Es una palmácea que tiene un gran tamaño y desarrollo, teniendo además unas excelentes características fisiológicas y estructurales con relación a las de su especie. De acuerdo a la época de la urbanización del entorno de la zona de la ciudad (C/ Alarcos / Fuente ornamental), lugar donde se encuentra plantado, este árbol podría tener unos 35 años.
Porte y descripción del árbol.-
Palmera bien formada con un solo pie, copa regular y completa, de buen tamaño y con un número de palmas adecuado.
Tiene un solo pie, el estípite es macizo, cilíndrico, limpio desde la base y con valona final. La salida de las palmas se encuentra a unos 11 m. de altura. Las palmas tienen una buena inserción con el cogollo central y se encuentran distribuidas homogéneamente y en todas las direcciones.
Estado de conservación general.-
La palmera se encuentra en un buen estado de conservación y no se le aprecian plagas ni enfermedades. La palmera se limpia anualmente de palmas secas, se limpia su tronco de las inserciones de las palmas viejas y se le forma la valona al final del estípite. Su desarrollo y tasa de crecimiento es mayor de lo esperado para su edad y la zona climática donde se encuentra.
Descripción del entorno.-
También se encuentra en la zona peatonal de la entrada de la Iglesia de San Pedro, en su margen derecho, mirando a la fachada de la misma, junto a la puerta principal de entrada a la iglesia. Tiene alcorque de 1’50 x 1’50 m., con tratamiento superficial en terrizo, el resto de su entorno se encuentra solado con piedra canteada de río y grava basáltica, formando un empedrado portugués. Se encuentra a 1’50 m. de la fachada de la Iglesia de San Pedro. Existe otro ejemplar de similares características, al otro lado de la puerta de la iglesia.
Se puede apreciar la misma, desde las calles General Rey, Ramón y Cajal y Ruiz Morote.
GIGANTES INVISIBLES
¿Has pensado alguna vez cuantas cosas cotidianas pasan desapercibidas ante nuestra mirada?
Debe ser que sólo nos fijamos en aquello que está a nuestra altura, a la de nuestros ojos y el ritmo que nos imponemos cada día nos lleva de un sitio a otro sin prestar atención a lo que nos rodea, a lo que nos acompaña, a todo lo que está siempre ante nosotros, fijo e inamovible año tras año pero pasa desapercibido, como gigantes invisibles.
¿Cómo, siendo gigantes pueden ser invisibles?
Estas palmeras magníficas, forasteras entre Quijotes, Sanchos y Dulcineas son, desde hace más de 30 años, compañeras de olmos, pinos y otros árboles que pueblan nuestra ciudad.
Sal a buscarlas, mira hacia arriba, entre el cielo y el suelo hay algo… que espera tu mirada detenida.
Son plantas singulares, nos cuentan historias.
Párate a mirar, párate a escuchar…
La primavera ha venido, búscala en tu ciudad.
I L G
Me gustan. Las palmeras dan alegría
¡A mí las de chocolate me alegran el desayuno o la merienda!
Una especie protegida en las islas de origen…..