Perfumes amorales y bobos

Perfumes amorales y bobos Manuel Valero.- La publicidad en Navidad adquiere dimensiones de insoportable amoralidad y destroza en un solo plano de spot publicitario todo cuanto se trata de combatir desde los poderes públicos. Cada año es lo mismo, pero esta Navidad de 2008 que coincide con la crisis financiera y económica acentúa la contradicción y pone al descubierto la verdadera crisis: la de un suave y correctísimo cinismo, a veces tan sutil, que no se nota. Pero está ahí con su asqueroso lenguaje facilón, estulto y por supuesto, mentiroso.

No me refiero a toda la publicidad ni a todos los anuncios, sino específicamente a unos cuantos pero suficientes que acaparan pantallas de televisiones públicas y privadas, buenas cuñas de radio y páginas enteras de periódicos, que luego son las mismas televisiones públicas y privadas, radios y periódicos que compiten entre ellos por cortar el primero la cinta de la solidaridad y la progresía. De salón, por supuesto.

{mosgoogle}Hoy mismo, he hojeado un periódico que detallaba en la sección de Internacional, los abusos que de los niños se hacen en Afganistán, un país torturado entre la edad media intransigente y la edad posmoderna de las bombas y una o dos páginas más allá la foto de un mancebo, un joven ataviado con un traje de diseño anunciando un perfume de Paco Rabanne. Es el mismo imbécil que hace chasquear los dedos y aparece un maletín de dinero que siempre es sinónimo de delito, de tráfico, de pasta trincada a la remanguillé, un cochazo –como siempre, los creativos tienen mucha imaginación- y oh sorpresa, una piba como un cañón, súper guapa jaté, supermodelo teojuro, que se queda en la misma pelota en cuanto el efebo chasquea los dedos, o sea todo un mensaje de trabajo, dignidad, frugalidad e igualdad (en el anuncio la mujer es un objeto como una casa) por el solo hecho de animar a la clientela a comprar el perfume del Paco ése. Y hay más ejemplos, pero no hay espacio.

Lo peor de todo no son los anuncios casi delictivos, por ser generoso que abundan por estas fechas sino la tontuna asfixiante de todos y cada uno de ellos –eres más gilipollas que un anuncio de perfume, dice un amigo mío-sino el hecho de que aparezcan en los medios como contrapunto al basurero en el que chapotea medio mundo. Un asco. De modo que desde aquí, liliputiense uno, mando una baliza de coherencia a la clientela potencial del mundo todo: boicot a los anuncios amorales y estúpidos sean cuales sean los productos que publiciten. Y una pedorreta bien sonora y navideña a cuantos medios de comunicación los insertan en sus espacios y acto seguido se ponen el traje de recolectores de estrellas. ¿Dónde están las OMIC,s, las OCU,s, las feministas, los punteros de la progresía? ¿Tal vez obnubilados por el chasquido del modorro del maletín del dinero, el cochazo y la pava?

Estaba cabreado y necesitaba decirlo. Ahora ya me siento un poco mejor.

Amigos/as todos/as: Feliz Navidad que no necesitamos elixires olfativos de nueva generación teniendo a mano la Lavanda de toda la vida.

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