se ha entregado en cuerpo y alma al fútbol y, ante todo, siendo una gran persona”.
Carlos Gavidia, por su parte, esbozó también la faceta “maravillosa” que entrañaba Marcelino como persona, “que cada día trabajaba más por nuestro pueblo, por el club, por las escuelas y para nosotros, para el Club de Fútbol Almodóvar, es un orgullo tener a dos hijos suyos defendiendo nuestros colores”.
Por eso el responsable del CF Almodóvar, con el sentimiento de “lástima porque se nos fuera, sé que desde ahí arriba él va hacer todo lo posible para que en Almodóvar siempre el deporte y, sobre todo, el fútbol no decaiga y sé que nos va a dar toda la fuera y toda la lucha que tenía él y desde aquí abajo nosotros así vamos a seguir luchando en su memoria”.
Y de las dotes como futbolista de Marcelino daba cuenta otro amigo del alma, Ramón Anguita, quien apostillaba de ‘Marce’ que “era bondad todo”, siendo compañeros desde aquel memorable equipo de juveniles, con 14 años de edad, cuando por aquel entonces se competía en el campo que tenía el colegio CIMASTER, el de los carmelitas.
“Como deportista era un buen pelotero, como así tuve la oportunidad de comprobarlo y cuando dejó el fútbol activo siguió vinculado, promocionando y apoyando el fútbol en Almodóvar y eso es algo que le honra”. También era, expresó Anguita, “un chaval majísimo, sin una palabra malsonante y como ha dicho Asunción, su mujer, muy amigo de sus amigos; era un buen tío, que diría un andaluz”.
Emotivo reconocimiento….