Carta de una pequeña gran mujer

Fernando González.– Hoy si fuera capaz de que un solo niño cuando lea esto, dejara de su sufrir mis carencias y mis porqués, hoy sólo con eso me sentiría una niña más feliz. 

Sé que soy pequeña, sé que tengo todavía mucho que aprender en la vida por injusticias, por errores ajenos y propios, y por circunstancias que me harán crecer como persona… pero espero no perder mi inocencia de ser una pequeña gran mujer. 

Cuando hoy, mi presente es sufrir dolor y no ser capaz de entender a los que se dicen mayores, hacen que mi inocencia se vuelva oscura, me faltan razones para entender a los mayores, a esos que me educan y de los cuales mañana seré el fruto de lo que hoy mi corazón no me deja entender, y mi cabeza no me sabe explicar. 

Desgraciadamente, aunque soy muy pequeña, ya conozco conceptos como el rencor, ego, resentimiento, odio…además los sufro. En cambio, supuestamente me están intentando inculcar los mayores que hay que compartir, amar, y sobretodo me están intentando explicar lo que significa el perdón. 

Me vuelvo loca… porque lo que ellos me intentar enseñar es lo que no hacen, y en cambio siendo tan pequeña estoy viviendo, sufriendo y aprendiendo sin querer hacerlo, los conceptos negativos que no debería conocer, soy pequeña. 

Y cuando hago esta reflexión, me pregunto que si sería tan difícil que los mayores aprendieran un poquito de los pequeños. Tal vez si no hicieran las cosas desde ese odio, ese rencor, y supieran de una vez por todas aplicar el perdón y la razón que yo tengo que aprender según ellos, estoy segura que nadie el día de mañana me podría reprochar que no he crecido en el amor, creciendo con mi ingenua felicidad….soy pequeña. 

Pero la verdad es muy distinta a lo que parece. Mi verdad es que estoy creciendo viendo y aprendiendo lo que no debo, sobretodo porque aunque los mayores se crean que soy feliz, no lo soy. Empiezo a crecer demasiado rápido porque estoy empezando a sufrir sinsentidos que jamás podré olvidar. 

Nadie me está educando para que aprenda a vivir sin mi padre, para que me enseñe a entender por qué me están quitando el derecho a crecer con él…. nadie me está educando para saber que el tiempo que me estoy perdiendo de quererlo y amarlo, porque es mi padre, el día de mañana hará en mí una persona vacía de sentimientos. Vacía y fría de un amor incondicional, que como soy pequeña tengo todo el derecho a tener. 

Tengo 7 años, y hoy si fuera capaz… cambiaría que cuando sea mayor no me reconozca por haber escrito esta carta. 

Si hoy fuera capaz, jamás cambiaría dejar de ser lo que hoy quiero ser, porque soy pequeña os lo recuerdo. Jamás cambiaría porque nadie podrá prohibirmelo, de ser hoy…

LA PEQUEÑA GRAN MUJER DE MI PAPÁ 

Se lo dedico a todos los niños que hoy no son felices como yo… no es el virus quien no me deja ser feliz. 

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