Julián Martínez Lizán. Portavoz de Desarrollo Sostenible Grupo Socialista en las Cortes de CLM.– Cuando hablamos de Desarrollo Sostenible expresamos una sensibilidad propia de un tiempo nuevo, es apostar por un desarrollo que satisfaga nuestras necesidades actuales, pero sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones, garantizando, por tanto, el crecimiento económico, a la par que cuidamos el medio ambiente y el bienestar social.
Así, cuando el Presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, tras las elecciones regionales de 2019, optó por constituir una Consejería acorde con estas nuevas necesidades estaba apostando por poner en valor la preocupación respecto de una realidad en constante evolución, y hacer frente a nuevos retos, generados por un modelo de globalización, con el que convivimos, pero que produce grandes y graves desequilibrios económicos, sociales y medio ambientales.
Es obvio que apostar desde la conciencia política, social y medioambiental por este nuevo modelo de desarrollo supone un gran reto para, desde la transversalidad, atender las necesidades relacionadas con el medio natural, la biodiversidad o la Economía Circular, procurando un fortalecimiento de la cohesión territorial, también desde la Transición Energética o el Consumo, y todo ello sin perder de vista la consecución de los Objetivos de Desarrollo establecidos en el marco de la Agenda 2030, como piedra angular del trabajo que como administración estamos obligados a ofrecer a los ciudadanos.
El trabajo en este sentido está dando sus frutos en beneficio de nuestra región. Labor que ha supuesto un gran reto cuando hemos tenido que dar una respuesta comprometida con las diferentes situaciones vividas en este último año, debido a la pandemia de la COVID 19, y que han puesto más en valor lo que se ha tenido que desarrollar, ya que en algunas ocasiones hemos tenido que enfrentarnos a tareas absolutamente novedosas y hasta ahora imprevisibles.
A modo de ejemplo, hemos comprobado la capacidad de adaptación que ha tenido el importante servicio prestado por INFOCAM –Servicio contra Incendios-, que no solo ha combatido el fuego en espacios forestales, sino que se ha adaptado a la dura situación impuesta por la pandemia, desarrollando una intensa labor de desinfecciones de calles y edificios como medida de prevención de los contagios por el coronavirus, con más de 30.000 actuaciones llevadas a cabo en las más de 14.500 visitas realizadas a pueblos y ciudades de Castilla-La Mancha. Trabajo encomiable, el de estos hombres y mujeres, que tuvo que atender en el pasado enero, al combate contra el fenómeno meteorológico FILOMENA, y sus graves y perniciosos efectos. En definitiva, una labor realizada, en esa red colaborativa con otras consejerías, en una región eminentemente rural y forestal.
La situación vivida ha resultado dura para muchísima gente y ha supuesto, para quienes tienen responsabilidades públicas, un esfuerzo de dedicación e ingenio, en el que todas las áreas de la Administración, particularmente en el ámbito sanitario, pero también en otros, como en quienes implementan las políticas de Desarrollo Sostenible que se han volcado para que fuese posible continuar con las actividades formativas de nuestros niños, adaptadas a las circunstancias marcadas por la pandemia. Como también en otros temas, como el hacer posible el declarar la caza como actividad necesaria, para que, a pesar de las restricciones a la movilidad, se evitasen males mayores por los daños causados por fauna salvaje a la agricultura.
También desde el ámbito de la Economía Circular se han afrontado importantes retos, en los que además de cimentar un futuro ilusionante con la aprobación de la Ley que la ha regulado, y desarrollado su estrategia, y aprobándose la nueva Ley de Impacto Ambiental, persiguiendo una proyección ágil y ampliada del potencial socioeconómico que nuestra región puede ofrecer con los nuevos yacimientos de emprendimiento que han de surgir y que supondrán un importante apoyo a la lucha contra la despoblación, amén del trabajo desarrollado en materia de tratamiento de residuos, conjugando la protección de la salud humana y la adecuada gestión de los mismos.
En estos últimos meses también hemos podido constatar la necesidad de garantizar dos elementos imprescindibles en nuestras vidas. De una parte, el abastecimiento energético y de otra, la garantía de disponer de buenas y eficaces redes de telecomunicación, para no perder el contacto con la realidad social de quienes tienen dificultades al respecto, y además garantizar la cohesión Territorial, facilitando el mantenimiento del contacto con los demás, pero también impulsando el teletrabajo, o la continuidad con la educación en colegios e institutos, aun a pesar de su cierre temporal. El trabajo desarrollado por el gobierno de Emiliano García Page, hacen que podamos sentir el orgullo de que hoy la inmensa mayoría de las familias de la región dispongan de algún tipo de cobertura digital, aunque también somos realistas y sabemos que queda trabajo por hacer, tanto para incrementarlo como para mejorarlo.
Todo esto sin perder de vista la necesaria transición energética que ha de ponernos a la vanguardia en el uso de energías renovables que, en un futuro inmediato, cambiará la percepción en cuanto a generación y consumo energético, siempre velando por el respeto al medio ambiente e insistiendo en la constante reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Como sociedad de consumo, estamos viviendo importantes cambios, en que los nuevos canales ofrecidos por el mercado, ampliados durante el confinamiento y las restricciones de la movilidad, han puesto de manifiesto la importancia de la protección de los consumidores, cuyas reclamaciones era preciso atender para evitar abusos y malas prácticas, atendiendo las reclamaciones de nuestros conciudadanos. Se ha desarrollado el trabajo necesario para avanzar en la Ley del Estatuto de las Personas Consumidoras y se ha elaborado la estrategia de la Agenda 2030, como elemento de vertebración de una sociedad que debe caracterizarse por un futuro sostenible.
La política debe caracterizarse por la atención a las necesidades de las personas y no tanto al impulso marcado por la masa. Las personas han de sentir el orgullo de vivir y trabajar en un entorno amable, donde el ciudadano reconozca el compromiso de sus gobernantes para atender sus necesidades como ciudadanos y ciudadanas. Por eso, y para que la sociedad en que vivimos se mueva en parámetros de cohesión y satisfacción personal y colectiva, es muy importante la corresponsabilidad, donde todos y cada uno nos caractericemos por nuestro imprescindible compromiso e implicación como habitantes de este planeta, para garantizar la sostenibilidad y viabilidad para nuestras generaciones futuras.