Manuel Valero.– Uno no ha viajado mucho. Fuera de España, quiero decir, que sí he tenido la suerte de conocerla en gran parte, lo que me ha llevado a constatar que sería el mejor país del mundo sino fuera por las eternas peleas domésticas y ese ramalazo de achulado politicismo que nos caracteriza.
Aunque es una pelea partidista no sociológica. Los viajes al exterior, la mayoría los he hecho en coche dada mi fobia a volar. En avión, se entiende. Y así he recorrido Italia, Portugal, Marruecos y me he llegado hasta París por la carreterita. Tuve la oportunidad de visitar La Habana invitado por un profesor de Universidad y geólogo y no lo hice por mi terror a cruzar el Atlántico como una mosca por un charco. Él, Antonio Vega, fue quien revisó mi novela Ultramar, y como ya existía el correo electrónico fue por este medio que nos comunicamos.
No, este articulo no es un alarde de mi experiencia viajera que es muy poca en comparación con muchos de ustedes, seguro, de lo cual me alegro. Viene a cuento del español como lengua oficial del estado, cooficial autonómico u oficial propio en solitario de la lengua autonómica, que es donde está el hueso del melocotón. Allá donde he ido y con las personas con las que he hablado siempre se han referido a mi idioma como el español, no como el castellano. En Roma, Lisboa o en Bruselas (aquí sí lo hice en avión lo cual acrecentó mi fobia). El español, tal cual, al que se referían como idioma de forma natural y espontánea tanto marroquíes como lusos, como napolitanos o parisinos. Incluso en algunos locales leíamos el cartelito: on parle espagnol.
El español, ya saben, ese idioma que hablan tropecientos millones de seres humanos y en Iberoamérica con mucha más musicalidad, riqueza léxica y mimo que aquí, donde por mor de ese atavismo de vecinos malavenidos queremos encorsetar al castellano, como si fuera una lengua que sólo se habla en Castilla. Que fue el origen del español, claro está, por la deformación romance de la lengua oficial de Roma. Pero su connotación política promueve de nuevo esa línea de separación entre quienes tildan a la Lengua de Cervantes de castellano porque la palabra español en cualquiera de sus contextos les da grima. La marrullería política es capaz de todo y puede llegar a enhebrar un cabo de cuerda marinera por el ojo de una aguja con tal de justificar lo injustificable. Que la mayoría parlamentaria que ha aprobado el primer trámite de los Presupuestos Generales es legítima y legal políticamente nadie lo duda; que lo sea moralmente por el modo y las circunstancias en que se quieren aprobar otras leyes como la Celaá, de Educación, es otro cantar. Con la jerga de la letra tramposa de la Lomloe que se muestra cínicamente comprensiva con el castellano, lo que se propone en el fondo no es que las Comunidades bilingües o las administraciones educativas puedan garantizar la educación en la lengua elegida, sino que es la llave cedida a las comunidades históricas (otra aberración histórica) para arrinconar el español a un castellano político y cinscunscrito, blindando la lengua cooficial autóctona sin demonizar el castellano explícitamente. Es un modo de obligar desde la ley. En Cataluña se ya se inició con Pujol Corleone, el padrino uno, dos y tres de la Catalonia Free, con la inmersión lingüística sin más objetico que el de relegar la lengua oficial del Estado a un segundo plano en las aulas catalanas y dejarlo morir por adoctrinamiento, sin que Madrid hiciera nada por evitarlo porque eso era de farcistas (con r), que se escucha mucho por ahí, de tanto sobeo de una palabra que ha devenido en oquedad pura. Y porque se requerían los votos de don Jordi, como una oferta imposible de rechazar.
No ha gustado a todos, y no me refiero a populares, ciudadanos y voxeros, la Ley Celaá. Dentro del mundo indepe se quejan de que se queda corta y eso de cooficialidad aún les levanta sarpullidos. Pero lo realmente patético es el argumentario del Gobierno A (el de los socialistas) para justificar lo que no es sino un logro del Gobierno B (el de los podemitas). Hablan de que no es lo mismo lengua oficial que vehicular, cuando es un hecho evidente que la vehicular que es la lengua en la que se enseña, lleva parejo en el contexto independentista una fuerte dosis de catequesis.
