Puertollano: Música en el crepúsculo

Santos G. Monroy.- La música que resuena en los balcones, el haz de luz de los móviles, los gritos de ánimo, los aplausos. Son la munición que a las ocho de la tarde, y cada 24 horas, se descarga contra el silencio, la oscuridad, el confinamiento y la soledad.

Los puertollanenses han vuelto a agradecer de esta manera la hazaña cotidiana de quienes se juegan el tipo, y el de sus familias, en la lucha contra el coronavirus. Sanitarios, dependientes, transportistas, oficinistas, funcionarios, operarios de la petroquímica. Gracias, os grita el pueblo de Puertollano.

La convocatoria de este lunes ha marcado el crepúsculo de una jornada marcada por un colchón de silencio en las calles desiertas. A las absurdas colas en los supermercados registradas a primera hora de la mañana (a lo largo de toda la jornada se han podido adquirir sin problemas la mayoría de los productos en diversos establecimientos) se ha sucedido la quietud de un estado de excepción.

«Este es un mensaje de la Policía Nacional». En las calles, la megafonía de los vehículos policiales conmina a la ciudadanía, enmascarada en telas verdes, aferrada a sus bolsas con manos enguantadas, a permanecer en sus casas, como en una siniestra distopía totalitaria o una pesadilla biológica de ciencia-ficción.

A las 20.00 horas ha estallado la música en los balcones. El viva España de Manolo Escobar. El resistiré del Dúo Dinámico y de Mónica Naranjo. La melodía de trompeta desde un mirador. El canto de una mujer desde las barandas de la tarde. Son los sonidos de la esperanza, el estallido de color en la negrura. Y ahí seguirán encontrando al pueblo de Puertollano. Duro y decidido en la oscuridad de la epidemia, como lo fueron sus antepasados en las tinieblas del tajo de una mina. Ánimo, pueblo de Puertollano. Mucho ánimo, valor, y paciencia.