Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan .- Cuando llevamos nueve meses luchando a brazo partido con el virus SARS-CoV-2 y cuando después de recuperar una cierta normalidad, la segunda ola del virus está volviendo a reducir nuestra movilidad, es el momento de volver a mirar hacia la Mancha, y más a la comarca cervantina de don Quijote y Sancho Panza.
La Mancha de don Quijote está ahora más cerca que nunca, sigue ofreciendo sus enormes recursos a los visitantes. Esta comarca cervantina delimitada por Tembleque, Puerto Lápice, Quintanar de la Orden y Argamasilla de Alba, lugares que Miguel de Cervantes citó en su inmortal novela, ofrecen una auténtica inmersión cultural y literaria en la obra del genial manco. Y dentro de esta comarca cervantina se encuentran El Toboso, el lugar de Dulcinea, y Campo de Criptana, villa molinera donde muchos autores sitúan la batalla de don Quijote contra uno de ellos.
Casi en el centro geográfico de esta comarca cervantina está Alcázar de San Juan, con título de Corazón de la Mancha. Desde esta ciudad los demás lugares están muy cerca.
«Tan cerca», como aseguraba Sancho Panza, está El Toboso, que no es un pueblo de ficción, es la patria real de Dulcinea, y merece la pena visitarlo. Por El Toboso don Quijote y Sancho entraron y pasearon por sus calles. Un visitante actual puede darse de bruces con los muros de la iglesia ubicada en el centro del pueblo y pasear por las mismas calles y callejones antes de llegar a visitar la Casa de Dulcinea. Completar la visita en el Museo Cervantino es poder admirar una de las mayores colecciones del mundo sobre Quijotes e iconografía de la novela.
Puerto Lápice conserva una venta antigua donde poder creer ver en la pila de su patio a don Quijote velar armas, contemplar sus cuartos y bodega y degustar platos típicos manchegos y cervantinos, como unos Duelos y Quebrantos o un guiso de las bodas de Camacho.
Cuando visiten Campo de Criptana, sentirán la misma sensación que don Quijote cuando se enfrentó a los más de 30 o 40 molinos que había en aquel campo y que don Quijote confundió con gigantes. Hoy quedan diez de ellos, pero se conservan en perfecto estado y siguen impresionando al visitante, más aún cuando están en plena molienda y se tiene la ocasión de estar en la camareta superior escuchando el fragor de las piedras al moler y el girar de las aspas (revestidas con sus lonas) al viento. El primer domingo de cada mes, si el viento no lo impide, se organizan moliendas en uno de los molinos de viento.
Una antiquísima tradición, recogida por los primeros comentaristas del Quijote y por algunos biógrafos de Cervantes, afirma que, en los sótanos de una casa de Argamasilla de Alba, conocida por Casa de Medrano, sufrió prisión Miguel de Cervantes y Saavedra, comenzando allí la redacción de su singular novela El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha. Se sabe que a comienzos del siglo XVII la casa pertenecía a la influyente familia Medrano: originalmente, era un caserón manchego en dos alturas alrededor de un patio y diversas dependencias distribuidas por el resto en planta baja. Hoy, la casa tiene una sola planta, con portadas de acceso a la calle Cervantes, realizada con paramentos encalados y zócalos azules.
Muy cerca se hallan Las Lagunas de Ruidera y la Cueva de Montesinos, donde tuvo lugar una de las más famosas aventuras de nuestro famoso caballero.
Antes o después de cada salida en busca de estos lugares cervantinos, en Alcázar de San Juan, con muchos recursos donde comer y dormir, se puede visitar el Museo del Hidalgo, donde documentarse sobre cómo vestía, cómo estaba surtida su cocina o su despensa, qué recuerdos se traía de sus viajes y en general como vivía. Conocer las dos azulejerías que sobre el Quijote existen en la ciudad, la de la Fonda y Sala de Espera de la estación que fue declarada en 2016 Bien de Interés Cultural por la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha y también la azulejería del parque Cervantes, al aire libre, que es una de las pocas en el mundo (si no la única) que en sus imágenes está representado el Quijote completo desde el inicio hasta el final. Subir al cerro de sus molinos de viento y tener una visión a la redonda del horizonte manchego. Y poder apreciar la partida de bautismo de Miguel de Cervantes Sabedra, que se conserva en la iglesia de Santa María y que según la tradición alcazareña es del autor del Quijote.
Al paso por Tembleque, es muy recomendable visitar su plaza mayor, una de la plazas más pintorescas y reconocibles, emblema del barroco popular del siglo XVII, en uno de sus laterales se construyó en 1654 en Ayuntamiento. La plaza fue diseñada para cumplir una doble función, la puramente urbanística como centro de la vida de la población y también la de plaza de toros, una de sus tres puertas era, además de acceso, callejón de toriles. La última corrida de toros se celebró en 1984.
Vivimos en la Mancha, tierra de don Quijote, su cuna, su solar y donde tuvieron lugar sus andanzas y aventuras, se trata de un elemento diferenciador que ningún otro destino turístico posee. Esta comarca tiene mucho que ofrecer y dispone además de una magnífica infraestructura hotelera y una hostelería de primer orden que sabe acoger y fidelizar a nuestros visitantes de manera espléndida y profesional.
Es por tanto un momento muy apropiado y oportuno para que esta Sociedad Cervantina invite a todos a que vengan a conocer el Corazón de la Mancha.