El acusado de disparar contra siete guardias civiles en su domicilio en Argamasilla de Calatrava (Ciudad Real) en agosto de 2016 ha asegurado este martes durante el juicio que ha comenzado en la Audiencia Provincial de Ciudad Real que «en ningún momento» supo que «quien entraba en la casa era la Guardia Civil».
Unos hechos por los que se enfrenta a 39 años de cárcel por los delitos de atentado contra la autoridad, intento de homicidio, receptación y tenencia ilícita de armas, y que ocurrieron el 4 de agosto de ese año, cuando el acusado, A.G.R, recibió con dos disparos de escopeta a siete guardias civiles durante el registro de su domicilio, consiguiendo herir a cinco de ellos.
El acusado ha comenzado su declaración ante el fiscal afirmando que no escuchó en ningún momento «Guardia Civil» cuando los agentes entraron en la casa ya que «hay un trayecto considerable» desde la entrada hasta la cocina, donde se encontraba con su mujer, también acusada, en el momento de los hechos.
«Desde la entrada hasta la cocina hay varias habitaciones» ha dicho, añadiendo ante la sala que estaban sentados y que no llegó «ni a ponerse la camisa».
Así, ha manifestado que «pensaban» que en el momento de entrada de los agentes a la vivienda, donde se encontraba el matrimonio, sus dos hijas y una niña de corta edad, se trataba de «una familia gitana» que «les tienen amenazados de muerte» por una ruptura matrimonial entre una de las descendientes de los acusados y un miembro de la otra familia por una denuncia por malos tratos por parte de la hija.
«La familia pasaba por la puerta del domicilio pegando tiros», ha asegurado el acusado, añadiendo que «se querían llevar a su hija por la fuerza» y que «les matarían sí o sí».
El día de los hechos, el acusado, tal y como ha relatado, «estaba en camisa, recién levantado, en la cocina tomando el desayuno» cuando sintió «un golpetazo en la puerta», momento en el que su mujer «se puso histérica y con miedo» porque «ya estaban amenazados de muerte».
Así, ha dicho que estaba agazapado cuando escuchó una sirena en la calle, que creyó que se trataba de una ambulancia, se incorporó y salió por el patio de su casa, cuando vio a un guardia civil gritando «al suelo Guardia Civil» y que entonces se quedó «atónito, en shock».
Según ha explicado, la mujer «pedía socorro» en el momento que entraron los agentes y ha añadido que, acto seguido, se levantó, cogió la escopeta, y «sin saber dónde tirar» porque «nunca» ha cogido un arma, realizó un disparo «para asustarlos».
Además, sobre las armas que se encontraban en posesión del acusado, ha declarado que compró una escopeta, con la que disparó a los agentes, y un rifle por 50 euros cada una, en la puerta de un centro comercial de Puertollano «mientras vendía melones».
SE SIGUIÓ EL PROTOCOLO DE ENTRADA
Por su parte, los ocho guardias civiles que han declarado en condición de testigos, han coincidido en que entraron a la vivienda siguiendo el protocolo.
Todos han relatado que en el momento de entrada al domicilio, lo hicieron al grito de «Guardia Civil», avisando al acusado de que se disponían a entrar en la vivienda.
También ha declarado la mujer, M.A.C. –acusada a su vez de un delito de resistencia grave por el que el Fiscal pide cuatro meses de prisión– que ha afirmado que los agentes cuando entraron la cogieron y la sacaron de la vivienda y que uno de los guardias civiles la agredió, agarrándola de la cabeza.
Además, ha declarado que no les vio hasta que la cogieron y la llevaron a la puerta, donde, según ha indicado, dos agentes la agredieron mientras le decían «estate quieta».
Ha coincidido con su marido en que se encontraba en la cocina cuando «sintió un golpe muy grande» y pensó «los gitanos, los gitanos» y que no escuchó el aviso de los agentes al entrar a la vivienda.
En un momento del juicio, la acusada ha sido expulsada de la sala por intervenir mientras hablaba un guardia civil –después de que se le ordenara reiteradamente que no hablara sin darle la palabra– para señalar que los agentes «la agredieron», un hecho que los propios agentes niegan.
«En el momento de la detención la acusada tenía los brazos rígidos», ha dicho uno de los agentes, añadiendo que la mujer mantuvo un comportamiento «agresivo» durante su inmovilización, «con pataletas e insultos».
El juicio continuará este miércoles y jueves. El fiscal solicita por el delito de atentado contra la autoridad, 8 años y 3 meses de prisión; por los cuatro delitos de homicidio en grado de tentativa un total de 28 años; por un delito de receptación de armas pide 2 años de cárcel; y uno más por la tenencia ilícita de armas. Igualmente, pide indemnizaciones para los agentes por un valor cercano a los 14.000 euros tanto por las lesiones sufridas como por los daños en los equipos balísticos.
Nada se creía el etniano que eran 7 guisantes con con patas y dijo voy a sacar la escopeta que son muy grandes para la sartén.
Jajajaja¡¡¡ muy bueno Living.
Hay que ver que excusa mas absurda .Un insulto a la inteligencia.
Así que no sabía que era la Guardia Civil?
O sea que según este individuo, si no son Guardias Civiles, si les podía disparar?.
Menudo simvergüenza.
La puñeteras armas. Ojalá y se pudieran fundir todas para hacer bolígrafos.
Asco de gente que piensa que puede tener un arma y usarla como le plazca.
La posesión de armas es un riesgo latente….
Charles, tú lo que eres es un peligro constante.