Luis Mario Sobrino Simal.- La churrería chocolatería “La Glorieta” es uno de tantos pequeños negocios de la capital que está sufriendo los efectos económicos de esta pandemia. María José es quien lo regenta con parte de su familia y me recibe en la puerta en donde nada más entrar veo sobre una mesilla un bote de gel “antivirus”.
El local está acondicionado respetando las medidas de seguridad impuestas por la normativa. Separación entre mesas, carteles informativos, señalización en el suelo, mampara en el mostrador, guantes, mascarillas, pantallas y los churros en la cocina…
Pregunta.- En este primer día de reapertura en esta pre nueva normalidad, ¿cómo ves el comienzo?
Respuesta.- Pues hoy no creo que haya mucho movimiento, es el primer día, le gente aún no lo sabe. Creo que va a ser tranquilo.
P.- ¿Has tenido que invertir mucho?
R.- Invertir de momento no mucho pero creo que conforme vayan pasando los días, sí; sobre todo la mampara…
P.- ¿Cómo será tu trabajo y al menos hasta que salgamos del estado de alarma?
R.- El trabajo será un poco agobiante por el tema de mascarilla y la pantalla, más que nada por el calor ahora que se acerca el verano. Aunque al final te acostumbras a todo.
P.- Podías haber abierto antes pero lo haces hoy. ¿Cuál ha sido la razón?
R.- Podía pero no compensaba económicamente.
P.- ¿De esta pandemia, debemos aprender algo positivo que nos sirva para el futuro? Veo que no utilizas bolsas de plástico para entregar los churros, sino de papel.
R.- Creo que bueno aprender aunque en este mundo estamos de todo…
Creo que hemos aprendido a tener el ambiente más limpio. En cuanto a las bolsas de papel, ya las utilizaba desde mucho antes del cierre. Son más ecológicas.
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