El derecho de las mujeres rurales al pleno empleo

Carmen Quintanilla Barba (Presidenta Nacional de AFAMMER) .-Celebramos un año más el Día Internacional de la Mujer Rural, un día que en la IV Conferencia Mundial de las Mujeres celebrada en Pekín, donde 30.0000 mujeres de todo el mundo, pertenecientes a organizaciones no gubernamentales de 189 países acreditados, y en dónde también estuvo AFAMMER, se decidió que debía ponerse en marcha la reivindicación de un día dedicado internacionalmente a la mujer rural.

Trece años después este día sigue siendo una fecha clave para la Asociación de Familias y Mujeres del Medio Rural porque nos permite volver a incidir en los aspectos que se abordaron en aquella IV Conferencia Mundial de la Mujer y que todavía hoy por hoy seguimos sin alcanzar, entre ellos, el derecho de las mujeres al trabajo, al pleno empleo y a que su trabajo sea reconocido.
 
Por eso este año, en AFAMMER hemos querido celebrar este día reivindicando el empleo, que ha es nuestro lema en esta ocasión. Porque por mucho que queramos avanzar en que desaparezca la discriminación salarial de las mujeres; en la lucha contra la violencia de género, que es la mayor lacra social que vivimos en la actualidad o por mucho que queramos  en alcanzar mayores cotas en la toma de decisiones por parte de las mujeres, si no avanzamos en empleo difícilmente podremos avanzar en lo demás.

{mosgoogle}El empleo es el pilar fundamental para que las mujeres podamos tener la capacidad de decidir sobre nuestra vida y nos da la independencia económica necesaria para decidir sobre nosotras mismas. Por eso este año quiero aprovechar esta celebración para reivindicar el pleno empleo para las mujeres rurales cuya tasa de actividad reconocida no llega al 40% cuando la Estrategia de Lisboa establece el 60% y que, además, sufren muchos más obstáculos a la hora de encontrar un puesto de trabajo que las mujeres del mundo urbano y eso provoca que muchas mujeres jóvenes tengan que renunciar a quedarse en sus pueblos de origen y emigrar a las ciudades para poder tener un futuro profesional.

La pregunta entonces es: ¿cómo podemos conseguir que estas mujeres permanezcan en el territorio rural? Y la respuesta es que se debe proyectar la acción del empleo a través de la formación, como herramienta fundamental para el acceso de las mujeres rurales al mercado laboral y de la canalización de proyectos que nos llegan desde la Unión Europea como el Leader.

Además, AFAMMER ha apostado desde siempre por la formación de las mujeres a la carta, programando aquellas enseñanzas que han demandado en función del territorio en el que viven. Una formación que nos ha llevado a contra hoy con 20 casas de turismo rural dirigidas por mujeres, a montar cooperativas de transformación de productos de numerosos tipos. En definitiva, potenciar el carácter emprendedor de muchas de las mujeres que viven en nuestros pueblos y que han decidido crear su propio puesto de trabajo a través de cooperativas o del autoempleo como autónomas.

Pero para que ello sea posible en el futuro, para que las cosas se hagan bien los recursos lleguen de verdad y con eficacia a nuestras mujeres, es preciso que antes se realice un estudio previo del territorio. Porque no podemos pretender hacer el mismo desarrollo rural, ni el mismo desarrollo en materia de empleo en una zona que en otra porque cada una tiene su propia indiosincrasia, sus propias características y porque no podemos meter pueblos pequeños y grandes en el mismo saco. Por eso hay que planificar y avanzar ordenadamente.

Todo esto es lo que queremos reivindicar desde AFAMMER coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer Rural. Un día que para nosotras, por un lado,  es un día de alegría, y por otro nos sirve para hacer un llamamiento al resto de la sociedad, para que reconozca que el medio rural, que nuestros pueblos, nuestras familias y nuestras mujeres tienen mucho que aportar en valores, solidaridad y compromisos. Un día en el que, de nuevo, queremos poner sobre la mesa una apuesta fuerte para el mantenimiento y la conservación de nuestros pueblos de forma que no sigan despoblándose, envejeciendo y, desgraciadamente, desapareciendo. Un día para la esperanza desde el convencimiento de que nuestro medio rural tiene un futuro y ese futuro depende en gran medida de sus mujeres, de las mujeres rurales, de esas mujeres que han escrito su propia historia y que quieren seguir escribiéndola en el futuro.

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