Sin embargo, no deja de ser sorprendente que los catalanes y vascos que viajen a América, la del Norte, el Centro o el Sur, da igual, recurran a la Lengua Imperial del Estado Español para hacerse entender. No me imagino a un catalán en Buenos Aires preguntando por algún lugar en la lengua vehicular y oficial de Lluis Llach; a un vasco, menos porque ni siquiera allí el euskera tiene una extensión de rebaño, pese al semillero de las ikastolas.
Todo es política pura y dura. Legítima porque la mayoría parlamentaria lo es. Y ahí se queda. Una ley de Educación, otra, que será de nuevo derogada cuando haya alternancia en el Gobierno con el plácet de Pablo Iglesias junior (casualidades de la Historia, un homónimo del fundador del PSOE, la termita del mismo)… y vuelta a empezar.
En una situación de libertad real, cada cual debería ser libre para elegir cómo quiere ser enseñado, él o sus hijos, si en español o catalán y contar con todo el apoyo técnico, logístico y presupuestario para aquí sea. Lo contrario es ir pasito a pasito para borrar de las calles identitarias, el idioma en que han sido escritas novelas impresionantes como Pedro Páramo, El siglo de las luces o Cien años de soledad, de Rulfo, Carpentier, García Marquez, o los poemas canciones de Silvio Rodríguez, aunque como digo no deja de ser una hilarante paradoja que si un catalán o un vasco viajan a Montevideo por turismo o por trabajo, no dejen de hablar en el mismo idioma que un gaditano: el español. Porque la lengua oficial propia no les sirve para nada. Por lo demás, supongo que del Ebro para abajo será una mayoría aplastante la que esté hasta el gorro del tedioso, pelma y aburrido bucle catalino.
Bueno, lo que se plantea es garantizar el aprendizaje en lengua castellana y en lengua cooficial, como recoge la Constitución española, los estatutos de autonomía y las distintas normativas autonómicas. No hay más…..
No, Charles, no eso, en mi opinion
De todas formas este cambio tiene un recorrido efectivo mínimo. Y por mi parte se lo podían haber ahorrado desde el que denominas Gobierno en B.
Las cosas van a seguir igual. La Pública de las regiones con dos lenguas cooficiales seguirá usando la lengua autonómica, mientras que la Concertada y la Privada lo harán en Castellano, como lo han hecho siempre.
A saber: Galicia, Euskadi,Catalunya, Baleares y Valencia NO van a cambiar nada. Sin embargo Catalunya u Euskadi son las malas para la derecha. Galicia, que hace lo mismo, no. No es un poco chorra? Que la lengua forma parte de la doctrina indepe? Claro! Pero tiene mil veces más fuerza la tele, las redes sociales o la radio y eso ayuda a que el Castellano siga estando presente. Y a que los catalanes so sean en masa indepes.
Y en el resto de España…ya me dirás en qué nos afecta…Aquí en Castilla La Mancha no sabemos ni hablar Castellano….como has dicho, quienes lo miman son los latinoamericanos.
Ojalá y esta discusión se centrara en el aprendizaje del inglés, francés o alemán para que este país deje de ser de analfabetos en lenguas extranjeras que se cabrean porque no quieren usar una de las lenguas más habladas y bonitas del mundo: el Castellano, mi lengua.
Porque el Euskera y el catalán son muy bonitos, pero de poco sirven a nivel internacional.
Amigo Hobbesm, aunque te asista la razón de que la concertada esté en una línea más acorde con ideas de derechas y religiosas, que es otro cantar, la clave reside en una palabra: libertad para poder elegir y en las mismas condiciones. El asunto de la enseñanza concertada es otro debate. Gracias.
Charles, Charles en el pesebre no os queréis enterar ni del trueno…
Oiga usted Valero, no le parece que imponer algo a alguien que no lo quiere, en este caso el español,es alejarlo más aún. Decía mi abuela que se cazan más moscas con miel, que con hiel.
Té vosté raó, peró en ocasions no s,ha fet la mel per a la boca de l,ase
Perdóneme, Valero, que me ría de sus cosillas. Es lo que tiene frecuentar en demasía esa lógica de mesa camilla o de barra de bar a la que tan aficionado se muestra artículo tras artículo.
Porque ¿ dónde está la hilarante paradoja? Yo no encuentro lo hilarante ni, desde luego, lo paradójico. La gente, catalana o vasca, madrileña o cántabra, extremeña o andaluza trata de hacerse entender allá donde va. Si un catalán se encuentra en México pedirá en cualquier puesto callejero una enchilada o un burrito ,en español. Y si viaja a un país de habla inglesa, se expresará o chapurreará en inglés para que lo entiendan.
