Jesús Millán Muñoz.– La Colección Prinzhorn iniciada por el historiador del Arte y psiquiatra Hans Prinzhorn empezó a conservarla cuando empezó a trabajar en la Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Heidelberg a partir de 1919.
– La intención fue coleccionar y conservar el arte que realizaban pacientes psiquiátricos, por diversas razones, entrar en su mente más profunda, que estos empezasen a expresarse y por tanto, fuera un modo de conocimiento y entendimiento, una forma de expresión de los mismos seres humanos, una manera de terapia, una forma de comprensión de las diversas manifestaciones de patologías psicológicas y psiquiátricas.
Se conservan actualmente unas veinte y seis mil obras de unas cientos de personas o autores o artistas. Prinzhorn publicó un libro en 1922 que analizaba el arte y estas obras en relación a diversas enfermedades y patologías psicológicas. La colección en los avatares de la segunda guerra mundial estuvo a punto de desaparecer.
Actualmente la colección se ha engrandecido y enriquecido con obras de diversidad de lugares distintos, expresándose en diversidad de géneros: dibujos, pinturas, esculturas, collages, bocetos.
– A veces, pienso o sueño, que el arte que se realiza, sin esperar compensación económica o de fama o de notoriedad, es un arte más profundo y más esencial, sea el autor autodidacta o sea académico o sea marginal. Ese arte no busca, diríamos ninguna recompensa exterior, no espera que el mundo del arte, el coleccionismo, el museísmo, la crítica, y todos los demás sistemas de intermediación, no espera nada de ellos, solo un sujeto realiza arte, por diversas razones internas o externas, quizás condicionado por estar en una institución psicológica, quizás, por estar en su casa, quizás, porque quiso ser artista de joven, ahora de mayor o viejo, continúa con ello, sabiendo que no obtendrá nada, y que sus obras están dirigidas a la destrucción y el olvido.
En esta colección-museo tiene un carácter esencialmente, obras de personas, que en algún momento de su existencia, pasaron por una situación grave de salud psíquica. Realizaron obras en diversos lugares del mundo, y que han terminado en esta institución, que empezaron en esta clínica psicológica y psiquiátrica, como una forma de entendimiento y comprensión del ser humano, de la mismidad y la esencialidad humana.
A lo largo de los años y décadas, se han ido creando y coleccionando diversas entidades en el mundo con este mismo fin. Ciertamente, con diversidad de pareceres, desde el arte psicológico y psiquiátrico con pacientes ingresados, o autores autodidactas en diversidad de situaciones. Pero hay que entender, que no todas personas con marginalidad social o con problemáticas psicológicas realizan obras de alto nivel estético. Aunque todas con el arte o las artes pueden expresar su mundo interior, y deben hacerlo.
Existen dentro de estos grupos, personas, que tienen un alto nivel estético y conceptual, y que sus obras, además de expresar sus dificultades internas, expresan y nos dicen algo, coherente estéticamente, algo que tiene un nivel estético y plástico importante, obras que nos dicen o podemos interpretar mucho sobre nosotros. Al final, las influencias de este arte se ha ido extendiendo por diversas tendencias del arte de vanguardia del este último siglo. Ha tenido influencia en muchos autores que sus pinturas están colgadas en los grandes museos del arte contemporáneo actual.
Quizás, la especie humana, está conformado neurológicamente, para el arte o las artes, tenga una necesidad imperiosa para expresar con formas o colores o sonidos o palabras o movimientos o todo junto, sus realidades más profundas. Quizás el arte o las artes, como el viejo maestro Aristóteles tiene la función de la catarsis, al ver una representación exterior, sea una tragedia de teatro, sea una pintura o dibujo, nos lleva a lago profundo de nuestro ser. Se nos desvela o revela algo de nuestro ser. Al percibir algo exterior a nosotros, de alguien que no somos nosotros, captamos algo de nosotros mismos. O al expresar algo de nosotros mismos, y materializarlo en una canción o en un movimiento de danza o en palabras o en colores-dibujos-formas, expresarmos algo conciente e inconsciente de nosotros mismos. Dejamos fluir nuestra conciencia más profunda, o al menos parte de ella, dejamos que el chorro del interior fluya, y de ese modo, nos equilibramos un poco más, dejamos un poco la angustia-sufrimiento-pena-desaliento-desesperanza o quizás la alegría-felicidad que llevamos dentro.
Somos un misterio y un enigma para nosotros mismos. Me parece, que este podría ser el resumen o síntesis, de gran parte de esta colección de arte. Y, digo arte con todo el sentido y profundidad, en la medida que la conozco. Por supuesto, que estas miles de obras de este museo-colección, como todo lo realizado por los seres humanos, tiene una multiplicidad de sentidos, es decir, psicológicos, sociales, culturales, estéticos, artísticos, personales de diversidad de personas, etc. Pero aquí, nos fijamos en dos, en su valor artístico en sí, y de alguna manera, que valoremos a las personas, que por unas razones u otras, tienen graves problemas psicológicos.
Quizás, si físicamente usted, ni yo, podamos viajar a Heildeberg a visitar este museo-colección, quizás le invito que a través de libros o Internet bucee en la mar profunda de usted mismo, a través de estos dibujos y pinturas…