La presidenta nacional de AFAMMER, Carmen Quintanilla, ha participado en la mesa de análisis sobre las dificultades que afrontan las mujeres más vulnerables en situaciones de crisis económica enmarcada en la VIII Cumbre de Mujeres Juristas organizada por el Ilustre Colegio de Abogados de Madrid.
Quintanilla ha realizado un análisis de la situación en la que se encuentran las mujeres que residen en el medio rural tras la pandemia del coronavirus. En este sentido recalca que durante los meses del confinamiento a consecuencia del coronavirus han servido para que gran parte de la sociedad mire hacia el medio rural como el entorno que hace posible que las personas puedan contar con alimentos saludables en la mesa.
«La pandemia ha puesto de manifiesto la fortaleza del mundo rural y a la agricultura y la ganadería como primer pilar. Hay que aprovechar esta mirada hacia el mundo rural para acabar con la masculinización de este entorno y con las barreras a las que aún se enfrentan las mujeres”, afirma la presidenta nacional de la Asociación de Familias y Mujeres del Medio Rural.
Romper con la masculinización rural para asegurar el futuro del campo
Quintanilla considera que acabar con las desigualdades que “aún sufren las mujeres rurales” es fundamental asegurar el futuro de los pueblos.
Entre las barreras con las que se enfrenta este colectivo señala el hecho de que siguen siendo ellas las que se encargan en mayor medida del cuidado de la familia y de las personas dependientes; de las mayores tasas de desempleo que sufren las mujeres jóvenes del medio rural en comparación con las que residen en las ciudades; su escasa presencia en órganos de decisión y en los consejos rectores de cooperativas y empresas, así como aquellas barreras por el simple hecho de vivir en un entorno que cuenta con menos servicios y peores infraestructuras.
La mujer rural sufre en mayor medida la pandemia del COVID
Carmen Quintanilla afirma que las mujeres se han llevado la peor parte de la pandemia del coronavirus. “El coronavirus ha evidenciado las desigualdades porque se han dejado de lado los objetivos de igualdad firmados por la mayoría de los gobiernos”, expresa.
Pero considera que el aislamiento, la falta de oportunidades, y la mentalidad patriarcal aún imperante ha multiplicado las consecuencias para un colectivo “ya de por sí vulnerable”.
«Mujer rural es futuro, es justicia
y es la vida que podrá mantener los pueblos de España, nuestro campo y la mayor
parte del patrimonio artístico y natural de todo el país”, sentencia.