Sería fácil para mí recurrir a la ignorancia y mostrar desconocimiento por el drama de una comarca, la de Almadén, pero debo ser sincero y reconocer que conozco el tema de primera mano por mi asiento en la directiva provincial de CEOE-CEPYME. Quede bien claro que es mi opinión, la personal, esa que cuesta tanto verter y que en ocasiones, también cuesta mucho leer o escuchar…
Régimen establecido versus actores sociales –me gusta la expresión– o para que nadie se ofenda, actores sociales versus régimen establecido. Duelo de titanes y entendimiento distante. Nuestros políticos deben actualizar sus actuaciones y compromisos en tiempo real, así no habría problemas. Por otro lado, es legítimo que un pueblo vele por sus intereses, por su progreso y por su futuro. Dos posturas compatibles pero, al parecer, alejadas, al menos a día de hoy.
Personalmente no creo que nuestro poder político –suena contundente, ¿verdad?– hiciese falsas promesas. Estoy convencido de que esto no fue así. A nadie se le escapa que “ya” estamos en crisis y toda la inversión pública y privada ha tenido, o tendrá en su caso, que redefinir su destino. Esta es la clave de todo el problema de Almadén y de muchas otras comarcas, que también han visto mermados sus planes de expansión.
Otro de los problemas que Almadén puede tener o tal vez ya tenga es el “cainismo” de comarcas vecinas. No es sencillo contemplar grandes expectativas no complementarias para comarcas cercanas y en este caso contiguas. Error de planificación y posiblemente falta de dialogo entre todos los actores, en este caso también incluyendo a los políticos. A mi modo de ver y simplificando los conceptos, ha faltado contemplar una planificación adecuada del corredor Puertollano-Almadén, incluso con parte del norte de Córdoba, para estructurar un cinturón productivo equilibrado, complementando las necesidades de una comarca con la producción de la otra. Esto sí sería globalización a pequeña escala. A este respecto, si cabe aclarar que aunque los fondos de Puertollano son muy específicos, tales como los MINER, hubiese sido perfectamente compatible con el diseño de ese hipotético cinturón productivo, ya que una cosa es la planificación estratégica y otra es la financiación de las actuaciones.
Comprendo y apoyo a todos cuantos piden por Almadén, al igual que comprendo y justifico, sin complicidad, al gobierno regional, pero lo importante ahora es rediseñar el destino y los compromisos con Almadén. Todo es cuestión de entendimiento y de no adoptar posturas que pasen por el inmovilismo y la “maldad” –bien entendida– de la utilización política.