Itinerario laboral de las enfermeras

En los últimos tiempos se habla mucho y con razón –la crisis económica constantemente nos lo pone de manifiesto–acerca de la necesidad de impulsar planes de empleo en todos los sectores de nuestra economía. Las dramáticas cifras del paro, duplicando las peores de los países de la OCDE, que nos aproximan a los cuatro millones de desempleados, nos deben servir de revulsivo para implantar políticas imaginativas de empleo que no se limiten únicamente al ámbito municipal, sino también para abrir nuevas fronteras en otros campos de nuestra economía como es el de la Sanidad, especialmente en el sistema sanitario público, en una etapa en la que se empieza a cuestionar la calidad de este pilar fundamental del Estado del Bienestar, que mueve recursos suficientes –aunque a veces escasos– para hacer frente a las innovaciones que se tienen que implantar en el ejercicio profesional, especialmente en el campo de la política de personal, con la puesta en marcha de un auténtico itinerario laboral de las enfermeras estableciéndose las condiciones de trabajo en relación a una serie de parámetros como la edad, los años de ejercicio prestado, el tiempo trabajado en unidades con especial penosidad, y otros factores que influyen en la salud de los profesionales. Se asegura con este itinerario, al que se acogerán de forma voluntaria y sin merma de sus retribuciones, una mayor flexibilidad y un efecto positivo sobre el SNS y la calidad de las prestaciones, al existir mayor intercomunicación entre los profesionales y el sistema sanitario
Hasta ahora el esfuerzo viene recayendo en la capacidad y liderazgo de los profesionales sanitarios, siempre comprometidos con el modelo público de nuestra Sanidad, renunciando en la mayoría de los casos a reclamar de los gestores un mayor compromiso con los recursos humanos, pese al sacrificio personal y profesional que realizan todos los días del año, con una presión asistencial agotadora. La profesión enfermera es un buen ejemplo. Los estudios resaltan el incumplimiento por parte de las Administraciones Sanitarias de los ratios enfermera/ cama, alejados de los países de la Unión Europea y un mal ejemplo, puesto siempre de manifiesto por la Organización Mundial de la Salud, pese a las continuas denuncias realizadas por el Sindicato de Enfermería y otras organizaciones profesionales en los diferentes foros internacionales y nacionales. Asimismo, La OIT o el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene del Trabajo vienen reclamando la implantación progresiva de las condiciones laborales a la edad de los trabajadores, es decir la creación de un itinerario laboral, como reivindicamos desde Enfermería.

Ahora se intenta paliar este drama profesional y humano con la creación en el Senado, dentro de la Comisión de Sanidad, de una Ponencia sobre Necesidades de Recursos Humanos en el Sistema Nacional de Salud. Se quieren buscar soluciones, compromisos y la viabilidad futura del sistema sanitario, sin abandonar la bandera de lo público y ahondando en el mantenimiento de mejores y nuevas infraestructuras, además de la seña de identidad de la ponencia, que no es otra que su apuesta por incrementar los recursos humanos del sistema. La voz de la profesión enfermera – el Sindicato SATSE – en su comparecencia pública, fue contundente al reclamar no sólo 60.000 nuevas enfermeras en el SNS para seguir ofreciendo calidad en las prestaciones, sino mejorando también sus condiciones de trabajo que tanto está influyendo en la salud de los profesionales de enfermería.

Esta cifra servirá para estabilizar y ajustar las actuales necesidades de plantilla, a través de la consolidación de empleo y de nuevas contrataciones como plantilla estructural en el sector público. Esta escasez de profesionales debe abordarse de acuerdo con la distribución actual de Enfermería entre los diferentes servicios de salud. Las cifras no incluyen la escandalosa falta de profesionales de Enfermería en la sanidad privada, para la que reclama una regulación de plantilla ajustada a necesidades, funciones y número de camas, así como al creciente ámbito de la Dependencia.

Los senadores no deberían olvidar que estamos en el límite de la capacidad del sistema sanitario y que éste empieza a resquebrajarse si no se pone cura al enfermo dotándole de más recursos y mejorando las condiciones de trabajo de los profesionales de enfermería, logrando fijar este objetivo como eje central de las políticas y de la gestión de los recursos humanos de las instituciones sanitarias.

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