Eduardo Muñoz Martínez.- Desde el viernes, 16, al lunes, 19, de este mes de julio, se ha celebrado la decimoséptima edición del Festival de Música Antigua y Medieval «Alarcos», en la ermita del mismo nombre, ubicada a poco más o menos legua y media de nuestra ciudad, organizado por la Concejalía de Cultura.
Se ha realizado, por supuesto, observando estrictamente todas las medidas sanitarias y de seguridad obligatorias en este tiempo de pandemia, del que podemos decir que han sido sus señas de identidad el extraordinario nivel artístico del evento y la notable afluencia de público a cada una de las representaciones. Cuando ya hemos descansado de las subidas, para unos más complicadas que para otros, al precitado santuario mariano; después de haber contemplado las impresionantes vistas que el lugar ofrece; una vez inmortalizadas las impresionantes puestas de sol, y otros detalles…, considero que es el momento de reseñar tan inolvidables veladas.
El viernes teníamos la oportunidad de disfrutar del espectáculo «Los colores del medievo». «Ensemble Musicantes», que surge por inquietud de sus miembros, buscando profundizar en el estudio e interpretación de la música medieval y del comienzo del Renacimiento, nos ofrecieron un amplio repertorio con temas procedentes de las Cantigas de Santa María, Libre Vermell de Montserrat, danzas francesas, inglesas e italianas, saltarellos, música sefardí y andalusí…, etcétera.
Al día siguiente, sábado, «Nahzun», cuatro músicos de amplia experiencia en las músicas antiguas y tradicionales, apasionados por la improvisación y en el desarrollo creativo de las músicas modales, unidos especialmente para este proyecto, «Un viaje por la Europa Antigua», nos deleitaron con composiciones de trobadores alemanes del siglo XIII, Cantigas de Santa María, Moaxaja andalusí, Conductus polifónico medieval, también del siglo XIII, Nuba andalusí, música de tradición sefardí, música antigua oriental, y danza medieval europea.
El domingo, como antiguamente en los cines de nuestros pueblos y ciudades, el programa era doble. «Ensemble musicantes», en colaboración con «Tantatachán Teatro», presentaban ante un público eminentemente infantil «Las aventuras de Martín». Una historia que consta de tres pasajes en los que se narra las aventuras de Martín, un joven escudero que quiere convertirse en caballero, debiendo superar para ello tres pruebas cruciales que le permitirán alcanzar su objetivo con la ayuda de fantásticos amigos, sabiendo captar y mantener, en todo momento, la atención de los pequeños, y de los que no lo son tanto, en honor a la verdad.
Este mismo día, por la noche, «Dolce Rima» nos hacía vibrar con su montaje «Tres morillas me enamoran», una selección de piezas polifónicas de los principales cancioneros musicales de la Península Ibérica, arregladas o transcritas para voz, flauta de pico y vihuela, que al unísono logran una hermosa sonoridad y evocan la belleza, tal que en tiempos pasados. Pudimos escuchar temas de Cancionero de Palacio, así como de Rore, Cabezón, Valderrábano, Daza, Mudarra, Ortiz, Narváez, Milán, Pisador…, y otros historiadores e investigadores.
Apenas habían transcurrido unas horas desde que los espectadores habíamos vuelto a nuestros lugares de origen, cuando amanecía el lunes, día 19. Se presagiaba, con carácter irrevocable, el final del festival. Ese día teníamos la cita con «Veneranda Díes Ensemble» y su espectáculo «Los trovadores del Rey». Sus integrantes se definen como un grupo especializado en Música Antigua Medieval, creado en Toledo hace por ahora dieciséis años, por el multiinstrumentista Fernando Mosquera, que desde el principio han englobado en su repertorio la denominada Música de las Tres Culturas. En esta ocasión nos hicieron transportarnos a aquel tiempo con temas anónimos, piezas de Berenguer de Palou, Rimbaut de Vaqueiras…, dando forma a los nueve trabajos que llevaron a la práctica.
No pensarán lo mismo sus organizadores, estoy seguro, pero parafraseando la expresión, diecisiete años son un ayer que pasó, deseando por ello que el Festival de Música Antigua y Medieval «Alarcos», de nuestra ciudad, cumpla muchos más.
Extraordinario. Enhorabuena. Y es que los estudiosos de la música antigua centran sus esfuerzos en lo que se llama la autenticidad y ésta trata de determinar una cosa tan sencilla como a qué velocidad se interpreta una obra, pues las partituras no llevan indicaciones modernas, como es el tempo; otras no llevan la letra……