Los gamberros que el pasado miércoles dejaron su huella con pintadas en la parroquia de San Antonio de Padua han reflexionado y se han puesto en contacto con el párroco don Alfonso para reparar el daño acusado, una vez identificados, según ha podido saber este digital.
Las pintadas, que nada tienen que ver con el arte grafitero cuando se hace artístico y con consenso social, aparecieron en la jamba de la puerta de entrada que da a la plaza, fachada, en las vigas vistas de hierro, en la escalinata de acceso, en farolas y en espejos que facilitan la visibilidad del tráfico.
Este acto vandálico, sin sentido, e intolerante ha tenido, sin embargo un giro sorprendente, si es que al final se lleva a cabo la reparación por parte de los autores del desaguisado, tal y como informaron a MICR fuentes de la parroquia.
Al parecer casi todas las pintadas pueden ser fácilmente borradas por el barniz protector de la misma excepto las de la escalinata de acceso al tratarse de cemento. Aunque se ha tratado de una indeseable travesura es de esperar que la reflexión se concrete en la reparación y sirva de ejemplo para futuros piratas del grafiti gamberro.
La parroquia de San Antonio fue remozada hace unos años pero el acceso principal por la placita está mal iluminado a pesar de repetidos escritos que se han enviado al Ayuntamiento en ese sentido, así como la tala de dos árboles completamente secos, que ahora son un estorbo y pueden arder como la tea.
Estos actos tienen origen en el comportamiento cívico pero una buena iluminación serviría al menos de persuasión a futuros destrozadores de lo público, que es lo que al fin y al cabo es una parroquia y sus aledaños. Habrá que esperar a que la lamentable gamberrada acabe bien con el insólito ofrecimiento de los responsables y que el Ayuntamiento responda a las peticiones de los responsables de la parroquia.
Dentro de lo malo BRAVO
Mi agradecimiento a esos jóvenes por recapacitar.
Bien hecho. Dios contento.
Y los chicos en paz, que es lo que se merecen.
No hay que defender estos actos vandálicos, pero es un gesto que les honra.
Eso o que les meten un multazo de 3 pares, ni recapacitar ni nada.
En cualquier otra ciudad pasarían por los juzgados, ya que la policía conoce a los autores y reparar el daño, bien económico al Ayuntamiento que lo ha subsanado a costa nuestra, o su reparación por los responsables, pero en Puertollano, somos diferentes, así nos va, consintiendo actos vandalicos de todo tipo y sin rendir cuentas a nadie.
Pero esto es lo que hay por desgracia en Puertollano.
Bueno, va a ser que es verdad, «¡arrepentidos los quiere Dios!»…..