Jesús Parra León, colaborador del centro Europe Direct Ciudad Real.- Toda Europa ha sufrido los estragos del SARS-Cov-2, un nuevo virus que ha modificado por completo nuestra forma de comportarnos en sociedad, así como nuestra rutina o la forma de desplazarnos.
Dentro de unas semanas llegará la época en que millones de estudiantes alrededor de toda Europa empezarán un año más a ir a clase. Sin embargo, en esta ocasión no será un año más, la amenaza de la COVID todavía no ha cesado, sino que parece volver.
Por ello, en este artículo, revisaremos el impacto que el coronavirus ha tenido en los objetivos de la UE y alguna de las estrategias adoptadas o planeadas por diversos países europeos para estructurar el nuevo año escolar (en este caso, España y Finlandia, un país mucho menos golpeado por la pandemia).
En el caso del país nórdico,el Instituto de la Salud y el Bienestar, dependiente del Ministerio de Educación y Cultura finlandés, publicó el pasado 4 de agosto una serie de pautas e instrucciones que debían ser exigibles a los estudiantes, poniendo especial énfasis en los más pequeños. Estas instrucciones tienen como objetivo reducir el riesgo de infección en colegios y guarderías para proteger la salud de los estudiantes y sus familiares mientras reciben un derecho tan básico como es el de educación.
La norma finlandesa está basada en buena parte en las instrucciones dictadas esta primavera (pues en el país nórdico sí fue posible reanudar las clases antes de la llegada del verano) que señala, entre otras medidas, la exigencia a padres y alumnos de no asistir a clase si los últimos tuvieran síntomas de una enfermedad respiratoria (así lo prevé también la española), hasta que se dilucide correctamente en un test.
También se exige mantener una distancia de seguridad, de 1 a 2 metros, entre alumnos y evitar aglomeraciones. Para ello, deberán modificarse las actividades que puedan facilitar la transmisión de la COVID, gozando los profesores fineses para ello de amplia flexibilidad y libertad a la hora de enseñar. Además, cobra especial importancia la higiene corporal y de vías respiratorias al toser o estornudar. Si bien se exige evitar cualquier contacto físico innecesario, considera que los docentes deberán asegurarse que los niños reciban tanto afecto y atención como habitualmente necesitan.
Los Gobiernos de ambos paísesasistirán a las instituciones en la organización de las clases y la actividad escolar, así como introducirán enmiendas temporales en la ley para adecuarse a la situación actual de pandemia.
Los estudiantes siguen teniendo el derecho a la comida escolar gratis del que disfrutaban antes de la pandemia, apoyo escolar, orientación y otros beneficios, que se consideran intrínsecos dentro de la enseñanza ycuyasupresión podría dañar gravemente la calidad de la misma. Además, los oficios que requieran de una práctica en un entorno de trabajo deberán ser examinados a través de otras situaciones que involucren la práctica.
Por otro lado, las pautas dirigidas para la educación superior recogen la posibilidad de cursar el año de manera no presencial. Si se retrasaran las clases por causas relacionadas con el coronavirus se tendrá en cuenta esta posibilidad para no ver dañado el derecho a la educación, al igual que la ministra ha previsto un derecho a la no presencialidad para algunos alumnos que lo soliciten.
Desde el Gobierno de Finlandia se ponderó en cada fase de la pandemia qué derecho era el más importante y cómo podían o no mantenerse las restricciones en cada momento,y acabó por priorizarse el derecho a la educación de calidad frente a una situación que cada vez iba a mejor. De esta forma, en palabras de la ministra de Educación, Li Andersson, «No podemos continuar así (con las escuelas cerradas) porque es epidemiológicamente insostenible, pero podemos mantener la higiene en las aulas y asegurarnos de que tanto estudiantes como alumnos estén a salvo».
En los países nórdicos, la costumbre de llevar mascarilla no tiene arraigo. Dehecho, el Instituto de Salud y Bienestar finlandés no lo incluye entre sus recomendaciones. El mismo Ministerio en su página web señala cómo en Suecia, país que ha mantenido abiertos los colegios durante la pandemia,se reportaron 49 casos de gente menor de 20 años por cada 100.000 habitantes, mientras que en Finlandia, que había cerrado los colegios desde mediados de marzo hasta mediados de mayo, la ratio era de 52/100.000.
