En conmemoración del Día Mundial del Ictus, que se celebra el 29 de octubre, la Fundación Casaverde difunde su DECÁLOGO DEL ICTUS con el objetivo de divulgar el alcance, las consecuencias y medidas de prevención de esta enfermedad.
1.- El ictus se ha convertido en la enfermedad del siglo XXI con una prevalencia cada vez mayor. Es la primera causa de muerte en mujeres, segunda en hombres y primera causa de discapacidad.
2.- Los ictus continúan aumentando en los grupos de edad más jóvenes, lo que supone un enorme impacto en cuanto a los años de vida perdidos ajustados por la calidad de vida, repercusión social y familiar.
3.- Gracias a los avances en el conocimiento de la enfermedad, sabemos que el 80% de los factores de riesgo son controlables, por lo que hasta 8 de cada 10 ictus podrían ser evitables con un buen control de estos factores de riesgo. Es necesario, por tanto, concienciar a la población para establecer políticas de promoción de la salud.
4.- La Estrategia en Ictus del Sistema Nacional de Salud (SNS) permite la organización de los sistemas de atención mejorando la identificación de los síntomas y teniendo acceso al recurso asistencial necesario, aunque la disponibilidad de las Unidades de Ictus y su tratamiento sigue siendo irregular por territorios, lo que pone de manifiesto la necesidad de mejorar la equidad para acceder al mejor tratamiento en fase aguda.
5.- La activación del Código Ictus consigue que la mayoría de los pacientes sean atendidos con la mínima demora en hospitales con Unidades de Ictus, reduciendo significativamente los tiempos de atención, lo que permite aumentar de forma muy importante el número de personas tratadas, reduciendo la mortalidad en más de un 50% de los casos.
6.- Más allá de la fase aguda, los objetivos de salud a alcanzar en la atención de un paciente que ha sufrido un ictus son la reducción del grado de discapacidad, la necesidad de adaptación del paciente a su entorno, la preservación del máximo potencial funcional y la prevención de la aparición de otro episodio de ictus.
7.- Tras un ictus, la intervención precoz del médico rehabilitador permite diagnosticar la discapacidad, comenzar la intervención rehabilitadora adecuada, prever los recursos futuros y apoyar la integración social y/o laboral del paciente.
8.- En el ámbito de la neurorrehabilitación en la fase postaguda, los factores claves son la continuidad, la coordinación asistencial, los programas de atención individualizados y los equipos de neurorrehabilitación altamente especializados e interdisciplinares, que permitan una atención temprana, intensiva y de calidad.
9.- La atención primaria es el ámbito idóneo para el seguimiento y control de los pacientes crónicos para prevenir reagudizaciones del ictus inicial y enfermedades asociadas a este, sin olvidar su aportación a la coordinación asistencial con atención especializada en el ámbito hospitalario y la continuidad de cuidados como un recurso esencial de la recuperación y la adaptación del paciente afectado por ictus.
10.- El Sistema Nacional de Salud debe seguir avanzando en la fase prehospitalaria y aguda, pero sobre todo en la rehabilitación y cronicidad, sin olvidar la importancia de cuidarnos a nosotros mismos. Cuidar de nosotros mejora nuestra calidad de vida y la de los demás.
La Fundación Casaverde lleva trabajando 16 años en el desarrollo de proyectos de investigación, programas de formación y jornadas y foros de sensibilización sobre enfermedades neurológicas y discapacidad.