Y sí, español. Mi idioma es el español. Pero, por favor, procuren no enfangar más de lo necesario. Ya circulan por las redes imbecilidades relacionadas con el asunto en forma de bulos absurdos, del tipo : el español ya no es la lengua oficial del Estado. Ah no, dije yo, ¿ y cuándo se ha reformado o derogado el artículo del preámbulo que consagra esa oficialidad? Porque yo no me he enterado.
Lo hilarante está en que si los catalanes fueran coherentes y pusieran en práctica con la vehemencia que lo hacen aquí la defensa identitaria de su lengua sería un acto de dignidad hablarla en el caso de Iberoamérica. Pero fíjese, veo más coherente a un catalán hablando en inglés en Buenos Aires que en la lengua imperial de la España que les roba. Parece absurdo pero es más honesto. En cuanto a mi opinión personalisima del asunto catalán, hace tiempo que hubiera convocado un referendum con el deseo intensisimo de que saliera que sí a la independencia, previo ajustes de cuentas contables me refiero. Y aun más si pudiera desmembrarse Cataluña y apareciera en mitad del Pacifico como una isla rica y próspera, miel sobre hojuelas. Pero, ¿sabe? ¿Què se apuesta a que en un referendum directo a lo bestia con todo explicadito, pros y contras, van los catalanes y votan mayoritariamente No a la independencia? Saludos y ría, es sano.
Pablo Iglesias ¿junior? Acaso es hijo del fundador del PSOE, y yo sin enterarme?. Mucha defensa de la lengua de Cervantes, pero la pervertimos una barbaridad. Léase en el DRAE cuál es la utilización correcta de júnior. Con tilde, por supuesto.
Es una licencia periodística, Diego. A quien le sugiera la expresión «Pablo Iglesias junior» que es hijo del otro Pablo Iglesias… pues qué quiere que le diga… En ese contexto yo lo catearía si fuera profe de Literatura. Por lo que a mi respecta ya me gustaría dominar la Lengua de Cervantes más de lo que la domino, mucho más. Pero me consuela el hecho de saber que no la pervierto. Saludos.
En nuestra Constitución, tan sagrada para los que la usan como arma arrojadiza, no se llama «español» a la lengua oficial de España. Miren el artículo 3.1 y verán que se llama «castellano».
Lo de «lengua vehicular» fue un invento del Sr. Wert, de infausto recuerdo por la ley que lleva su nombre y que ahora pretenden mejorar. En ninguna ley anterior figuraba tal expresión, por innecesaria, dado que en todas, y también en la que ahora están debatiendo en el Congreso, se contempla expresamente la obligatoriedad de todo el alumnado de saber la lengua oficial de España.
Y no es que yo defienda la ley de Educación que sustituirá a la vigente, pues me parece insuficiente para lo que podía esperarse y muchos esperábamos, del Gobierno de Coalición, es que me parece un insulto a la inteligencia el uso del tema de la lengua que hace la derecha y los fascistas para seguir en su permanente acoso y derribo del gobierno…
En la Constitucion los padres de la misma pusieron castellano para evitar sensibilidades nacionalistas y favorecer un mayor consenso. En la práctica y la costumbre español y castellano aluden a una misma lengua. Y difiero de usted, quienes retuercen el asunto lingüístico son los indepes con la comprensión fáctica del actual Gobierno. En cuanto ha fascista esvtriste que una palabra tan indeseable haya devenido en nada de tanto usarla…colo la simplificación argumental.
En la Constitucion los padres de la misma pusieron castellano para evitar sensibilidades nacionalistas y favorecer un mayor consenso. En la práctica y la costumbre español y castellano aluden a una misma lengua. Y difiero de usted, quienes retuercen el asunto lingüístico son los indepes con la comprensión fáctica del actual Gobierno. En cuanto ha fascista esvtriste que una palabra tan indeseable haya devenido en nada de tanto usarla…colo la simplificación argumental.
Situación lamentable la que enfrenta la segunda lengua más importante del mundo, en su propia casa. Osado o estúpido (no sé) envié un comentario a un periódico de Barcelona en años recientes, diciendo que España se debatía en una guerra lingüística no declarada, y la situación actual, reflejada en su artículo, confirma, para mal de todos los hispanohablantes, que es abierta.