Mientras tanto, en España está pendiente de celebrarse una conferencia a finales de agosto entre los diferentes presidentes autonómicos para ultimar la actuación frente a la vuelta a las aulas. Un acuerdo que, casi con toda seguridad, se basará en la Orden Ministerial del pasado 24 de junio, suscrito por todos los gobiernos autonómicos salvo País Vasco y Madrid.
El Gobierno español también considera imprescindibles las facilidades y las habilidades que proporciona la educación presencial, en el preacuerdo de juniose señala que el año académico comenzará en septiembre y tendrá un mínimo de 175 días lectivos, en todas las enseñanzas y niveles educativos.
Como las competencias en Educación se encuentran parcialmente cedidas a las Comunidades Autónomas, estas tendrán también la capacidad de elaborar planes de contingencia para los problemas que puedan surgir relacionados con la pandemia durante el curso. Gobierno y Comunidades se comprometen a recuperar el aprendizaje perdido o no retenido adecuadamente por los estudiantes por la situación del confinamiento y la rápida y, para algunos, defectuosa adaptación a las nuevas circunstancias a través de plataformas online.
Al igual que en el caso finlandés, se pretende reducir el ratio de alumnos por aula, como también existirá una distancia de seguridad entre los pupilosque planteará la autoridad educativa junto con las demás pautas a las instituciones de enseñanza. Asimismo,proporcionarán a los docentes la información y formación necesarias para la vuelta a su trabajo y los centros, a su vez, deberán informar de las normas de higiene que establezcan las administraciones a los estudiantes.
La brecha digital entre los alumnos y sus familias también es un punto central en el acuerdoycorresponderá a las Comunidades Autónomas reducirla y garantizar que todos los alumnos reciben una atención de calidad y aprenden los conocimientos necesarios. Tampoco se prevé el cierre de comedores ni la suspensión del servicio de transporte escolar.
Sin embargo, los sindicatos de maestros han tachado de insuficientes las medidas que se plantearon el mes de junio, aunque todavía hemos de estar pendientes del resultado de la próxima reunión.
La UniónEuropea tiene entre sus principales objetivos reducir la desigualdad y garantizar que todos los niños europeos en riesgo de pobreza tengan acceso a la educación en igualdadde condiciones que el resto. De hecho, la mejora de las condiciones educativas y de su digitalización es otra de las prioridades, y así ha ayudado a 3,5 millones de jóvenes al año a conseguir una formación o trabajo, como establece la presidenta Ursula von der Leyen en las orientaciones políticas para la Comisión Europea (2019-2024).La lucha contra la COVID tampoco podrá parar el Espacio Europeo de Educación, previsto para 2025, una red de universidades europeas que facilitará la movilidad entre países.
Si algo ha quedado claro este año es que, pese a que estemos a poco de entrar en la tercera década del siglo XXI, la educación a través de medios tecnológicos, concretamente la que requiere el seguimiento conjunto por decenas de estudiantes, no es aún lo suficientemente eficiente ni las familias, atrapadas en el sistema laboral español que dificulta la conciliación familiar, lo tienen fácil para hacerse cargo de sus hijos durante todo el día si no pueden dejarlos en el colegio mientras trabajan y tienen que vigilarlos en su uso de las nuevas tecnologías. Tampoco todas las familias tienen acceso a la tecnología que las clases online necesitan (conexión a internet, ordenador…), lo que profundiza aún más la desigualdad que tanto el Gobierno español como la UE están tratando de erradicar.
Por ello, los expertos de ambos países han llegado a la conclusión de que la educación que mejor satisface las necesidades del alumno es la presencial. Así, el hipotéticodaño al derecho a la integridad física y a no enfermar no se ve especialmente dañado por el derecho a la educación, porque con unas medidas higiénicas y preventivas suficientes el riesgo se minimiza y la atención a los estudiantes será de calidad.