Venta de la Inés: ¡Vuelta a empezar!

¡Nuestro gozo en un pozo! Después de tantas denuncias, juicios, declaraciones, artículos en prensa, comentarios radiofónicos y reportajes televisivos en distintas cadenas; después de las numerosas visitas de políticos, Defensora del Pueblo de Castilla-La Mancha, personajes de la cultura, las artes o el periodismo; después del apoyo de tantas asociaciones ecologistas, senderistas, culturales y ciudadanas de los más diversos ámbitos; después de la creación de la Asociación de Amigos de Venta de la Inés, a través de la cual se ha estado, y se está, trabajando desde hace muchos años por la defensa y el reconocimiento de este enclave cervantino; después de que la familia Ferreiro haya venido acogiendo de forma cariñosa y desinteresada a tantos visitantes, ofreciéndoles un lugar de descanso junto al fuego, siendo invierno, o al abrigo del frescor proporcionado por los anchos muros de su casa en verano, informándoles de los posibles recorridos por aquellos parajes e incluso, no pocas veces, dando de comer y beber a muchos de ellos bajo la impresionante morera que sombrea el patio de la Venta; después de tantos actos culturales con motivo del “Día del Libro” o cualquier otra efeméride, celebrados en la vecina “Fuente del Alcornoque”, la propia Venta de la Inés o las Casas de Cultura de Puertollano o Almodóvar del Campo…
Parecía que íbamos bien…

 Esta apreciación, tan gozosa para los amigos de aquellos lugares y de la familia que los habita, se basaba en hechos significativos: por un lado –y gracias, sobre todo, al apoyo decidido de la Diputación Provincial y su Presidente- la luz, durante tanto tiempo demandada, llegó por fin a la Venta, acometiéndose además el arreglo de los ocho kilómetros de camino de acceso y la instalación de paneles informativos para los visitantes. Por otro lado, y desde la Consejería de Cultura, se tramitó el expediente por el que se declaraba Bien de Interés Cultural la Venta de la Inés (en tiempos de Cervantes “Venta del Alcalde”) y su entorno, estableciendo con ello una serie de medidas de protección, mantenimiento y aprovechamiento cultural del paraje que tanto valoramos todos. Por último, y gracias a los buenos oficios de la actual junta directiva de la Asociación de Amigos de este lugar, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, de quien depende la cuenca fluvial de aquel territorio, después de reconocer como río al “Tablillas”, es decir, al cauce que circunda la Venta (tras un proceso larguísimo por cierto, en el que, además de las demandas y la presión popular participaron geógrafos y geólogos de la Universidad de Castilla-La Mancha, historiadores y técnicos de distintas disciplinas) y conceder además el uso del agua de dicho río para cubrir las necesidades de este enclave histórico –agua que tradicionalmente vinieron usando los habitantes del mismo y que tomaban a través de una antigua tubería de barro que, sospechosamente, apareció un día destrozada, después de que la empresa “Patrimonios y Negocios, S.A.” comprara “La Cotofía”, es decir, el latifundio que rodea la Venta, no pudiendo adquirir ésta también al negarse a vender la familia Ferreiro, sus actuales propietarios-, parecía que los problemas que tanta gente habíamos estado denunciando durante años se solucionaban por fin, o estaban próximos a solucionarse.

Pero al final…¡”volquemos”!

Durante los dos o tres últimos años, y salvo algún incidente aislado,  la gente ha podido acceder a la Fuente del Alcornoque y a la Cueva de la Venta de la Inés, con sus pinturas rupestres, sin ser mayormente molestados. Pero al fin los poderosos dueños de La Cotofía han vuelto a enseñar la patita, más bien la garra, por debajo de la puerta. Una puerta que se empeñan en cerrar a los caminantes que pretenden llegar a los enclaves mencionados. En los últimos días miembros de la Asociación de Bomberos de Puertollano, con sus familias, han sido denunciados por la guardia civil cuando regresaban de la cueva, según parece por el “delito” de no respetar los días de visita y no tener permiso para la misma expedido por la Consejería de Cultura. Y digo yo: ¿desde cuando para transitar por las orillas de un río, es decir, por un lugar PÚBLICO, se necesita un permiso especial y un calendario de visitas? Qué triste cometido el de una guardia civil que podría emplearse en perseguir verdaderos delitos, por ejemplo el de cambiar el cauce de un río o construir arbitrariamente un embalse que quiso emplearse como lugar de recreo particular, o el de vallar dicho río, ocupar caminos públicos o cazar en tiempo de veda. Como decía hace poco el abuelo Ferreiro en una entrevista radiofónica: “Tantos años de democracia para que estemos todavía en estos tiempos caciquiles”… ¡Vivir para ver!

Y no para aquí el asunto. Ya puestos, “Patrimonios y Negocios, S.A.” (¡qué nombre tan sugerente!) quiere ir a por todas. Así, además de llamar a la guardia civil para que le guarde el coto, se niega a ceder la servidumbre de paso para que la Venta de la Inés pueda tener acceso al agua del Tablillas cuyo derecho le ha sido por fin reconocido, como antes apuntábamos. ¡Otro litigio! Pero la guinda del pastel ha sido la impugnación de la tan celebrada declaración de Bien de Interés Cultural para la Venta de la Inés y su entorno como antes también mencionábamos, impugnación basada en que tal declaración afecta a la propiedad vecina, la cual no fue en su día informada del expediente que se estaba tramitando, como es preceptivo. Dicha impugnación ha sido aceptada por la Consejería de Cultura en Resolución de 09/02/2009, publicada en el Diario Oficial de Castilla-La Mancha de 18 de febrero actual, a partir de la cual tiene que reiniciarse el referido expediente desde el principio, con el cumplimiento de todos los trámites y plazos legales. De verdad, faltan teclas de ¿¿¿¿???? y de ¡¡¡¡¡¡!!!!! para expresar la perplejidad -por decirlo suavemente- que este asunto nos produce. O sea, que en un expediente derivado de una polémica y un conflicto de años, con movilizaciones ciudadanas, campañas mediáticas, denuncias y juicios a cascaporro, montañas de actuaciones administrativas en que se han visto implicados ayuntamientos, consejerías, Diputación, servicios cartográficos, universidad, Defensor del Pueblo y cientos de asociaciones y ciudadanos de toda clase y condición… resulta que a “alguien” (¿quién responde?… sólo se escucha el silencio) se le olvida un trámite tonto que puede echar atrás todo el proceso. ¡Vaya por Dios hombre, qué mala suerte!

En fin, todos conocemos ya el juego a estas alturas de la película. Los señores –o “señoritos”- de La Cotofía saben que no tienen razón. Es más, saben que tienen todos los pleitos perdidos… a la larga. Pero, para nuestra desgracia, saben también otra cosa: que tienen poder, dinero, tiempo y abogados para “marear la perdiz”, para pleitear y dar largas, para intimidar a la gente corriente que no quiere líos ni puede permitírselos pues bastante tiene con aguantar lo más dignamente posible los embates cotidianos de la vida, que no son pocos. Entre esta gente humilde se encuentra, desde luego, la familia Ferreiro, particularmente los que viven en la Venta, que no tienen todo aquello que andan derrochando sus prepotentes vecinos. Sobre todo que no tienen tiempo. Porque los años, los graves problemas de salud y la acumulación insoportable de tantos disgustos y frustraciones los van consumiendo día a día, cada vez más deprisa.

Mientras tanto los buitres esperan su turno.., pacientemente.

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