La Audiencia provincial de Ciudad Real tiene previsto repetir entre el 9 y el 11 de febrero el juicio contra V.G.R. acusado obligar a una joven, que conocía, de mantener relaciones sexuales bajo amenazar de difundir en las redes un video de una relación anterior consentida en Porzuna.
La sección segunda tendrá que volver a juzgar unos hechos en los que dicto una condena absolutoria para el acusado en noviembre de 2019 por orden del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha que lo declaró nulo.
La Fiscalía encontró lo ocurrido constitutivos de un delito de agresión sexual, por el cual pide una pena de 10 años de cárcel y otro de amenazas por el que ha solicitado una pena de año y medio de prisión.
Los hechos, según el escrito de acusación al que ha tenido acceso Europa Press, se remontan a marzo de 2018 cuando el acusado y la presunta víctima, que se conocía desde los doce años de edad, tuvieron varios encuentro sexuales consentidos.
Ya en abril, el acusado «con ánimo libidinoso» le escribió un Whasapp para saber donde estaba mientras que la presunta víctima estaba acompañada de otras personas. Al comunicarle la joven que no quería «tener nada más» con él, la amenazó con difundir un video que había grabado en una de las ocasiones en las que mantuvieron sexo consentido.
Ante esto la joven quedó con el acusado en el parque de la localidad para hablar, insistiéndole este en que fuera sola diciéndole: «Ves sola, si no quieres k se lie».
«NO LLORES, QUE AL FINAL TE MATO»
El escrito también explica que una vez que se encontraron en el parque, el acusado le dio la alternativa que o tenían relaciones o hacía público el citado vídeo. Por este motivo, ella le dijo que por favor que tenían que hablar y, cuando pasaban por las inmediaciones de un callejón que da acceso a un descampado, el acusado se dio la vuelta y la empujó hacia el mismo.
Allí le dio golpes, según el fiscal, y le obligo a tener relaciones mientras le profería amenazas como: «No llores, que al final te mato» o «si sigues llorando, te pego un puñetazo» con el puño en alto. Por lo que ella, asegura el escrito, por miedo a que siguiera pegándole, consintió, intentando dejar de llorar para que el acusado no se enfadara más.
Cuando ya se marchaban, el acusado dijo a la joven que ella hiciera lo que quisiera, pero que el vídeo no lo iba a borrar y que tendría que mantener relaciones cada vez que él quisiera, para decirle posteriormente que en ese momento tenía apagado el móvil, pero que cuando llegara a casa, lo borraba.
También le dijo que una denuncia se pagaba y no pasaba nada, pero que si a ella se le ocurría denunciarlo, la iba a matar, haciéndole la cruz tres veces y diciéndole que se lo juraba.
Por su parte, recoge el escrito que una vez que fue explorada por el Equipo Psicosocial concluye que el testimonio aportado por la joven es compatible con una experiencia real vivida. De la exploración realizada se desprende que la misma presenta desajustes psicológicos con síntomas compatibles con un trastorno de estrés agudo.
Esta situación traumática ha generado en ella un cuadro psicopatológico que le produce importantes inadaptaciones en los distintos ámbitos de su vida y toda una serie de consecuencias a nivel cognitivo, psicosomático y social.
Además desde el mismo mes que ocurrieron los hechos, el acusado se encuentra en prisión provisional, comunicada y sin fianza y tiene una medida de alejamiento de la presunta víctima.
Por todo ello, además de la pena de prisión, la Fiscalía ha solicitado una prohibición de acercamiento o comunicación a menos de 200 metros de la joven por tiempo de 17 años y medio y una indemnización de 6.000 euros por el trastorno de estrés agudo producido más la cantidad de 6.000 euros por el daño moral.